LA NOCHE OSCURA-01


PREAMBULO PARA UNA PEQUEÑA REFLEXIÓN SOBRE “LA NOCHE OSCURA”
En el Castillo Interior, Teresa hace una descripción muy atractiva sobre una persona en la Tercera Morada. Superficialmente, la persona es fiel y virtuosa. Hay un sentimiento de progreso real en la vida espiritual. Luego Teresa muestra que a la luz de la verdadera meta de unión con Dios, este aparente admirado estado de la virtud no es solamente superficial sino que con frecuencia un verdadero obstáculo para el progreso genuino.

Las siguientes cuatro moradas atraen. La experiencia inicial de la contemplación está a la espera. Este nuevo progreso es un regalo gratis de Dios usualmente ofrecido después de muchos años de esfuerzo en oración personal profunda y servicio a nuestro prójimo.

Juan de la Cruz describe lo que sucede en las cuatro moradas finales, la contemplación como una experiencia totalmente nueva de la presencia de Dios. Luego él va a mostrar una descripción de esta experiencia contemplativa. Él la llama “La Noche Oscura” En el centro de este proceso espiritual profundo hay un encuentro con la enorme profundidad de nuestra fragilidad humana. Teresa dirige las primeras etapas de esta nueva acción de Dios en la cuarta morada. La Noche Oscura es sobre dejar ir, entregando el control a Dios. Dios está ahora creando espacios para una nueva y más profunda purificación y transformación.

Es bueno recordar que la purificación y la transformación de La Noche Oscura son elementos no negociables para todos nosotros, sino es en esta vida, el purgatorio es el único camino para avanzar después de la muerte con la misma limpieza profunda.

INTRODUCCIÓN A LA NOCHE OSCURA

Los evangelios están llenos con declaraciones de contradicciones: los primeros deben ser los últimos y los últimos los primeros; si quieres salvar tu vida necesitas perderla; para ser el líder debes ser el sirviente. Estos son solo algunos ejemplos de las poderosas y desafiantes contradicciones en el mensaje de Jesús. Todas ellas son una invitación para apreciar lo que significa ser una criatura en relación al Creador que es todo amor y Todopoderoso. Jesús es la luz que viene dentro de la oscuridad y abre la verdadera naturaleza de nuestra mortalidad, una maravillosa mortalidad que se abre a la vida eterna. Estamos inmersos en la oscuridad y estamos ciegos a nuestra ceguera. Recibimos la luz de Cristo gradualmente, y con frecuencia, con gran renuencia. Esto es de lo que se tratan nuestras conversiones a lo largo del camino. Ellas permiten que la luz de Cristo se filtre dentro de nuestra oscurecida conciencia. Una contradicción más en este viaje cristiano es esta: cuando verdaderamente estamos progresando, cuando estamos más a tono con la voluntad de Dios, cuando estamos dejando ir algunos de los bloqueos que nos alejan de caminar con Jesús, sucede una cosa extraña. Sentimos que no estamos haciendo ningún progreso. De hecho, sentimos que nos deslizamos hacia atrás en nuestro pasaje espiritual.

Juan de la Cruz explica esta extraña experiencia de la siguiente manera: hemos pasado toda una vida viviendo en un cuarto que ha estado completamente oscuro. Esta oscuridad ha dominado nuestra realidad. No hemos conocido nada mejor y hemos aceptado la oscuridad como normal. Conforme nos volvemos más abiertos y más libres en la gracia de Dios, la luz divina empieza a parpadear en nuestro cuarto. Gradualmente, empezamos a ver los escombros de nuestro egoísmo y pecaminosidad que han estado escandidas todo el tiempo. Ahora los patrones de nuestra auto absorción, nuestros prejuicios, nuestra ceguera hacia los pobres en medio de nosotros y muchas otras grandes distorsiones y descuidos de la caridad básica cristiana lentamente emergen en nuestra conciencia. Al mismo tiempo, empezamos a volvernos más conscientes de cuánto de nuestro mundo ha sido dirigido por una sociedad consumista proclamando un mensaje de auto indulgencia.

Todo esto es la luz de Cristo que gentilmente está revelando la profundidad de nuestro quebrantamiento. Nuestra peregrinación hacia Dios lentamente devela la magnitud de nuestros patrones de egoísmo y pecado. Esto es progreso verdadero. Esto es un regalo de autoconocimiento que nos dirige más intensamente hacia Dios y nos aleja de nuestro sentido de independencia y control. Esta es la semilla cayendo en el suelo y produciendo el pan que da vida. Esta contradicción intensifica todo el proceso de un crecimiento espiritual más profundo. Parece que fuera una falla pero es un regalo maravilloso de nueva vida y nueva luz. Es un proceso de mover el centro de la realidad lejos de nosotros y hacia Dios.

Un componente crítico de este viaje para salir de la oscuridad y entrar a la luz es la enseñanza de Juan de la Cruz en La Noche Oscura. Juan la llama una “Noche Bendecida.” Es bendecida porque estamos siendo dirigidos más cerca de Dios. Estamos dando a Dios nuevo espacio para trabajar en nuestra purificación y transformación. Estamos en el camino hacia donde pertenecemos, libres en nuestro verdadero destino para ser uno con Dios.

Conforme buscamos un entrenamiento más profundo de La Noche Oscura, algunas observaciones fundamentales serán de mucha ayuda. Primero, Juan no está hablando sobre una nueva presencia de Dios. Dios está siempre totalmente presente en el centro de nuestro ser. Esta es una nueva actividad de Dios facilitando nuestro crecimiento de conciencia. Esta actividad divina siempre es un regalo, y ultimadamente, siempre por iniciativa de Dios. En La Noche Oscura, nos estamos dando cuenta de algo que siempre ha sido: una presencia activa y amorosa de Dios que continuamente ha sido indispensable para nuestro ser. Este es un pasaje dentro de la misericordia amorosa de Dios que nos envuelve totalmente y penetra en nuestro ser. Esta nueva conciencia es la meta de nuestra vida espiritual. Es algo que anhelamos y que luchamos por alcanzar.

Al final, la Noche Oscura es dos cosas: sencilla y verdaderamente compleja. Su meta es dirigirnos lejos del egoísmo y entrar en el amor de Dios y nuestro prójimo. Las siguientes reflexiones serán un esfuerzo para hacer la Noche Oscura un poco más comprensible y una meta verdaderamente atractiva llamándonos a ir más profundamente en el amor que satisface el hambre más profunda en nuestro corazón.
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