Mostrando las entradas con la etiqueta ESPIRITUALIDAD-Y-ORACIÓN-CARMELITA. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta ESPIRITUALIDAD-Y-ORACIÓN-CARMELITA. Mostrar todas las entradas

NUESTRO LENTO VIAJE DE AMOR HACIA LA PALABRA DE DIOS-III

El Dios de la Biblia es el Dios de nuestra vida

Una pieza central de este viaje para el pueblo de Dios fue el Éxodo: la liberación de la esclavitud, el paso a través del desierto y la entrada en la Tierra Prometida. El poder de esta experiencia guió a la gente a través de una historia a menudo tortuosa. Una y otra vez, en sus tiempos de angustia, los hijos de Abraham reflexionaron sobre la fidelidad de Dios haciéndolos libres. Encontraron fuerza y fortaleza al encontrar la revelación de este Dios del Éxodo en su difícil situación a lo largo de los siglos.

Lo mismo es cierto de la muerte y resurrección de Jesús. Esta expresión última del amor salvífico de Dios se ha convertido en la puerta de entrada al nuevo día, el Nuevo Éxodo, en la historia cristiana. La Cruz y la Resurrección son nuestra esperanza constante sin importar a dónde nos lleve la vida en este valle de lágrimas.

El punto central de la historia de la salvación en la Biblia es que los libros en toda su variedad y profundidad son el resultado de la experiencia de Dios de la gente. El poder y el significado de la Biblia es que el mismo Dios del Pueblo Elegido es el Dios en nuestra propia vida. La palabra en la Biblia es la luz que nos permite encontrar la realidad de la presencia continua de Dios en nuestro tiempo. Estamos invitados a participar en el llamado y la promesa, la peregrinación a través de la historia al Reino de Dios. El don de la palabra de Dios en la revelación de la Biblia es siempre una llamada a una nueva vida y nuevos horizontes.

El don de los profetas


En la duodécima semana del Tiempo Ordinario, hay algunas lecturas diarias excepcionales del Segundo Libro de los Reyes. El primer evento en 721 aC trata sobre la destrucción del Reino del Norte. El segundo, en 587 aC, describe la destrucción del templo y el exilio del Reino del Sur. A todas luces, Dios había abandonado su compromiso con su pueblo elegido. Hubo pocos momentos más oscuros en toda la historia de la familia de Abraham.

En este período tan intenso de desesperación y desesperanza, Dios inspiró a tres de los más grandes profetas de las Escrituras judías a proclamar su presencia una vez más.

Jeremías fue un profeta de fatalidad. Se enfrentó a la prosperidad cómoda y materialista que llevó a la negligencia de la práctica religiosa y un egocentrismo en el descuido total de su herencia religiosa. Él predijo el caos que se avecinaba,

Ezequiel compartió el mismo mensaje de Jeremías, pero se unió al pueblo en el exilio. Esto lo llevó a cambiar su tono. Atrapado en la desesperación total y la pobreza completa de la vida en Babilonia, cambió a un mensaje de profunda esperanza y compasión.

Isiah habló sólo un mensaje de consuelo y liberación. Su voz resonó en los últimos y más oscuros días antes del regreso a Jerusalén. Su mensaje de hermosa confianza en Dios a menudo se describe como el presagio del evangelio.

Si bien estos profetas hablaron en los tiempos más sombríos, hablaron en los momentos más decisivos en la larga búsqueda de Israel de la verdadera experiencia de Dios. La gente fue despojada a su condición más débil y vacía. Vinieron a Dios con las manos verdaderamente vacías.

Estos profetas tenían un poderoso mensaje de fe renovada en el Dios de sus antepasados. Pidieron una revitalización de las viejas tradiciones de ver a Dios actuando en la historia. Ellos lideraron la lucha para regresar a la verdadera adoración y la práctica de observar las enseñanzas de Moisés.

De la oscuridad y la desolación de cincuenta años del destierro babilónico, encontramos algunas de las enseñanzas espirituales más perspicaces de las Escrituras judías. Particularmente fuerte es el compromiso implacable con el monoteísmo. No hay más Dios que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

En la experiencia del exilio, tenemos una invitación a nuestra propia experiencia. Nuestros tiempos más oscuros nos encuentran despojados de nuestra condición más débil y desesperada. Somos libres de ver con una nueva claridad y poder nuestra total dependencia de Dios. En nuestra pobreza, somos atraídos a un nuevo estallido de perspicacia: ¡solo Dios puede salvarnos y liberarnos!

Ahora las palabras de la Biblia, con una vida de familiaridad cansada, se transforman con una nueva autoridad y luz para revelar a un Dios que siempre escucha el clamor de los pobres. En nuestra debilidad, ahora sabemos que este es nuestro grito. Dios no nos abandonará.

Ya sea en la pandemia o en una crisis familiar, la pérdida de un trabajo o un niño con problemas, una vida de hostilidad racial o sexual, un aumento continuo de una violencia generada por armas de fuego o la violación constante del don de la naturaleza, hay esperanza. La Palabra de Dios ha hablado. El amor vencerá. Necesitamos abrazar ese mensaje en la realidad de nuestra oscuridad y lágrimas. La historia de la salvación es verdaderamente nuestra historia.

Unión con Dios


"La Palabra de Dios es algo vivo y eficaz, más afilado que cualquier espada de doble filo, penetrando entre el alma y el espíritu, las articulaciones y la médula, y capaz de discernir los reflejos y pensamientos del corazón. Ninguna criatura está oculta de él, sino que todo está desnudo y expuesto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas". Heb 4:12-13.

En el corazón de la historia bíblica de la salvación está el llamado. Desde Abraham hasta Jesús, el llamado es siempre una parte central del mensaje. A medida que evoluciona la claridad del mensaje, la llamada se abre al destino final, la peregrinación a Dios. Estamos llamados a ser uno con Dios. Esta unión con Dios es la vocación compartida y final de todos los hijos de Dios.

A medida que nos damos cuenta constantemente de cómo Dios está clara y convincentemente en nuestras vidas, hay consecuencias para nosotros. Dios siempre quiere más y está trabajando para transformarnos a imagen de su Hijo. Este llamado al cambio nunca es fácil.

La palabra de Dios es de hecho una espada de doble filo que abre la parte de nuestra vida que trabajamos duro para mantener oculta. Somos llamados por la palabra, expresada en la Biblia y también en nuestra experiencia de vida, a ser la semilla que cae en la tierra para morir, solo para brotar a una nueva vida y dar el fruto del Reino de Dios por nuestra entrega al llamado de Dios.
Compartir:

NUESTRO LENTO VIAJE DE AMOR HACIA LA PALABRA DE DIOS-II

La experiencia de Dios del Pueblo Elegido

Recuerdo un simple gesto en una de mis clases hace algún tiempo. Un esposo llegó tarde y le dio un beso corto y afectuoso a su esposa de muchos años mientras se sentaba a su lado. Ese beso fue bastante modesto pero expresivo de una realidad profunda. No fue solo una muestra de afecto. Llevó el peso de su viaje mutuo para bien o para mal, en la enfermedad y en la salud a lo largo de las décadas.

La Biblia es como ese beso. Es una historia de amor entre Dios y su pueblo. Es simple pero también extravagante. Refleja una historia de lealtad humana, ambivalencia y rechazo que abarca siglos.

Los relatos de la creación en Génesis tienen su propio estilo. Transmiten un mensaje profundamente simbólico. Contienen ideas profundas sobre la experiencia humana y nuestra realidad histórica. Su descripción de la empresa humana tiene sus raíces en tres relaciones fundamentales y profundamente conectadas: con Dios, con el prójimo y con la creación. El relato del Génesis relata un quebrantamiento básico en estas tres interacciones vitales. Esta es la realidad del pecado. Nuestros padres marcan la pauta. Lo seguimos.

El pecado nos lleva a tomar el lugar de Dios en el centro de toda realidad. Nos negamos a reconocer los límites de ser criaturas. Mientras que la Biblia es la historia de la salvación, la necesidad de salvación fluye de las historias de rebelión humana reveladas en los primeros once capítulos de Génesis.

El Papa Francisco tiene un nombre para este pecado que nos ubica en el centro de la experiencia histórica de hoy. Él lo etiqueta como un "relativismo práctico" nosotros mismos en el centro, dando prioridad absoluta a nuestra conveniencia y comodidad inmediatas para que todo lo demás se vuelva relativo. Este relativismo, una expresión poderosa y generalizada del pecado en nuestros días, conduce a la explotación y el abandono de los demás en todo tipo de formas. Las personas se reducen a objetos. El abuso de otros, especialmente económica, racial y sexualmente, es una consecuencia natural de esta forma de pensar. Este enfoque presenta las fuerzas invisibles del mercado, la trata de personas, el crimen organizado, el tráfico de drogas y el uso indebido desenfrenado de la tierra, el aire y el mar, junto con los bosques y toda la vida animal. Todas estas fuerzas destructivas fluyen de esta falsa visión y negación de la dignidad humana. Otra expresión de este pecado es la rutina de "usar y tirar" de un consumismo maligno. Esta corrupción cotidiana de nuestro medio ambiente genera un vasto desperdicio que está destruyendo nuestro ecosistema.
Compartir:

NUESTRO LENTO VIAJE DE AMOR HACIA LA PALABRA DE DIOS

Reflexión I

Era 1954, nueve años antes del Vaticano II. Estaba completamente listo para irme al seminario Carmelita. Mi dilema era que todavía tenía un regalo de una gran Biblia. Como la mayoría de los católicos en ese momento, no tenía interés en la Biblia. Sin embargo, tenía un gran amor y respeto por mi párroco que me lo había dado. El amor por mi mentor ganó. A regañadientes tomé la Biblia.

A lo largo de los años, continué arrastrando la Biblia conmigo hasta que en mis últimos años de estudios, comencé a usarla. Después de aproximadamente una década de entrenamiento en el seminario, finalmente comencé a desarrollar algo de aprecio y un poco de entusiasmo por la Biblia. Poco a poco, fui aprendiendo que mi espiritualidad estaba completamente desprovista del don de la Palabra de Dios. Fue solo después de que las enseñanzas del Vaticano II comenzaron a filtrarse en mi conciencia en mis primeros años como sacerdote que comencé un viaje que condujo al verdadero amor por la Biblia. Ahora, después de sesenta años como sacerdote, no pasa un día en que no aprecie más la Biblia. Es una fuente de sabiduría y luz y una guía para la experiencia diaria.

Una de las claves para mí en el camino de la ignorancia y la indiferencia al amor y el compromiso por la Palabra de Dios fue esta. Comencé a entender la Biblia como una historia que es, de hecho, nuestra historia.

Compartir:

LA TERCERA MORADA

Segunda parte
La tercera morada deja en claro que la oración personal profunda es la forma de ir más allá del poder restrictivo de nuestro quebrantamiento personal. Es la fidelidad a la disciplina de la oración diaria lo que abre el camino a la libertad y la sanación, el servicio y el amor por los demás.

Conformarse con menos

Hemos llegado a la tercera morada porque somos fieles a una vida moral seria y responsable. Nuestra oración crece en importancia a medida que se vuelve más profunda y personal. La mayoría de las veces, estamos comprometidos con una comunidad de apoyo. Para muchos, la participación en la liturgia y en la vida de la Iglesia es una parte primordial de su forma de vida.

Sin embargo, el autoengaño juega un papel importante en la tercera morada. Aprendemos lentamente que el egoísmo no ha sido conquistado por nuestro gran progreso en dejar la segunda morada. Aprendemos que la humildad es escasa.

Tendemos a crear una imagen de Dios bajo nuestra gestión. Comenzamos a actuar como si tuviéramos un plan mejor que Dios. La tentación de diluir al Jesús de los Evangelios a un modelo más cómodo rara vez se resiste.

Conformarse con menos es el fuerte tirón en la tercera morada. El llamado de Dios para más es suave pero inflexible. Queremos echar raíces, crear un mundo donde marquemos la dirección. El deseo de control domina. El instinto de evitar más luchas dicta el programa.

La gran tentación de esta crisis es la del compromiso. Mostramos un exterior sincero, pero en el interior, hay una disminución creciente del dinamismo del discipulado y el amor. Tendemos a introducir en nuestras vidas derivados y sustituciones del Evangelio. Hay una gran atracción por ajustarse a los estándares mundanos. Un deseo de una carrera y de transformar el radicalismo cristiano en un enfoque más cauteloso surge lentamente. Buscamos posiciones, prestigio exterior, sin considerar si esto corresponde a las demandas que Jesús hace sobre nuestras vidas.

La justicia propia se convierte en un hecho de la vida en la tercera morada. Es bastante difícil tratar con personas tan envueltas en petulancia. Nos convencemos de que somos las víctimas, pero en realidad nuestros patrones egoístas lastiman a los demás. Teresa tiene una recomendación para tratar con personas atrapadas en este vínculo: la compasión. La mayoría de las veces no estamos listos para la corrección, por lo que necesitamos recibir paciencia y aceptación amable.

La actitud de "mi camino o la carretera" es una tentación común en la tercera morada. Lo hacemos en un estilo religiosamente sofisticado, pero la realidad es la misma. Prevalece la tendencia a la rigidez hacia nuevas ideas y, a menudo, hacia nuevas personas.

El joven rico

La historia del joven rico es bastante útil. "Desde el momento en que comencé a hablar de estas moradas, he tenido a este joven en mente. Porque somos literalmente como él..." (C.I 3.1.6)

Teresa dice que los residentes comparten parte de la carga del joven que se alejó de la invitación de Jesús. "Cuando el joven escuchó esta declaración, se fue triste porque tenía muchas posesiones". (Mateo 18:16-23)

Todos decimos que queremos seguir a Jesús. Pero como hay necesidad de mucho más sacrificio para poseer al Señor por completo, las palabras son insuficientes. La acción es la respuesta. El ir y venir de la tercera morada es el amor de Dios y el amor del mundo tirando del corazón. En última instancia, necesitamos descubrir la profundidad de nuestro quebrantamiento personal. Sólo entonces, experimentaremos nuestra profunda necesidad de la misericordia amorosa de Dios.

Cuando reflexionamos sobre el contraste entre el joven que se alejó y los discípulos, tenemos una buena idea de las elecciones de las terceras moradas. Los doce caminaron por el camino a Jerusalén con miedo y confusión. Sus sueños de poder, privilegio y prestigio se escapaban cada hora. Su fidelidad reacia a Jesús destruyó lentamente no sólo sus sueños sino su control. Sin embargo, al final, no se fueron. Finalmente permanecieron fieles. Estas opciones de vida o muerte son la materia de la tercera morada.

Cuando decidimos resistir el llamado a pasar a las demandas de la cuarta morada, pagamos un precio. Es la justicia propia, la plaga de la mayoría de los individuos e instituciones religiosas. Esto sucede cuando no hay suficiente amor y especialmente no hay suficiente humildad. Entonces capitulamos ante la prudencia humana. Teresa dice que en esta morada la razón todavía domina el amor. Sólo un amor profundamente arraigado nos llevará hacia adelante a la nueva vida de contemplación que nos atrae en la cuarta morada.

"Con la humildad presente, esta etapa es excelente. Si falta humildad, permaneceremos aquí toda nuestra vida, y con mil aflicciones y miserias. Porque como no nos habremos abandonado, este estado será muy laborioso y oneroso. Caminaremos mientras estaremos cargados con el barro de nuestra miseria humana, que no es así con aquellos que ascienden a las moradas restantes". (Castillo interior. 3.2.9)

La cuarta morada te espera. Es el puente. Es el comienzo de la contemplación que purifica y transforma en el camino hacia la unión con Dios en la séptima morada.
Compartir:

EL CASTILLO INTERIOR: LA TERCERA MORADA


Primera parte
La tercera morada es donde los "buenos" se convierten en "malos". Sólo cuando se reconocen a sí mismos como "chicos malos" son capaces de comenzar verdaderamente el viaje para convertirse auténticamente en "buenos" a través de la humildad y la misericordia de Dios. Es como el Evangelio que se repite una y otra vez, ¡ganarás perdiendo!


Establecerse

Santa Teresa de Ávila escribió su clásico, El Castillo Interior, para explicar cómo experimentamos a Dios en la vida, y más específicamente, en el viaje espiritual que conduce a Dios. Ella establece siete niveles o moradas en este viaje. El objetivo final es ser uno con Dios en total entrega.

En las dos primeras moradas, señala cómo tenemos un encuentro inicial con lo trascendente. Este es el comienzo de un compromiso más consciente con la realidad divina. Esto conduce a una eventual conversión moral. Nos lleva a la tercera morada. Este es el escenario para la mayoría de los que se toman en serio el llamado cristiano.

En la tercera morada, experimentamos alivio de la lucha moral consumidora de la segunda morada. Hay una sensación de haber llegado a un muy buen lugar. Tenemos una clara percepción del progreso contra las fuerzas del mal. Sin embargo, el conflicto del bien y el mal nunca está lejos de la superficie y lejos de terminar.

El crecimiento real ocurre en la tercera morada. El reto de la nueva situación es evitar engañarnos a nosotros mismos. La lucha continuará, pero la inclinación es disfrutar de la victoria. La gran tentación de la tercera morada es una falsa sensación de haber llegado. Dios no se satisface tan fácilmente. La angustia de la tercera morada es el reto de seguir adelante.

Queremos establecernos. Dios quiere que el viaje progrese con toda la debida prisa. Teresa lo tiene claro. Hay siete moradas, no tres. La tensión es entre Dios invitándonos a seguir adelante y nuestro sentido de logro que nos atrae a echar raíces. El drama de la tercera morada tiene lugar en la lucha por resolver este conflicto. Un tema importante a abordar es tomar conciencia de la total inevitabilidad de nuestro quebrantamiento personal.


Autoconocimiento: El salvavidas

No es de extrañar que el autoconocimiento, y su verdadera fuente, la humildad, se vuelvan críticos para el progreso en esta parte de la estructura espiritual de Teresa. La mayor diferencia entre la tercera morada y las dos predecesoras surge del hecho de que nuestro egoísmo pasa a la clandestinidad, a menudo tomando el disfraz de virtud. Se esconde detrás de buenas obras y multitud de buenas intenciones. Una tarea importante de la tercera morada es identificar este autoengaño con una nueva profundidad de autoconocimiento. El crecimiento en la humildad conduce a la libertad de los confines ondulantes de la inflación del ego y la distorsión inflexible de la auto-grandiosidad.

Teresa declara dos cuestiones críticas para el progreso en la tercera morada. Necesitamos perseverar en nuestra determinación de seguir adelante. Necesitamos contrastar el egoísmo de nuestra pecaminosidad con el amor de Dios revelado en Cristo crucificado. La oración es la principal fuente para aclarar estas preocupaciones en nuestra búsqueda.

"Aquellos que viven en esta tercera morada tienen que reconocer que no sólo necesitan ofrecerse generosamente al Señor, sino recuperarse de sus fallas. Tienen que comprometerse en una tarea más difícil: aceptar que Dios tiene planes que van mucho más allá del proyecto actual, por generoso que sea, y dejarlo tomar la iniciativa, especialmente cuando es una sorpresa y altera las propias estrategias". (IC.3.1.4)

La visión fundamental para todas las enseñanzas de Teresa

Dios, como Creador y Salvador, es el destino de toda la humanidad y de toda la creación. Este destino divino es la fuente de la belleza y la dignidad de cada persona. Al mismo tiempo, nuestro quebrantamiento nos lleva a centrarnos en nosotros mismos. Estas dos fuerzas son la raíz de la lucha humana entre el bien y el mal, la gracia y el pecado. Por lo tanto, como humanos somos esplendor y maravillamos más allá de nuestro alcance como la imagen de Dios. En el lado oscuro, también estamos en constante retiro del amor divino. Todos comparten esta condición humana profundamente defectuosa. Esta dualidad impregna todas las enseñanzas de Teresa. Teresa enfatiza nuestra realidad fracturada en todo momento. Somos pecadores, pero somos pecadores amados y perdonados. Estamos llamados a vivir en un mar de misericordia divina.

Para Teresa, la humildad es la verdad que ilumina toda la realidad humana para ayudarnos a centrarnos en Dios. La humildad nos permite aceptar a Dios como el Creador que es amoroso y misericordioso. La humildad nos permite aceptarnos a nosotros mismos como la criatura pecaminosa, amada y perdonada. La humildad nos ayuda a abrazar nuestra condición y poner todas las cosas en el orden adecuado con una rendición a la voluntad de Dios que nos envuelve en una aceptación y misericordia interminables. La humildad es siempre el camino a seguir hacia Dios, pero especialmente en la tercera morada. La oración es fundamental para la búsqueda del tesoro escondido que es la humildad.

Teresa dice: "Créanme, todo el asunto no radica en si usamos o no el hábito religioso, sino en esforzarnos por practicar las virtudes, en entregar nuestra voluntad a Dios en todo, en poner nuestra vida de acuerdo con lo que Su Majestad ordena para ello y en desear que se haga su voluntad, no la nuestra. Ya que es posible que no hayamos llegado a esta etapa, ¡humildad, como he dicho! La humildad es el ungüento para nuestras heridas". (IC 3.2.6)
Compartir:

LA SEGUNDA MORADA

Segunda parte

(En las segundas moradas queda claro que Teresa no está interesada principalmente en ofrecer un método de oración. Su objetivo es describir la creciente conciencia del individuo de la experiencia de Dios. Ella está describiendo el viaje al centro donde Dios espera. La oración es el camino a seguir que exige dejar ir el egoísmo).

En este momento de progreso en la oración, el diablo se vuelve más activo. Él hace que los buenos viejos tiempos de los placeres mundanos y la indulgencia parezcan mejores que nunca. Por otro lado, la experiencia de nuestro sentido de la mortalidad expone la vanidad de gran parte del anhelo del corazón. En este conflicto, tan representativo de las segundas moradas, el corazón clama: "¡Todavía no Señor, un poco más tarde!" La batalla está en marcha. Esta es la clara expresión de la ambigüedad del corazón en los lugares de la segunda morada. Un rotundo "¡Sí!" es seguido por un más rotundo, "¡Quizás un poco más tarde, Señor!"

Teresa observa: "¡Pero oh Dios mío, cómo el hábito del mundo entero de involucrarse en vanidades lo vicia todo!" (IC 2.5)

En esta gran lucha de las segundas moradas, se expone el quebrantamiento humano básico: el pecado y la gracia, la cizaña y el trigo, la luz y la oscuridad. Las palabras de Marcos en 7:21-22 describen el lado oscuro: "Malos pensamientos, falta de castidad, robo, asesinato, idolatría, codicia, malicia, engaño, libertinaje, envidia, blasfemia, arrogancia, locura". Las palabras de Pablo en Gálatas 5:22 describen el camino de la luz: "amor, gozo, paz, paciencia, bondad, confianza, mansedumbre y dominio propio".

En esta gran batalla de luz y oscuridad que emerge en las segundas moradas, Teresa dice que no hay arma más grande que la cruz. (C.I 2.6) La mística Carmelita quiere decir que necesitamos mantener nuestros ojos en cristo crucificado. Necesitamos medir el amor apasionado e ilimitado del Calvario contra nuestra mezquindad y resistencia a este amor. Nuestra vida, en constante búsqueda de consuelo, contrasta con Jesús en la cruz.

Una vez más, esto lleva a Teresa a enfatizar el autoconocimiento en relación con este gran amor revelado en nuestro Misericordioso Salvador.

"Bueno, ahora, es tonto pensar que entraremos en el cielo sin entrar en nosotros mismos, llegando a conocernos a nosotros mismos, reflexionando sobre nuestra miseria y lo que le debemos a Dios y rogándole a menudo por misericordia". (C. I 2.11)

Teresa enfatiza que nuestra oración en esta etapa temprana debe evitar el egoísmo. No necesitamos buscar consuelos. El enfoque debe ser hacer la voluntad de Dios. Esto es lo que exige la oración auténtica.

"No pienses en lo que concierne a la perfección que hay algún misterio en cosas desconocidas, o que aún no se han entendido, porque en perfecta conformidad con la voluntad de Dios yace todo nuestro bien". (CI 2.8)

Dios tiene un plan para nosotros. Es la voluntad de Dios para nuestra felicidad. Es mejor que cualquiera de los innumerables planes que creamos en la búsqueda de la felicidad. El plan de Dios, esa es la voluntad de Dios, es una invitación al amor que se abre a la libertad total y al gozo para siempre. Teresa no se cansa de señalar que todo lo demás es absolutamente intrascendente fuera de la voluntad de Dios que nos llama al amor y a la vida eterna.

En respuesta a las luchas que dominan las segundas moradas, el estribillo continuo de Teresa es la perseverancia. "Tampoco debes desconsolarte si no respondes de inmediato al Señor. Su Majestad sabe bien cómo esperar muchos días y años, especialmente cuando ve perseverancia y buenos deseos. Esta perseverancia es muy necesaria aquí. Uno siempre gana mucho a través de la perseverancia". (CI 2.3)

Esta perseverancia conduce a la conversión moral. Los apegos y adicciones de un estilo de vida desenfrenado exigen atención. El paso a la libertad requiere la elección de los verdaderos valores sobre la satisfacción personal. Los patrones de toda una vida necesitan ceder en esta agitación personal que es la conversión. La oración y el servicio abren el camino para la gracia de Dios. Los malos amigos tienen que irse y los consejeros sabios deben ser perseguidos. En el compromiso con estos cambios, la persona logra un sentido de estabilidad moral que es fruto de la perseverancia. Sin esta elección básica de bondad sobre mal, gracia sobre pecado, el único movimiento es hacia atrás hacia el caos fuera del castillo. Esta elección de Dios sobre la criatura es el camino a seguir hacia las terceras moradas.

La historia del hijo pródigo ofrece una visión final de la experiencia de las segundas moradas. El hijo aprendió por las malas que una vida de placer desenfrenado termina en la desesperación de "alimentar a los cerdos". Llegó vacío. Finalmente vio la inutilidad total de su elección de la buena vida. Esta es a menudo la experiencia de la segunda morada.

El hijo empobrecido desarrolla una narrativa para el padre que sufre desde hace mucho tiempo. Aceptará su culpa y se convertirá en un siervo. Es un juego de la misericordia o ingenuidad del padre. Calculó mal de nuevo, al igual que en su partida a la gran ciudad. No pudo ver la magnitud del amor y la misericordia del padre. Este despertar también es característico de la segunda morada.

Este mensaje de misericordia y amor divinos crece en claridad y belleza en cada una de las moradas sucesivas en el Castillo Interior.
Compartir:

LA CRISIS DE LA NOCHE OSCURA Y ELÍAS NUESTRO MODELO-05


Sección uno

Para La Noche Oscura de Juan de la Cruz, la contemplación y la acción de la transformación de Dios en nuestras vidas son realidades íntimamente conectadas. Para Juan, “La contemplación no es otra cosa que una pacífica, secreta y amorosa infusión de Dios, la cual si el alma le permite pasar, infunde un espíritu de amor.” (La Noche Oscura 1.10.6)

Los sentidos, la mente, el corazón y el ser completo necesitan estar preparados para esta nueva acción de Dios. Esta es la tarea de la Noche Oscura. Como vemos a Dios, y más aún, cómo experimentamos a Dios es ahora sometido a un cambio completo. Nuestro auto entendimiento es desafiado profundamente para entrar a las profundidades no exploradas. Ahora estamos dejando ir y haciendo espacio. Los apegos preciados largamente y las profundamente arraigadas adicciones están cayendo por los lados. El falso ser está comprometiendo todos sus recursos en un intento final contra el poder del amor. Este movimiento gradual de toda una vida de oscuridad lleva a mucha más luz en el regalo de la contemplación.

El resultado inmediato de este torbellino de cambio es una embestida de confusión personal que lentamente da paso a una paz absorbente. En este nuevo y profundo encuentro con Dios, rendición y aceptación son los caminos para avanzar. Dejar ir y permitir a Dios se toma en una intensidad totalmente diferente. Hay un grado novedoso de claridad de quién es Dios para nosotros y cómo lo experimentamos. En lugar del gran progreso, muchos otros niveles de crecimiento aún nos esperan en esta peregrinación hacia Dios.

Este crecimiento espiritual usualmente sucede en medio de una crisis personal. Nos preguntamos, ¿vale la pena toda la lucha? ¿Cómo puede mantenerme fiel cuando estoy viendo rechazo aparente y fallas en muchos niveles? Todos los esfuerzos familiares por manipular a Dios para proteger nuestros planes no funcionan más. Estamos ahí parados y desnudos en nuestra condición de criaturas. Las limitaciones nos aplastan por todos lados.

Debajo de la confusión personal y la ansiedad está la Noche Oscura y la Contemplación, esta extraordinaria acción de Dios. Sencillamente no estamos preparados. Nuestros sentidos y nuestra mente, y especialmente nuestro corazón, necesitan ser purificados para la abrumadora nueva realidad de los nuevos compromisos de Dios dentro de nosotros. Ahora el lenguaje divino del silencio está dominando. Teresa lo explica de esta manera: Nuestros pensamientos vagan por las afueras levantando todo tipo de estragos mientras que en nuestro centro el alma puede estar completamente unida con Dios. No lo vemos porque nuestro ser completo necesita purificación para funcionar a este nuevo nivel de actividad divina.

La transformación que estamos viviendo está cambiando radicalmente como nos relacionamos con los demás, con el mundo y con Dios. Estos cambios profundos en nuestro ser nos permiten experimentar a Dios en una manera que nos libera y crea una nueva apertura a la voluntad de Dios.

Hay una llamada al amor que nos apremia a trabajar por la justicia y la paz. Ahora sentimos el dolor de la creación de Dios que es tan abusada en nuestro tiempo. El llanto de los pobres y de la creación no son una amenaza sino una invitación a la acción. Los Carmelitas tienen una bella descripción de esta interacción de la Noche Oscura y la contemplación en sus Constituciones, # 17 “La contemplación es una experiencia transformadora del amor todopoderoso de Dios. Este amor nos vacía de nuestras limitadas e imperfectas formas humanas de pensar, de amar y de comportarnos, transformándolas en maneras divinas.”

Al final, la Noche Oscura se une con la contemplación para liberarnos para seguir a Jesucristo de una manera completa y generosa.

En la segunda sección de esta reflexión, vamos a ver al profeta Elías como un modelo para el viaje desconcertante de La Noche Oscura que lleva a la contemplación.

Sección dos

ELÍAS EL CONTEMPLATIVO


Elías, junto con María la Santa Madre, son los modelos de los Carmelitas. Parte de la historia de Elías en el primer libro de Reyes es un ejemplo revelador del pasaje a la contemplación. Elías acaba de experimentar un magnífico triunfo contra los profetas falsos del dios Baal en el Monte Carmelo. Durante este conflicto Elías ha desafiado al pueblo para elegir: “¿Cuánto tiempo le darán vueltas al asunto? Si el Señor es Dios síganlo; si es Baal, síganlo.” (I Reyes 19-21)

Después de la gran conquista de Elías, hay un cambio irónico de eventos. De repente, aparece en escena la Reina Jezabel. Ella promete matar a Elías antes que se ponga el sol. En una negación salvajemente incongruente de todo el poder de su conquista y triunfo en el Monte Carmelo, Elías huye en temor y desesperación. En el viaje, cae por el agotamiento físico y emocional. Dios le envía un ángel para darle alimento y esperanza para moverse al Monte Horeb.

En el Monte, Elías tiene una experiencia religiosa totalmente fuera de su bien definida conciencia religiosa y expectativas. Aplasta su estabilidad intelectual y emocional. Dios no llegó en la manera usual de la tradición religiosa. “Entonces el Señor dijo, “Sal fuera y quédate en el monte ante el Señor; el Señor pasará, un viento fuerte y violento pasa delante hiende los montes, parte las rocas pero el Señor no está en el viento. Después del viento viene un terremoto pero el Señor no está en el terremoto; después del terremoto un fuego, pero el Señor no está en el fuego.” (I Reyes 19: 11-12)

En su confusión, Elías tuvo que lidiar con el colapso de sus expectativas. Los encuentros familiares previos de los israelitas con Dios quedaron vacíos. Todo lo que Elías podía hacer era esperar en desolada paciencia, una salida radical de la claridad y el poder de su reciente victoria sobre los falsos profetas en el Monte Carmelo.

“Después del fuego se sintió el murmullo de una suave brisa. Cuando Elías la oyó se cubrió el rostro con el manto, salió y se mantuvo a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz, “¿Elías, que haces aquí? Él respondió “ardo de indignación por el Señor.” (1 de Reyes 19: 12-14)

Antes, mientras disfrutaba de la autocompasión, Elías le dijo a Dios que él era el único profeta fiel en todo Israel. Ahora Dios le informa gentilmente que estaba equivocado en la cuenta. Dios dijo que hay otros 7,000 que han permanecido fieles. Dios ahora tiene una tarea para Elías. Él debe pasar una doble porción de su espíritu a Eliseo y hacerse a un lado.

Esta es una historia de autoconocimiento, humildad y entrega. Con estos regalos Elías era capaz de verse a sí mismo en la luz de Dios. Ahora él era libre. Aunque él no estaba en control, tenía nuevo poder, más que nunca. Este fue su regalo de contemplación.
Compartir:

LA NOCHE OSCURA Y LO TRÁGICO EN LA VIDA-04



Los problemas estarán ahí hasta el final. Vemos la mezcla del bien y del mal en todos los niveles de la realidad: la familia, nuestra comunidad, nuestra parroquia, nuestra sociedad y más que todo, dentro de nosotros mismos. En la parábola de la cizaña y el trigo (Mateo 13: 24-30) Jesús captura uno de los aspectos más profundos de nuestra experiencia humana.

Me gustaría compartir una historia personal. Yo estaba en el cuarto año, de un periodo de seis como Director de Formación de nuestros seminaristas Carmelitas en Washington D. C. en mi cabeza, era muy claro que esto era un trabajo realmente importante. Aunque yo tenía un sentido muy profundo de ambivalencia dentro de mí. Algo estaba desconectado entre mis sentimientos y mi cabeza. Empecé a definir el problema como un deseo para trabajar con los pobres como lo tuve en mis veinticinco años anteriores en mi natal Chicago. Finalmente, se volvió tan intenso que lo compartí con un mentor de confianza. Él me dio algunos consejos muy sencillos. Ve a orar y simplemente quédate quieto. Era un momento para escuchar en silencio. Después de algún tiempo, realmente no recuerdo si fue una semana o un mes, pero llegó una respuesta. Era clara y sorprendente. Necesitaba llorar y dejar Chicago, gradualmente liberé mi corazón de este gancho escondido al pasado y dispuse tomar mi compromiso presente en Washington. Tomó algún tiempo pero lo hice. Al final me sentí libre y cómodo. Entonces el Dios de las sorpresas vino de visita algunas semanas más tarde. Mi provincial me pidió ir a una parroquia pobre en el Centro Sur de Los Ángeles. ¿No había dejado el gancho que me retenía en Chicago? Pude haber salido con numerosas excusas para no ir a Los Ángeles. De hecho, ahora estaba libre y fue una de las grandes bendiciones en mi vida donde pasé los siguientes veinte años de mi vida.

LUZ EN LA OSCURIDAD
La gracia está en la lucha. La vida nunca está completa. Siempre hay desorden. Es la naturaleza de las cosas que todas las relaciones son incompletas. Hay un factor de cambio en todo. No podemos parar el reloj. Los niños crecen rápido, y aún más rápidamente, se pasa de la edad media al ocaso de la vida.

Juan de la Cruz tiene buenos consejos para estas crisis inevitables de la vida. Él dice que el amor de Dios está escondido en el caos y que uno no es capaz de ver o experimentar este amor al inicio de un problema en particular. Mi historia de dejar ir Chicago es un claro ejemplo de esto. La respuesta de Juan es sencilla: paciencia, confianza y perseverancia en la aparente oscuridad de la crisis que verdaderamente es luz. Las cosas están sucediendo sin descanso. Los ídolos están siendo expuestos y eliminados los ganchos en el corazón. Este es el trabajo de la noche oscura.

Los dioses están muriendo en la noche y el alma necesita dejarlos ir. Necesita llorar la pérdida. El sendero equivocado podría artificialmente resolver o curar la condición, o negar todo. Juan nos anima a enfrentar la turbulencia. Necesitamos paciencia donde el corazón está luchando en medio de los problemas. Nuestra opción más real es estar alertas a la llegada del amor. Esto es exactamente lo que mi guía espiritual me recomendó hacer en mi pequeña crisis. Juan nos llama a una “atención amorosa” en la oscuridad. Es hora de mirar en la noche. La contemplación es esta experiencia del amor transformador de Dios, especialmente cuando viene en una forma tan disfrazada. Solamente cuando pasamos por la purificación que es tan necesaria para nosotros, gradualmente somos capaces de ver la belleza. Dios está escondido en la oscuridad.

NUEVOS TESOROS EN LOS ESCOMBROS DE LA VIDA
La tradición espiritual Carmelita nos ayuda a ver más allá de la superficie en los muchos niveles de quebrantamiento y fallas en nuestra vida. Con ojos energizados por el Espíritu, las contradicciones del Evangelio ahora se vuelven una fuente de liberación. Hay oro en la destrucción de los problemas de la vida. El impresionante símbolo del Cristo crucificado abre un sendero hacia Dios en nuestro sufrimiento y pérdida. El amor de Dios está siempre presente aún en los momentos más oscuros de la vida, el momento de nuestras pruebas más profundas.

Somos criaturas, y como tales, somos limitados. Sin embargo, nuestro último destino es el infinito. Somos convocados a ir más allá de nuestros pequeños sueños hacia un Dios de amor ilimitado e incondicional. Tenemos energía increíble y gran creatividad para negar que seamos pecadores. La más profunda y mucho más bella realidad tiene lugar cuando aceptamos nuestro propio ser como pecador. Entonces también podemos saborear el hecho de que somos amados y perdonados y salvados en nuestra condición pecaminosa. Esta perspectiva es necesaria para abrir nuestro viaje más profundo en la Noche Oscura.

La misericordia de Dios está siempre al acecho, siempre buscándonos. Una mística de la edad media, Julian de Norwich, lo puso muy bellamente cuando dijo: “Primero viene la caída y luego la recuperación de la caída. Ambas son la misericordia de Dios.”
Compartir:

¿QUÉ SUCEDE EN LA NOCHE OSCURA?-03


Juan de la Cruz fue un teólogo y un místico. Como teólogo explicando La Noche Oscura, Juan parece buscar definiciones interminables y esclarecedoras. Al final sin embargo, Juan es más místico que teólogo.

Al fijar el análisis de La Noche Oscura, Juan desarrolla dos categorías. El primero es activo y pasivo. Es más complejo que sencillo, ya sea el uno o el otro pero la división nos ayuda a entender una realidad verdaderamente compleja. Aquí el énfasis es más bien en las actividades del individuo o la acción de Dios. Nunca hay una exclusión absoluta del otro en la segunda categoría, él crea la diferencia entre los sentidos y el espíritu. Aquí reina otra vez la complejidad. Es más del uno que del otro.

En el más sencillo de los términos, la acción empieza en nosotros con la gracia de Dios y se mueve constantemente dentro de la acción de Dios. De igual manera, los esfuerzos iniciales están en cambiar las acciones de los sentidos y llevar a la actividad espiritual más profunda.

En todos estos diversos desarrollos la característica común que distingue es esta. La acción de Dios está envuelta en oscuridad. Una dimensión verdaderamente desconcertante de La Noche Oscura es ¿Por qué tiene que estar escondida de nosotros si es tan crucial para nuestro bienestar espiritual?

La respuesta no es realmente tan difícil. Dios esconde la acción porque tenemos toda una vida poniendo obstáculos en el camino para evitar hacer lo que Dios realmente quiere. Nuestro ego es un maestro del auto engaño. Nuestras defensas han vencido cualquier intento por eliminar nuestro control. Ser libre para Dios es una aventura muy costosa. Somos los arquitectos creativos del compromiso que siempre concluye con nuestro control seguro ante cualquier amenaza. Al final, Dios siempre se sobrepone y opera más allá de nuestro control y nuestra conciencia. Esta oscuridad divinamente creada es nuestro camino hacia la libertad en el espíritu.

Juan dice que Dios oscurece nuestra conciencia para mantenernos seguros. La oscuridad es para nuestra protección. Dios está trabajando más allá de nuestro reconocimiento porque tenemos toda una vida luchando con Dios cuando estamos conscientes del precio. Nuestros apegos y adicciones tienen una historia que contar de nuestro brillo es esta guerra divina.

Es verdaderamente difícil para nosotros admitir que Dios tiene un mejor plan. En La Noche Oscura, Dios termina la discusión. Nuestro movimiento para un amor libre y generoso solamente es posible con las acciones de Dios en la profunda oscuridad de la Noche Oscura. No podemos resistir por más tiempo porque no sabemos lo que es resistir.

Juan y Teresa nos están enseñando que la lucha de toda nuestra vida para sobrellevar el deseo ha estado mal dirigida. No necesitamos superar el deseo. La Noche Oscura nos ayuda a re direccionar el deseo. Eso es lo que Dios está haciendo en la transformación profunda. Solamente el amor, la verdadera dirección de todo deseo en el corazón humano, puede genuinamente liberarnos. Esto es lo que está sucediendo en el silencio, dolor y ocultamiento de las acciones de Dios.

Hay cambios profundamente personales en aquel ser que tiene el don de experimentar la Noche Oscura.

Primero, el corazón está ahora enfocado en un camino sin precedentes en el verdadero propósito y en la meta de la aventura humana: el amor a Dios y el amor al prójimo. La mayoría de metas falsas y de falsos dioses que ha consumido y energizado el ego han caído a los lados del camino. Este nuevo amor penetra por completo a la persona en mente, cuerpo y corazón.

Segundo, hay una mentalidad activa y creciente de que somos uno solo con Dios y con toda la creación. Ahora hay una luz brillante obligando a ir más profundo y expandir la apreciación del mundo material como un reflejo del poder y la belleza de Dios.

Tercero, el corazón estalla con un hambre por responder en amor a una nueva percibida presencia de Dios en todas las situaciones humanas. Esta es la fuente de un nuevo anhelo de justicia y reconciliación, para el creciente deseo por la paz y la sanación en todas las expresiones de quebrantamiento humano y división. Este nuevo amor no nos permitirá sentarnos en el banquillo en la batalla del bien y el mal, de amor y odio. El sacrificio personal se volverá la norma en nuestra respuesta a todos los problemas que son contrarios al Reino de Dios.

Habiendo puesto en marcha este intento por describir el patrón de la Noche Oscura, hay algunos factores importantes para recordar. Primero y principal, la Noche Oscura no es un evento de una sola vez. Por lo tanto, no hemos llegado al reino con una sola experiencia no importa que tan profunda sea. Segundo, la Noche Oscura puede suceder sin que nosotros seamos conscientes de ella aún después de su conclusión. Solamente nuestra experiencia de vida nos dirá algo sobre la acción de Dios en lo profundo de nuestro ser. Tercero, no hay una secuencia perfecta de los sentidos y del espíritu en La Noche Oscura de Juan de la Cruz. Ellas comparten el desorden que es la vida.
Compartir:

EMPIEZA LA NOCHE OSCURA-2


En nuestro tiempo, “La Noche Oscura” de Juan de la Cruz realmente necesita un agente de prensa muy creativo. Las grandes enseñanzas de Juan sufren de mala información por todos lados.

Aquí hay algunas de las malas representaciones de las enseñanzas de Juan de la Cruz en la Noche Oscura. Mucha gente cree:
  • Solamente es para personas santas.
  • Es aplicada en casi cualquier dificultad seria en la vida.
  • Es un castigo que debe evitarse.
  • Es una posible oportunidad para cualquiera. No se necesita ninguna preparación.
  • Los cristianos buenos y fieles no deberían preocuparse por semejantes enseñanzas secretas.
  • La piedad y devociones ordinarias son la norma para todos los laicos.
Para la mayoría de gente, La Noche Oscura no es un evento de un solo momento. Ocurre en diferentes etapas del viaje espiritual. Es, sin embargo, un evento central en el pasaje a la contemplación. Esta es la meta del llamado del Evangelio para todos.

En su forma más sencilla, La Noche Oscura libera el corazón para amar y dirige la búsqueda de Dios con claridad y con gran intensidad. El corazón humano fue hecho por Dios y nunca encontrará la verdadera satisfacción en ninguna otra cosa. Sin embargo, el pecado dirige la búsqueda humana en la dirección equivocada. Nosotros constantemente estamos buscando nuestra felicidad en las criaturas más que en el Creador. De igual manera, pasamos por gran parte de la vida fallando en darnos cuenta que estamos en un callejón sin salida. La Noche Oscura ofrece el mapa de un camino hacia Dios que es directo, limpio y sencillo.

Nuestra dirección equivocada e ignorancia necesitan ser dirigidas si el corazón humano alguna vez se sintiera completo. Ya que solamente Dios podrá satisfacerlo, la pregunta para nosotros es: ¿Dónde encontramos a Dios? La respuesta de Juan es que La Noche Oscura abre el camino.

II

La primera fase de la Noche Oscura involucra algo de crecimiento espectacular en autoconocimiento. La mayoría de esta es una nueva conciencia de nuestro muy específico quebrantamiento. Estas nuevas visiones son el inicio de algo de turbulencia intensa personal. Algunos de los “seguros” objetivos y misiones de nuestra vida anterior lentamente se vuelven más ambivalentes. Muchas de las sólidas y buenas cosas que creímos que eran un servicio a Dios empiezan a ser vistas en buena parte como auto servicio y menos como algo verdaderamente justo. Años de servicios a los demás son vistos como una toma de poder y un problema de prestigio. “Todo en el nombre de Jesús” con mucha frecuencia las actividades no tienen nada que ver con Jesús. Esta develación de nuestro egoísmo es prominente en las primeras etapas de la Noche Oscura. La revelación del egoísmo que estuvo escondida por mucho tiempo en nuestras actividades es solo el comienzo. Es el ocaso precediendo a la creciente oscuridad de la noche oscura.

Esta nueva conciencia seguirá develando la falta de verdadera caridad en muchas de nuestras actividades que nosotros pensamos que eran buenas y virtuosas. Este desenredo de nuestra imagen distorsionada es un lento y doloroso proceso. Sin embargo, algunos tienen unas experiencias menos traumáticas. Este punto es parte de la constante enseñanza de Juan tiene un programa único para cada individuo. Sin embargo, nosotros evitamos la confusión personal profunda conforme esta conciencia de nuestro quebrantamiento sigue expandiéndose.

Con frecuencia, el primer cambio es que no podemos orar más como lo hicimos alguna vez. La meditación y la reflexión sencillamente no se conectan. Quedemos blancos y secos. La lectura espiritual parece como un desperdicio de tiempo. Aún la lectura fiel de la Biblia llega a parecer una carga.

Obviamente nos preguntaremos por qué nos pasa esto. No encontraremos alivio en nuestra dolorosa inquisición. La experiencia es llamada ultimadamente la Noche Oscura no porque busque dañarnos y bloquear nuestro viaje en alguna forma nefasta y dolorosa. La Noche Oscura es verdaderamente sobre una oscuridad sanadora de Dios liberando las profundidades de nuestro ser en preparación para el regalo de un amor más profundo y compasivo. Detrás del sentido de pérdida, confusión y sequedad las semillas de la libertad, esperanza y amor están siendo plantadas.

Escondida en la confusión y en la convulsión personal, la Noche Oscura está introduciendo una nueva experiencia. Nos vamos moviendo dentro de una relación más madura y cambiada relación con Dios. Los ajustes faltan en nuestra oración y en nuestra vida personal. En el centro de este cambio está nuestra experiencia personal. Como es siempre el caso en la vida espiritual, la experiencia vivida es el inicio gentil para quedar atrapado en pensamientos piadosos y palabras. Nuestra nueva vida está transformando nuestras buenas intenciones en una acción concreta como nunca antes.

Como dijimos en el inicio, La Noche Oscura es más bien sencilla y verdaderamente compleja. Las siguientes reflexiones buscarán esta sencillez y complejidad para ayudarnos a encontrar el tesoro escondido que es el regalo de la noche oscura.
Compartir:

LA NOCHE OSCURA-01


PREAMBULO PARA UNA PEQUEÑA REFLEXIÓN SOBRE “LA NOCHE OSCURA”
En el Castillo Interior, Teresa hace una descripción muy atractiva sobre una persona en la Tercera Morada. Superficialmente, la persona es fiel y virtuosa. Hay un sentimiento de progreso real en la vida espiritual. Luego Teresa muestra que a la luz de la verdadera meta de unión con Dios, este aparente admirado estado de la virtud no es solamente superficial sino que con frecuencia un verdadero obstáculo para el progreso genuino.

Las siguientes cuatro moradas atraen. La experiencia inicial de la contemplación está a la espera. Este nuevo progreso es un regalo gratis de Dios usualmente ofrecido después de muchos años de esfuerzo en oración personal profunda y servicio a nuestro prójimo.

Juan de la Cruz describe lo que sucede en las cuatro moradas finales, la contemplación como una experiencia totalmente nueva de la presencia de Dios. Luego él va a mostrar una descripción de esta experiencia contemplativa. Él la llama “La Noche Oscura” En el centro de este proceso espiritual profundo hay un encuentro con la enorme profundidad de nuestra fragilidad humana. Teresa dirige las primeras etapas de esta nueva acción de Dios en la cuarta morada. La Noche Oscura es sobre dejar ir, entregando el control a Dios. Dios está ahora creando espacios para una nueva y más profunda purificación y transformación.

Es bueno recordar que la purificación y la transformación de La Noche Oscura son elementos no negociables para todos nosotros, sino es en esta vida, el purgatorio es el único camino para avanzar después de la muerte con la misma limpieza profunda.

INTRODUCCIÓN A LA NOCHE OSCURA

Los evangelios están llenos con declaraciones de contradicciones: los primeros deben ser los últimos y los últimos los primeros; si quieres salvar tu vida necesitas perderla; para ser el líder debes ser el sirviente. Estos son solo algunos ejemplos de las poderosas y desafiantes contradicciones en el mensaje de Jesús. Todas ellas son una invitación para apreciar lo que significa ser una criatura en relación al Creador que es todo amor y Todopoderoso. Jesús es la luz que viene dentro de la oscuridad y abre la verdadera naturaleza de nuestra mortalidad, una maravillosa mortalidad que se abre a la vida eterna. Estamos inmersos en la oscuridad y estamos ciegos a nuestra ceguera. Recibimos la luz de Cristo gradualmente, y con frecuencia, con gran renuencia. Esto es de lo que se tratan nuestras conversiones a lo largo del camino. Ellas permiten que la luz de Cristo se filtre dentro de nuestra oscurecida conciencia. Una contradicción más en este viaje cristiano es esta: cuando verdaderamente estamos progresando, cuando estamos más a tono con la voluntad de Dios, cuando estamos dejando ir algunos de los bloqueos que nos alejan de caminar con Jesús, sucede una cosa extraña. Sentimos que no estamos haciendo ningún progreso. De hecho, sentimos que nos deslizamos hacia atrás en nuestro pasaje espiritual.

Juan de la Cruz explica esta extraña experiencia de la siguiente manera: hemos pasado toda una vida viviendo en un cuarto que ha estado completamente oscuro. Esta oscuridad ha dominado nuestra realidad. No hemos conocido nada mejor y hemos aceptado la oscuridad como normal. Conforme nos volvemos más abiertos y más libres en la gracia de Dios, la luz divina empieza a parpadear en nuestro cuarto. Gradualmente, empezamos a ver los escombros de nuestro egoísmo y pecaminosidad que han estado escandidas todo el tiempo. Ahora los patrones de nuestra auto absorción, nuestros prejuicios, nuestra ceguera hacia los pobres en medio de nosotros y muchas otras grandes distorsiones y descuidos de la caridad básica cristiana lentamente emergen en nuestra conciencia. Al mismo tiempo, empezamos a volvernos más conscientes de cuánto de nuestro mundo ha sido dirigido por una sociedad consumista proclamando un mensaje de auto indulgencia.

Todo esto es la luz de Cristo que gentilmente está revelando la profundidad de nuestro quebrantamiento. Nuestra peregrinación hacia Dios lentamente devela la magnitud de nuestros patrones de egoísmo y pecado. Esto es progreso verdadero. Esto es un regalo de autoconocimiento que nos dirige más intensamente hacia Dios y nos aleja de nuestro sentido de independencia y control. Esta es la semilla cayendo en el suelo y produciendo el pan que da vida. Esta contradicción intensifica todo el proceso de un crecimiento espiritual más profundo. Parece que fuera una falla pero es un regalo maravilloso de nueva vida y nueva luz. Es un proceso de mover el centro de la realidad lejos de nosotros y hacia Dios.

Un componente crítico de este viaje para salir de la oscuridad y entrar a la luz es la enseñanza de Juan de la Cruz en La Noche Oscura. Juan la llama una “Noche Bendecida.” Es bendecida porque estamos siendo dirigidos más cerca de Dios. Estamos dando a Dios nuevo espacio para trabajar en nuestra purificación y transformación. Estamos en el camino hacia donde pertenecemos, libres en nuestro verdadero destino para ser uno con Dios.

Conforme buscamos un entrenamiento más profundo de La Noche Oscura, algunas observaciones fundamentales serán de mucha ayuda. Primero, Juan no está hablando sobre una nueva presencia de Dios. Dios está siempre totalmente presente en el centro de nuestro ser. Esta es una nueva actividad de Dios facilitando nuestro crecimiento de conciencia. Esta actividad divina siempre es un regalo, y ultimadamente, siempre por iniciativa de Dios. En La Noche Oscura, nos estamos dando cuenta de algo que siempre ha sido: una presencia activa y amorosa de Dios que continuamente ha sido indispensable para nuestro ser. Este es un pasaje dentro de la misericordia amorosa de Dios que nos envuelve totalmente y penetra en nuestro ser. Esta nueva conciencia es la meta de nuestra vida espiritual. Es algo que anhelamos y que luchamos por alcanzar.

Al final, la Noche Oscura es dos cosas: sencilla y verdaderamente compleja. Su meta es dirigirnos lejos del egoísmo y entrar en el amor de Dios y nuestro prójimo. Las siguientes reflexiones serán un esfuerzo para hacer la Noche Oscura un poco más comprensible y una meta verdaderamente atractiva llamándonos a ir más profundamente en el amor que satisface el hambre más profunda en nuestro corazón.
Compartir:

CONTEMPLACIÓN


En la cuarta morada sucede algo diferente. Hay un profundo pero sutil cambio. La experiencia de Dios en la oración a este nuevo nivel es totalmente diferente. Hasta este punto, la mente y la imaginación han jugado un papel crítico para hacernos estar en contacto con Dios. Ahora, Dios toma un nuevo papel. Esto significa que el nuevo residente de la cuarta morada necesita dejar ir. Esta nueva experiencia es con frecuencia confusa y atemorizante.

Los sentidos, la mente, el corazón y el ser completo necesitan estar preparados para esta nueva realidad. Nuestra percepción y, aún más, nuestra experiencia de Dios, deben someterse a un cambio de imagen radical. Nuestra auto comprensión empieza una renovación asentada profundamente. Los cambios misteriosos y penetrantes fluyen de la contemplación y nos llevan a empezar a ver como Dios ve y a amar como Dios ama. Esto sucede conforme dejamos ir nuestros apegos más profundos y nuestras adicciones. El falso ser lucha para mantener nuestras ilusiones y engaños. El falso yo suelta una gama entera de juegos mentales para vender a menor precio este pasaje dentro de la oscuridad que produce la libertad y luz de la contemplación.

El resultado inmediato de este torbellino de cambio es un sentimiento de confusión. Nuestro sentido de claridad y seguridad en cosas espirituales está desmoronándose ante nuestros ojos. Esto es por lo que la rendición y aceptación son el camino para avanzar. La pregunta de quién es Dios y cómo Dios responde a nuestras expectativas están en el centro de esta confusión y oscuridad.

La contemplación evoca cambios personales profundos que llevan a un cambio dramático de la persona. Esta radicalmente nueva experiencia está más allá de cualquier cosa posible por el mero esfuerzo humano. En la contemplación, Dios actúa en el alma en maneras que son totalmente nuevas. Esta presencia es amorosa comunión silenciosa sin imágenes. Es totalmente más allá de nuestra manera usual de reflexionar y pensar en la oración. San Juan de la Cruz dice, “la contemplación no es otra cosa que una secreta, pacífica y amorosa infusión de Dios, la cual si el alma lo permite sucede, infunde un espíritu de amor.” (Noche Oscura 1.10.6)

Dios está tomando una iniciativa específica en nuestra oración a través de una silenciosa influencia de conocimiento amoroso. Ya que la mente está aún incondicionada por Dios reacciona con confusión ante una conversación que tiene lugar en silencio. Mientras nuestros pensamientos pueden deambular en las franjas del castillo, Teresa nos recuerda, ‘el alma está quizás completamente unida con Dios en las moradas cerca del centro.’ (Castillo Interior IV. 1.9)

Esta nueva acción de Dios lo aleja a uno del ego y del falso ser con su control cegador y engaño persistente. El viaje hacia el corazón puro se intensifica con nuevos e inimaginables descubrimientos. En esta experiencia inicial de la contemplación, hay participación en la vida de Dios nunca antes experimentadas.

La contemplación es una nueva y diferente presencia de Dios, eso penetra toda la vida espiritual de la persona. Mejora cada aspecto de la vida: personal, social, comunal y pastoral.

Los Carmelitas de la Antigua Observancia tienen esta descripción de la contemplación en sus Constituciones # 17: “La contemplación es una experiencia transformadora del abrumador amor de Dios. Este amor nos vacía de nuestras limitadas e imperfectas formas humanas de amar, pensar y comportarnos, transformándolas en formas divinas.”

Una manera de entender la contemplación es que es una completa y generosa manera de seguir a Jesús. Viene de una profunda generosidad de oír y responder al mensaje del Evangelio.
Compartir:

MEDITACIÓN CRISTIANA

La meditación cristiana enriquece pero no reemplaza otras oraciones tales como Lectio Divina, la liturgia, lecturas espirituales y devociones. La meditación cristiano es la base de una rica y comprometida vida espiritual. Si se practica diariamente por un buen periodo de tiempo, ocurrirán cambios perceptibles en la vida de uno. Más paciencia, más reconciliación, más entusiasmo para la liturgia, más sinceridad para aquellas áreas de ceguera y prejuicios, una nueva sinceridad para las demandas de justicia – todo esto y mucho más son el fruto de esta oración. La fidelidad a la Meditación Cristiana es un ancla para una vida espiritual que abre el corazón de uno para entregarse a Dios. Con mucha frecuencia, Dios responde en el tiempo con el regalo de adquirir la contemplación.

La meditación cristiana no es magia. Si está buscando un ajuste fácil, no lo encontrará. Sin embargo, cualquier cosa que lo lleve a usted a la pureza de corazón y entrega a Dios será un factor grande a lo largo del camino. La meditación cristiana, si es practicada fielmente y con generosidad, puede contribuir significativamente a caminar en las huellas de Jesucristo.

La cosa más importante para aprender sobre meditación es meditar. Es extraordinariamente sencillo. Ese es el problema. Muy pocos, en la primera vez que escuchan sobre ella, pueden creer que la sencillez puede ser tan poderosa.

Así es como se puede meditar. Siéntese. Quieto y erguido. Cierre sus ojos suavemente. Siéntese relajado pero alerta. Silenciosamente, interiormente, empiece a decir una única palabra, Maranatha. Recítela en cuatro sílabas de igual longitud. Escúchela conforme la dice, gentilmente pero continuamente. No piense o imagine nada - espiritual o de ninguna otra índole. Si los pensamientos o imágenes vienen, estas son distracciones al momento de la meditación, de manera que regrese sencillamente a repetir la palabra. Medite cada mañana y cada tarde entre veinte y treinta minutos.

Tenemos tres metas sencillas para guiarnos en nuestra meditación de dos veces diarias.
  1. Decimos el mantra durante el tiempo completo de meditación. Esta es una habilidad y tomará tiempo crear un hábito constante.
  2. Decimos el mantra durante toda la meditación sin interrupciones. La tarea aquí es regresar continuamente tan pronto como sea posible de las incesantes distracciones que son el hambre del ego por el control.
  3. Al decir el mantra consistentemente, permitimos que nos dirija a las profundidades de nuestro ser más allá del pensamiento, imaginación y todas las imágenes. Descansamos en la presencia de Dios que habita en lo profundo de nuestro corazón. Merton llama a esta profundidad del corazón La Tierra Escondida del Amor.
Las personas con frecuencia están interesadas en lo que la meditación puede enseñarles sobre ellos mismos. Es fácil para nosotros ver todas las cosas en términos de auto beneficio, auto terapia y auto entendimiento. Hay valor en esto pero la auto fascinación puede ser desastrosa para el viaje espiritual. Hay un peligro de que después de nuestra meditación veamos que entendemos a nuestro ser mejor y luego pensemos que somos autosuficientes.

El Evangelio no es sobre auto análisis sino auto trascendencia. La meditación sucede solamente cuando quitamos la atención de nosotros mismos.

Cuando empezamos, estamos preocupados por el progreso, y cuán perfectamente estamos siguiendo las prácticas. Pero aprendemos que tenemos que dejar ir el intento para medir el progreso. Este es el desafío. Sencillamente significa mantenerse diciendo el mantra del inicio hasta el final.

Para aprender a meditar necesitamos meditar todos los días, mañana y tarde. Esto debería ser entre veinte y treinta minutos para cada sesión. Es necesario mientras está meditando decir el mantra del inicio al fin.

Cualesquiera que sean los pensamientos que vengan a su mente, ya sean buenos pensamientos, pensamientos religiosos, pensamientos sagrados o malos pensamientos, déjelos ir a todos y regrese a decir el mantra.

Aquí hay un escenario que evoluciona de nuestra práctica fiel de meditación cristiana diaria. En un cierto periodo de tiempo, crecemos en auto trascendencia junto con un sentido profundo de unidad personal. Nosotros desarrollamos un sentido sólido de integridad personal. Experimentamos una nueva sinceridad y madurez en nuestras relaciones personales. Nos alejamos incesantemente del egoísmo hacia una unidad y armonía interior. Una conciencia que se expande nos dirige dentro de un sentido más profundo de la presencia de Dios.

Cuando presento esta práctica espiritual, pongo los siguientes puntos:
  • No importa si usted se siente en paz aun cuando esto es frecuente en el caso de los principiantes. El cómo se siente no es el problema. El problema real es cambiar en su corazón lo que lleva a una vida mejor.
  • Con frecuencia, la mente parece como si usted tuviera un barril de monos traviesos a su alrededor. Usted necesita regresar pasivamente al mantra y continuar repitiéndolo lentamente y constantemente.
  • Es importante rechazar todos los pensamientos incluyendo los que son buenos así como las ideas inspiradoras. Hay otro tiempo y momento para ellas pero no durante este momento sagrado en que buscamos silencio.
  • Recuerde siempre, la oración es fundamentalmente un acto de amor para Dios. Como dijo Teresa necesitamos no pensar mucho sino que necesitamos amar mucho.
  • Al final, se vuelve una disciplina. Uno tiene que hacer tiempo dos veces al día por veinte o treinta minutos. La práctica puede fácilmente ser dejada y eventualmente ser irá.
La meditación cristiana necesita unirse a un esfuerzo total para conseguir un corazón puro. Esta es la manera más segura para la contemplación que es el “tesoro escondido en el campo.” (Mateo 13: 44) Aunque la contemplación es ultimadamente un regalo gratis de Dios, somos libres de perseguirlo con todo nuestro corazón y también estar listos cuando Dios llame.
Compartir:

MEDITACIÓN CRISTIANA


El padre Ernest Larkin, O. Carm fue un portavoz altamente respetado por la tradición Carmelita. Él fue un pionero de la espiritualidad Carmelita moderna. El Concilio Vaticano II lo desafió hasta el mero centro pero eventualmente lo liberó. Esta nueva sabiduría le ayudó a desarrollar visiones originales de relevancia en la tradición Carmelita. Esta evolución le ayudó a contribuir significativamente para traer a la contemplación a su lugar correcto en la renovación de la espiritualidad de la iglesia.

En el prefacio de su libro final, Oración Contemplativa Para Hoy: Meditación Cristiana, él ofrece un resumen de las enseñanzas Carmelitas sobre contemplación. Él muestra la compatibilidad entre las enseñanzas de John Main sobre Meditación Cristiana y la tradición Carmelita. El Padre Ernest tenía una declaración muy fuerte: “Mi perspectiva es la tradición Carmelita de la espiritualidad, que es la tradición que he tratado de vivir y compartir durante toda mi vida. Este libro representa mi convicción que este método de oración contemplativa (Meditación Cristiana) puede renovar la vida Cristiana en el siglo 21.”

Esa declaración también fluye de la madura aceptación de la oración contemplativa en la iglesia de hoy. La oración contemplativa de hoy es considerada una meta para todos.

En los años 1970 un monje irlandés de Inglaterra, John Main, un Benedictino, inició un movimiento para un tipo de oración contemplativa, la Meditación Cristiana. Esta oración está enraizada en la oración de los primeros siglos de la iglesia.

La meta de la Meditación Cristiana es un silencio que lleva a la oración no discursiva. Invita a tranquilizar la mente y la imaginación. Espera crear un silencio en el individuo de manera que Dios pueda estar activo en la oración. Al individuo se le pide sencillamente repetir la palabra, Maranatha, que significa el Señor vendrá. La elección de la palabra es arbitraria y es importante no pensar en su significado. La repetición se conecta con la respiración de uno. John Main enfatiza que la repetición lenta de la palabra es la oración del individuo. La repetición de la palabra simboliza y anima la entrega fiel a Dios. Este abandono de control resulta en la quietud de la mente y la imaginación. La sencilla y lenta repetición de la palabra invita a calmar los “monos parlanchines” que caracterizan la desenfrenada mente e imaginación que parece temer a cualquier parte del silencio. El silencio ganado por medio de la rítmica, lenta repetición de la palabra es el lenguaje de Dios.

En la estructura de John Main, la sencillez es el foco. No hay necesidad de medir en dónde está uno en el camino. Lo importante es crecer en pureza de corazón y receptividad a la gracia divina. Para John Main, el programa es experiencial y práctico. Él quiere que la gente empiece el viaje y deje que la experiencia les enseñe el resto. Por medio de la simple repetición del mantra, Maranatha, la mente está suficientemente despejada para hacer espacio para el Espíritu. Este es el movimiento hacia la pureza del corazón y sinceridad a la presencia de Dios.

El padre Ernest describe la meditación cristiana como la oración contemplativa trabajando sin el intelecto o la imaginación. Es un desafío para la práctica de la oración para muchos cristianos adultos de hoy en día. Muchas son usadas para formulas o una conversación con Dios. La meditación cristiana tiene una meta: el viaje hacia el interior. El mantra aclara la mente, va más allá del pensamiento y lo lleva a uno de la cabeza hacia el corazón. Uno repite el mantra con intención pero no es un objeto de análisis. Es recitado atentamente, permitiéndole remover las ansiedades del momento. La persona se para en el portón, observando y esperando, con atención, escuchando pero sin oír nada. Este es el silencio deseado. Este silencio no es soñador sino enfocado e intencional. La oración está presente en todas las cosas y en nada ante la presencia del misterio de Dios.

Aquí hay una clara y sencilla declaración de John Main sobre cómo empezar la meditación cristiana:

Siéntese. Quieto y erguido. Cierre sus ojos suavemente. Siéntese relajado pero alerta. Silenciosamente, interiormente, empiece a decir una única palabra. Nosotros recomendamos la frase oración Maranatha. Recítela en cuatro sílabas de igual longitud. Escúchela conforme la dice, gentilmente pero continua. No piense o imagine nada - espiritual o de ninguna otra índole. Si los pensamientos o imágenes vienen, estas son distracciones al momento de la meditación, de manera que regrese sencillamente a repetir la palabra. Medite cada mañana y cada tarde entre veinte y treinta minutos.
Compartir:

ORACIÓN CONTEMPLATIVA


EL REGRESO A LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA 

Por muchos siglos la oración contemplativa fue de todo menos prohibida. Era considerada apropiada para unos pocos individuos excepcionales que eran considerados muy avanzados en la vida espiritual. Era extremadamente limitada. La meditación discursiva, un método de oración más complicada que la Lectio Divina, era la norma para otros buscadores serios del crecimiento espiritual.

En la oración discursiva, el énfasis es sobre la búsqueda de visiones más nuevas y más profundas junto con la resolución de hacer algo bueno o evitar algunas faltas. La meditación discursiva, depende fuertemente del intelecto y la imaginación, gradualmente crece para ser más complicada y más remota de la experiencia laica. Los laicos, en su mayoría, se quedaron con las devociones, el rosario, las novenas, adoración del Santísimo Sacramento y otras expresiones de religiosidad popular como las expresiones aceptadas de su vida de oración. A causa de estas formas de oración con gran frecuencia no hay una meta clara para la transformación personal, hubo una desconexión entre la oración y la vida. Con frecuencia, se vuelven solamente oraciones de petición. Sin embargo, es importante recordar que Teresa enseñó que aún las formas más sencillas de oración están abiertas a la contemplación cuando hay suficiente amor presente. En los nuevos movimientos de oración en la iglesia de hoy, la oración contemplativa es considerada una meta deseable por todos.

En la oración contemplativa, el énfasis es sobre la presencia amorosa y silenciosa de Dios con el mínimo uso de preocupación por el intelecto o la imaginación. La oración contemplativa empieza con la actividad propia de la persona.

Dios está buscando traer luz, el regalo de la sabiduría divina, a cada persona. sin embargo, nuestros pecados, faltas, apegos y todas las expresiones de nuestro egoísmo bloquea la luz. El alma es como el cristal de una ventana donde los actos malos y faltas son como manchas. Estas marcas sucias y oscuras necesitan ser removidas para permitir que entre la luz de Cristo.

La oración contemplativa empieza con el esfuerzo del individuo. Está buscando una presencia silenciosa ante Dios. Esto está más allá del pensamiento, la imaginación y hacer afectos. La esperanza en la oración contemplativa es eso que fluirá dentro de la contemplación que es gratis y es un regalo extraordinario de Dios que trae conocimiento por medio del amor. Esta es una nueva y directa presencia de Dios. Hay una renovación del individuo a través de las etapas progresivas de sanación, purificación y transformación.

Nuestros esfuerzos de la vida espiritual trabajan para purificarnos, para liberarnos de todo lo que nos aleja de Dios. Esto es lo que sucede cuando somos fieles a la oración personal profunda. Junto con la transformación de la conciencia se desarrolla gradualmente una pureza de corazón. Este es el suelo fértil para la oración contemplativa.

Oración Contemplativa: La Esperanza para la Contemplación


Es de mucha ayuda ver la oración contemplativa como una guía al estado de contemplación. La oración contemplativa es el camino, la contemplación es la meta.

Hay un delicado balance entre la oración contemplativa, en todas sus variadas formas, y la contemplación. En la oración contemplativa la persona está activa. En la contemplación la persona recibe la acción de Dios. Conforme el individuo continua creciendo en pureza de corazón, la contemplación, como un estado del ser y un regalo de Dios, se vuelve el resultado más probable.

El viaje de la oración puede ser descrito en tres etapas: la salida, el movimiento actual y la llegada. El punto de inicio es el hambre básica en el corazón. Esta hambre gradualmente evoluciona para identificar en una forma u otra una necesidad por Dios. Esto lleva a una búsqueda más enfocada que obtiene dirección de la oración personal profunda. Esta oración, es una madurez normal, se mueve de la actividad al descanso, de muchas palabras y pensamientos al silencio, del esfuerzo personal fuerte a una sencilla entrega a la Presencia Divina. Este es el viaje hacia la oración contemplativa. Este es un movimiento guiándonos hacia el elusivo centro donde habita Dios. Paz y orden son la promesa más que BECKONS como la meta final de la oración. Esta es la contemplación dirigiéndonos a ser uno con Dios. Esto es verdaderamente hacia donde vamos.
Compartir:

DESCRIPCIÓN DEL CASTILLO INTERIOR


Teresa prepara el escenario para el viaje con la imagen del castillo. En realidad, ella está hablando sobre el ser humano. El sendero es hacia Dios en el centro, el último destino de todos.

El viaje a través de las siete moradas es una descripción de la experiencia de Dios. Todo empieza cuando el individuo se da cuenta que hay más que la vida. Esto puede ser motivado de muchas maneras: una crisis personal, el poder del testigo personal de un individuo de profunda integridad, un sermón esclarecedor, una película o un libro, o frustración con los continuos callejones sin salida en la mal guiada búsqueda de la felicidad. En nuestros días, seguramente el coronavirus encaja bien en esta lista. Al final, cada una es una expresión de nuestra mortalidad.

La oración, en su forma más sencilla, inicia el movimiento hacia adentro. Esto constituye la entrada en el Castillo. Este es el comienzo de la interioridad humana.

Las siete moradas son todas únicas. Son como un conjunto de esferas dentro de una esfera. Cada globo contiene una variedad de experiencias. Teresa es enfática que el movimiento de una esfera a otra no es un pasaje lineal recto hacia adelante. Hay mucho movimiento hacia adelante y atrás en cada juego de moradas. Esto incluye un movimiento aparente hacia la siguiente morada y luego retrocede cuando el esfuerzo y la cooperación con Dios no son consistentes.

Las primeras tres moradas, mientras que son consideradas muy similares, cubren una gran expansión. Estas moradas comparten un componente común. Ellas acentúan el esfuerzo del individuo. La primera está marcada por un casi escondido resplandor de lo trascendente. La segunda involucra la conversión moral. En la tercera hay un crecimiento real. La oración se ha vuelto una práctica regular en la vida de uno. Hay orden y disciplina. Pero el riesgo es un sentido dominante de que uno ha llegado, acompañado por una peligrosa urgencia de establecerse. El flagrante egoísmo de los primeros dos niveles puede haberse ido a tierra, pero eventualmente emerge, con frecuencia en el problemático disfraz de una espiritualidad distorsionada.

El movimiento hacia la cuarta morada es el “cambio contemplativo.” Mientras el autoconocimiento ha estado creciendo desde el inicio, aquí hay una mayor claridad de la profundidad del egoísmo que descansa adentro. En una gran ironía, Teresa declara que cuando nosotros entendemos la gravedad de nuestro quebrantamiento personal y pecado, es entonces que verdaderamente vemos la gloria de Dios.

“Nunca conoceremos completamente nuestro ser si no nos esforzamos por conocer a Dios. Al ver a su grandeza, nos ponemos en contacto con nuestra propia humildad, al mirar a su pureza, veremos nuestra inmundicia; al ponderar su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes.” (C.I. 1.9) En este intercambio de la visión de la perversión humana por la majestad de Dios, Teresa expone una visión de vida cristiana. Estamos urgidos hacia adentro y hacia adelante por una relación creciente con Jesucristo. Esta relación está basada en un anhelo profundo por la salvación que fluye de un autoconocimiento más grande que lleva a la humildad. Cristo es visto como el camino hacia adelante en la última expresión de misericordia en su cruz y resurrección. Solo hay una meta disponible en la fidelidad de uno hacia Cristo: la unión con Dios que está esperando en la morada final.

La quinta y sexta moradas tienen la experiencia de la purificación final. Estas moradas reciben el tratamiento más extenso por parte de Teresa. Ellas son, en muchas maneras, su regalo muy especial a la sabiduría de la espiritualidad cristiana.

Al final, la peregrinación hacia el centro produce un cambio en el énfasis de nosotros como el centro, hacia Dios como el centro. El regalo de Teresa es su descripción en gran detalle como este reenfoque del yo hacia Dios tiene lugar en la contemplación. Teresa tiene claro que no solamente Dios está disponible para todos, sino que esto es el deseo apasionado de Dios. Ella muestra que el buscar la contemplación y el misticismo son parte de la vocación cristiana normal. El hecho de que no sean entendidos como normales es una distorsión. Ella proclama que es tiempo de reenfocar. Es tiempo de ganar otra vez el verdadero deseo de Dios de que todos seamos uno solo.
Compartir:

EL CASTILLO INTERIOR: UNA VISIÓN GENERAL


Esta es una breve descripción del clásico de Teresa de Ávila, El Castillo Interior. La primera y más obvia pregunta cuando nos acercamos a este clásico espiritual es, ¿Por qué preocuparnos con un libro que fue escrito para un pequeño número de monjas enclaustradas hace más de cuatrocientos años? La razón es que el texto es un clásico espiritual. Fue un factor importante en Teresa, junto con Santa Catalina de Siena, siendo nombradas las primeras Doctoras de la Iglesia. Como tal, le habla al corazón humano en una forma profunda y significativa más allá de los límites de la cultura y la historia. Ha sido traducido a docenas de idiomas.

En el libro, Teresa usa la imagen de un castillo para dirigir la relación entre Dios y los seres humanos. El Castillo es un símbolo del ser humano. Teresa entiende bien que cada corazón humano tiene hambre de felicidad. El viaje es hacia el centro donde reside Dios. Es aquí donde se encontrará la verdadera felicidad. El corazón se dará cuenta de su verdadera y duradera plenitud solamente en Dios.

Cuando leemos el texto de Teresa, somos invitados a ir más allá del pensamiento, de la visión intelectual y la reflexión. Somos sumergidos en una experiencia única de Dios. Ella retrata claramente su vida como una historia de la misericordia de Dios. Teresa muestra como la experiencia de Dios está enraizada en una lucha continua que involucra una serie de conversiones que están siempre alejándose del egoísmo y control. Teresa surgió del encuentro profundo con Dios reconociendo sus dones y dirigiendo su quebrantamiento. Al final, crecer en autoconocimiento la sacó de su independencia. Ella vio la suma importancia de la misericordia de Dios y su necesidad de abrazarla.

El Castillo Interior es un análisis perspicaz y organizado de su experiencia. Ella describe la experiencia en las siete etapas o moradas, que llevan hacia el centro. Esta descripción se vuelve un manual para nuestra propia peregrinación a Dios. Ella dice que el alma es como un castillo “hecho completamente en un diamante o de un cristal muy claro, en el que hay muchos cuartos, así como en el cielo hay muchas moradas.” (C. I. 1.1) la vida espiritual del individuo en el castillo es compleja. Involucra los talentos, compromiso e individualidad de la persona conforme se van manifestando en las diferentes profundidades espirituales.

Aquí hay algunas de las parte a destacar que necesitamos para estar conscientes conforme nos acercamos a nuestro compromiso con El Castillo Interior.
  • La oración, al principio vacilante y esporádica pero en incesante crecimiento en madurez, es nuestro punto de entrada al Castillo.
  • Las primeras tres moradas son sobre nuestros inicios. Ellas enfatizan nuestro esfuerzo en la oración. Las otras cuatro moradas son sobre la iniciativa de Dios y la actividad especial en nuestra oración. Esta es la contemplación.
  • Teresa siempre tiene sus ojos fijos en Jesús. Él es el modelo. Él es nuestra compañía en todo momento.
  • Teresa parece tener prisa por pasas las primeras tres moradas. Ella reconoce que su regalo especial es explicar las experiencias místicas en las últimas cuatro moradas. Esta es una de sus grandes contribuciones para la espiritualidad cristiana.
  • La meta es la unión con Dios. Esto tendrá lugar en esta vida por medio de la purificación y la transformación en el viaje de uno hacia el centro, donde Dios reside. Si fallamos en eso, pasaremos por el purgatorio después que esta vida haya terminado. De cualquier manera, terminamos unidos con Dios. Sin embargo, el método y el tiempo son nuestra elección.
  • El viaje hacia el centro, donde Dios espera, se despliega en nuestra siempre profunda conciencia y aceptación del amor y misericordia de Dios.
  • El camino hacia adelante en la experiencia de Dios es un proceso de dejar ir nuestro egoísmo. En ese proceso hay una exposición incesante de la profundidad y amplitud de nuestro ensimismamiento. Teresa es clara que solamente Dios puede exponer y transformar los niveles más profundos del amor propio.
  • Uno entra al Castillo al echar a un lado la ceguera espiritual y la parálisis que caracteriza la vida en aislamiento de Dios. Luego uno puede empezar el largo pasaje hacia el centro y la unión con Dios. Cada paso del camino es todo sobre el amor.
  • Ella presenta una visión para nuestro viaje hacia el centro pero muy poco se ha dicho sobre los métodos de oración enfatizando el único y constante llamado para estar abiertos al Espíritu durante el viaje.
  • Al final, todo es sobre el amor y servicio para nuestras hermanas y hermanos a los cuales abrazamos al participar en la venida del Reino de Dios de justicia y paz y la integridad de la creación.
Compartir: