ORACIÓN CONTEMPLATIVA


EL REGRESO A LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA 

Por muchos siglos la oración contemplativa fue de todo menos prohibida. Era considerada apropiada para unos pocos individuos excepcionales que eran considerados muy avanzados en la vida espiritual. Era extremadamente limitada. La meditación discursiva, un método de oración más complicada que la Lectio Divina, era la norma para otros buscadores serios del crecimiento espiritual.

En la oración discursiva, el énfasis es sobre la búsqueda de visiones más nuevas y más profundas junto con la resolución de hacer algo bueno o evitar algunas faltas. La meditación discursiva, depende fuertemente del intelecto y la imaginación, gradualmente crece para ser más complicada y más remota de la experiencia laica. Los laicos, en su mayoría, se quedaron con las devociones, el rosario, las novenas, adoración del Santísimo Sacramento y otras expresiones de religiosidad popular como las expresiones aceptadas de su vida de oración. A causa de estas formas de oración con gran frecuencia no hay una meta clara para la transformación personal, hubo una desconexión entre la oración y la vida. Con frecuencia, se vuelven solamente oraciones de petición. Sin embargo, es importante recordar que Teresa enseñó que aún las formas más sencillas de oración están abiertas a la contemplación cuando hay suficiente amor presente. En los nuevos movimientos de oración en la iglesia de hoy, la oración contemplativa es considerada una meta deseable por todos.

En la oración contemplativa, el énfasis es sobre la presencia amorosa y silenciosa de Dios con el mínimo uso de preocupación por el intelecto o la imaginación. La oración contemplativa empieza con la actividad propia de la persona.

Dios está buscando traer luz, el regalo de la sabiduría divina, a cada persona. sin embargo, nuestros pecados, faltas, apegos y todas las expresiones de nuestro egoísmo bloquea la luz. El alma es como el cristal de una ventana donde los actos malos y faltas son como manchas. Estas marcas sucias y oscuras necesitan ser removidas para permitir que entre la luz de Cristo.

La oración contemplativa empieza con el esfuerzo del individuo. Está buscando una presencia silenciosa ante Dios. Esto está más allá del pensamiento, la imaginación y hacer afectos. La esperanza en la oración contemplativa es eso que fluirá dentro de la contemplación que es gratis y es un regalo extraordinario de Dios que trae conocimiento por medio del amor. Esta es una nueva y directa presencia de Dios. Hay una renovación del individuo a través de las etapas progresivas de sanación, purificación y transformación.

Nuestros esfuerzos de la vida espiritual trabajan para purificarnos, para liberarnos de todo lo que nos aleja de Dios. Esto es lo que sucede cuando somos fieles a la oración personal profunda. Junto con la transformación de la conciencia se desarrolla gradualmente una pureza de corazón. Este es el suelo fértil para la oración contemplativa.

Oración Contemplativa: La Esperanza para la Contemplación


Es de mucha ayuda ver la oración contemplativa como una guía al estado de contemplación. La oración contemplativa es el camino, la contemplación es la meta.

Hay un delicado balance entre la oración contemplativa, en todas sus variadas formas, y la contemplación. En la oración contemplativa la persona está activa. En la contemplación la persona recibe la acción de Dios. Conforme el individuo continua creciendo en pureza de corazón, la contemplación, como un estado del ser y un regalo de Dios, se vuelve el resultado más probable.

El viaje de la oración puede ser descrito en tres etapas: la salida, el movimiento actual y la llegada. El punto de inicio es el hambre básica en el corazón. Esta hambre gradualmente evoluciona para identificar en una forma u otra una necesidad por Dios. Esto lleva a una búsqueda más enfocada que obtiene dirección de la oración personal profunda. Esta oración, es una madurez normal, se mueve de la actividad al descanso, de muchas palabras y pensamientos al silencio, del esfuerzo personal fuerte a una sencilla entrega a la Presencia Divina. Este es el viaje hacia la oración contemplativa. Este es un movimiento guiándonos hacia el elusivo centro donde habita Dios. Paz y orden son la promesa más que BECKONS como la meta final de la oración. Esta es la contemplación dirigiéndonos a ser uno con Dios. Esto es verdaderamente hacia donde vamos.
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