(SEXTA MORADA DEL CASTILLO INTERIOR)
La sexta morada del Castillo Interior de Teresa es una verdadera historia de amor. Es la historia de Dios persiguiendo a la persona en un proceso de autoentrega divina que es inexorable. Por momentos, parece brusco y desafiante. Por momentos, parece gentil y abrazador. En todo momento todo es sobre el amor de Dios por nosotros.
La sexta morada es por mucho la sección más larga. Contiene un tercio del total del libro. Contiene once de los veintisiete capítulos. Teresa lo situa en la segunda etapa del proceso del casamiento espiritual, los desposorios. Contiene material dificil sobre el fenómeno místico tales como las locuciones, arrebatos y éxtasis.
La sexta morada tiene un tema constante de juicios y favores. Aun con el progreso de las cinco moradas previas aun no estamos listos para Dios. La luna de miel se termina. Ahora viene la demanda inflexible de amor que se sustenta solamente con la muerte del autocentrismo en la mayoría de detalles esmerados. Es amor sacrificado que llama más allá de los límites humanos. Las pruebas vienen como las cargas de la condición humana de uno que está siendo preparado para la autocomunicación divina. La comodidad de la actividad divina es la nueva y expansiva presencia de la realidad de primera mano de uno en Dios. Todo lo demás es un medio para esta preparación para la unión en el misterio del amor.
La sexta morada es un espacio de enormes deseos de las indicaciones de Dios desde lo profundo del alma. Los anhelos son producidos por una flecha que perfora el alma. La herida es dolorosa pero placentera. Estamos siendo preparados para un encuentro con Dios que es sin precedentes. Demanda una pureza e intensidad que solamente sucede con una purificación personal sobrecogedora. “Todos estos sufrimientos se supone que incrementan el deseo de uno para disfrutar el desposorio.” (Castillo Interior 6.1.1) Teresa está describiendo su aventura personal de Dios buscándola. Su historia de amor es nuestra historia de amor si permitimos que así sea. El resultado es una dolorosa, pero aun totalmente placentera transformación. Esto sale a la luz por los eventos místicos que están intercalados en los altos y bajos de la vida diaria. El nuevo brillo de la presencia de Dios es cegadora solamente por causa de nuestra debilidad. Es la combinación de la privación y el consuelo en el curso de la vida en un mundo quebrantado y pecador. Es el compromiso con la nueva auto-comunicación de la presencia transformadora de Dios. Esta es la realidad fundamental que se define en la sexta morada.
Este sufrimiento de esta intensidad ha sido evadido hasta este punto. Ahora es el único pasaje para la última meta, la unión con Dios. El purgatorio no es negociable. Podemos hacerlo en esta vida o en la próxima. “Además, si el sufrimiento es para purificar esta alma que es la que debe entrar en la séptima morada – solamente aquellos que entrarán al cielo deben ser limpiados en el purgatorio – es tan pequeño como una gota de agua en el mar.” (Castillo Interior 6.11.6)
Teresa usa dos elementos para mostrar cómo el frecuente temor por los eventos místicos están conectados a nuestra experiencia diaria. El primero es su desarrollo de su tema del amor humano en el matrimonio. El segundo es la humanidad de Cristo.
Para Teresa, la sexta morada representa el segundo paso del matrimonio en su tiempo, el desposorio. Esto es precedido por el cortejo y seguido por la unión en matrimonio. Mientras acentúa el infinito abismo entre la experiencia humana del matrimonio y la experiencia mística del matrimonio, la santa Carmelita señala que no hay mejor comparación para ayudarnos a entender la historia de amor divino.
Cuando soy testigo de una celebración de matrimonio, uso una exhortación tradicional anónima para la pareja que contine las siguientes palabras: “De ahora en adelante, ustedes se pertenecen enteramente el uno al otro. Serán uno en mente, en corazón y uno en las afecciones. Cualquier sacrificio que pueda ser requerido en lo sucesivo para hacer que se preserve esta vida en común, siempre lo harán generosamente. El sacrificio es usualmente dificil y molesto. Solamente el amor puede hacerlo fácil y solo el perfecto amor puede hacerlo alegre. Estamos dispuesto a dar en la proporción en que amamos. Cuando el amor es perfecto, el sacrificio es completo.”
El amor siempre aplasta nuestro sentido común de acercamiento a la realidad. Teresa dirige la atención a este trazo de amor sacrificado. Ella dice que entre más recibe el alma los favores del Señor, más sufre. Este sufrimiento no es un obstáculo sino una invitación al júbilo dentro de una vida más llena y un amor más intenso. “La razón es que desde que se obtiene más conocimiento de la grandeza de Dios y mira a sí mismo como distante y lejos de disfrutarlo, el deseo por el Señor incrementa mucho más; también, el amor incrementa en la medida que el alma descubre que tan grande es Dios y Señor y desea ser amada.” (Castillo Interior 6.11.1).
Más adelante, ella agrega:
“¡Oh Dios ayudame! Señor cómo afliges a tus amantes hijos. Pero todas las cosas son pequeñas en comparación con lo que tú les das más adelante.” (Castillo Interior 6.11.6)
Es claro que el amor es la meta. Esto es de mucha ayuda para darle sentido a las experiencias místicas. El fenómeno de la locución, los arrebatos y el éxtasis incluyen varias clases de visiones. Todas ellas son parte de la auto-comunicación de Dios en el individuo. Esta es la experiencia de la contemplación. Juan de la Cruz lo llama la infusión del conocimiento divino y el amor. Para muchos, las gracias místicas de la presencia de Dios con frecuencia brotan en la psique e incluso en expresiones físicas dentro de la persona. La experiencia personal de estos eventos varía de acuerdo a las bases del individuo. Al final, sin embargo, lo que importa no son las experiencias discernibles, sino el poder transformador de Dios expandiendo el corazón para la auto-entrega de amor.
En todo esto, Teresa es enfática sobre preservar el contacto con la humanidad de Cristo. El silencio contemplativo y la absorción en Dios necesita el apoyo de Cristo y el mensaje de su Evangelio para mantener el alma atada a la realidad.
“Para estar siempre retirados de las cosas corporales y encendido en amor está el rasgo de los espíritus angélicos no aquellos que viven en los cuerpos mortales.” (Castillo Interior 6.7.6)
Teresa señala que la vida nunca será corta de problemas y cargas. Necesitamos mantener nuestros ojos fijos en el Cristo Crucificado como el modelo y camino para nosotros. No hay momento en el cual encontraremos algun pasaje más verdadero hacia la libertad y el amor que en las huellas de Jesús. Este énfasis en siempre mantener una conexión cercana a la humanidad de Cristo fue una de las contribuciones más influenciales de Teresa en la historia de la espiritualidad cristiana. Con el paso de los siglos hubo muchas atracciones destructivas en la dirección opuesta. Estas desviaciones tuvieron consecuencias devastadoras que mutilaron el mensaje del Evangelio.
En los dos capítulos finales de la sexta morada, Teresa resalta dos puntos, la luz de la Verdad y el fuego del deseo. Es aquí que Teresa establece la definición de humildad que es la virtud base para toda su enseñanza y experiencia.
“Una vez estuve ponderando por qué nuestro Señor era tan aficionado a esta virtud de la humildad, y este pensamiento vino a mi – en mi opinión no como un resultado de la reflexión sino repentinamente: Es porque Dios es Verdad Suprema; y ser humilde es caminar en la verdad de que por nosotros mismos no tenemos nada bueno sino solo miserias y la nada. Quien quiera que no entienda esto camina en la falsedad. Entre más entiende uno más se complace en la verdad suprema porque está caminando en la verdad. Agraden a Dios, hermanas, se nos dará el favor de nunca dejar este sendero del autoconocimiento.” (Castillo Interior 10.7)
Conclusión:
En la sexta morada el deseo de Dios para comunicarse con la persona se encuentra con la resistencia humana en el nivel más profundo y más escondido. Los obsequios y favores en la sexta morada llevan todos hacia la meta de unión con Dios. El alma está siendo preparada y transformada. Ciertos ídolos han estado escondidos durante todo el viaje espiritual de las moradas anteriores. Ahora, ellos son mostrados abiertamente. La acción de Dios no deja espacios sin tocar. Los hábitos de toda una vida de compromiso y de ambivalencia son sacados por la radiante verdad y el amor de Dios. La falta de mentalidad y el corazón fracturado empujan en miles de direcciones. Ellos estan expuestos como obstáculos para amar. El sufrimiento de la sexta morada SINGES los últimos remanentes de resistencia. Dios nos dirige hacia un abrazo abierto que deja afuera todo lo que no es de Dios. Nada queda sin tocar. La inmensidad de la llamada de Dios compromete el alma. Dios elimina cada obstáculo para este gran amor. Al mismo tiempo, hay una nueva luz para ver a Dios en todas las personas más allá de los límites de la cultura y el auto-interes. La creación completa habla con una elocuencia fresca de la presencia de Dios. La gente está experimentando en una forma que trasciende la raza, religión, orientación sexual, estatus económico y todas las demás etiquetas de división que usamos para separar y aislar. Lo genuinamente espiritual ahora es verdaderamente hecho carne en los aspectos históricos encarnacionales de la vida diaria. El más chico de mis hermanos y hermanas ahora tiene la innegable estampa de la imagen de Dios. Ahora estamos a la puerta del pasaje final para ser uno con Dios.