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Lucas 14: 1, 7-14
El pasaje del Evangelio generalmente tiene muchos niveles. En el de hoy parece que Jesús nos está ofreciendo algún consejo práctico. Hace contacto en dos costumbres muy fuertes que había en sus días. La hospitalidad y la reciprocidad. Las dos estaban empapadas en la idea del estatus y el reconocimiento enraizado en falsos valores de prestigio, poder y privilegio: “Haces algo por mí y yo te devolveré el favor” “Bienvenido a mi club privado y especial”
Jesús, sin embargo, va mucho más profundo. La enseñanza de Jesús es sobre la transformación de los falsos valores del mundo. Él está proclamando la verdad del Reino. La enseñanza fundamental es la humildad. Esto significa reconocer quien es Dios y quienes somos nosotros. Es todo sobre el creador y la criatura. Estamos siendo llamados a un discipulado humilde que reconoce la presencia de Dios en todo, especialmente, los pobres, los olvidados y los marginados. Estamos siendo llamados a una nueva mentalidad, a compartir la visión con Jesús al identificar y servir con una actitud humilde que exalta al otro y no a nosotros mismos.
Jesús nos ofrece dos maneras prácticas que tienen ramificaciones para abrir las maravillas del mensaje del Evangelio. Esta iluminación nos dirige por el misterio del tema de reverso de Lucas. El servicio prevalece sobre el prestigio y el privilegio. La humildad reina tan claramente en contraste con las exaltaciones del mundo de la propia riqueza, el poder y la prominencia.
El sistema honor/vergüenza y el programa de auto servir reciprocidad en el tiempo de Jesús y el de nuestro tiempo le da paso al desafío del Evangelio. Jesús está llamando a un cambio revolucionario de mentalidad que penetra nuestro corazón y estilo de vida.
Lucas sitúa la enseñanza de hoy en el contexto de una comida. Muchas de las enseñanzas de los evangelistas son presentadas durante el compartir de una comida. Se ha dicho que podemos comer en nuestro camino a través del Evangelio de Lucas. Obviamente, Jesús siempre estaba invitando a sus seguidores a entrar a un nivel mucho más profundo de la experiencia humana que prácticos conocimientos de mesa. Él siempre está dirigiéndonos a la presencia de Dios que se abre a las cosas de la vida diaria hacia el misterio más profundo.
Lucas pone énfasis especial sobre la misión de Jesús para poner el mundo de cabeza. Él pone gran importancia en el tema de reverso: “Porque todo aquel que se exalte será humillado, pero aquel que se humille será exaltado” (Lucas 14: 11)
Las enseñanzas de hoy son dadas en forma de parábolas, el mensaje es sobre el reino: el gran reverso que está por venir. Estamos llamados a recibir al pobre y al más pequeño. Ahí encontraremos a Dios. Lo grande y poderoso de este mundo encontrará su destino enormemente falto y disminuido en el nuevo mundo de cabeza del reino. El llamado para nosotros en este gran reverso es ir más allá poniendo un chequecito o dando una limosna a la verdadera hospitalidad.
La hospitalidad en la enseñanza de Jesús no es un gesto simbólico sino un verdadero sacrificio e involucramiento con aquellos en necesidad en nuestro medio. Con mucha frecuencia, es en forma de recaudación de fondos y no servicio, sentirse bien y no entregarse que es lo que en realidad nos hace salir de nuestra zona de confort.
Jesús estaba desafiando las costumbres atrincheradas de servicio en sus días: un sentido distorsionado de hospitalidad y reciprocidad. Jesús está llamándonos a ir verdaderamente más allá del auto interés de compartir nuestra mesa y nuestra vida con aquellos que están en necesidad en nuestro medio. Esto no es una tarea fácil. Comparte el desarraigado y destrozado mundo de todas las dimensiones de las enseñanzas de Jesús. Con mucha frecuencia, las prácticas ordinarias de nuestro “ayudar a aquellos en necesidad” prueban ser un obstáculo y un estorbo en el mensaje del Evangelio de este día. Más frecuentemente que no, es más sobre auto satisfacción que sacrificio personal.
En el gran reverso del reino de Dios, Dios será el anfitrión. Como nos enseña Lucas en el Magnificat (Lucas 1: 51-53) y en las Bienaventuranzas y lamentos (Lucas 6: 20-26) los pobres y desamparados tendrán un lugar especial. La manera del mundo que se envuelve en actividad de auto servicio, en las actividades revueltas de la falsa hospitalidad y reciprocidad, llegarán a un final aplastante. Dios, como el anfitrión del banquete celestial estará al cuidado de todos los humildes y exaltados. Estas son las Buenas Nuevas: todos tenemos una invitación a la mesa. Los invitados serán medidos por servicio y no por prestigio y riqueza. El boleto es un corazón y una vida comprometidos en ayudar verdaderamente a aquellos que están en necesidad.