El falso "YO"

Recientemente, un amigo mío tuvo una crisis médica que hizo evidente que él tenía que cambiar su
estilo de vida. Él reconocío que tenía que hacer muchos ajustes. Compartió conmigo su visión sorpresiva que dejar de consumir galletas era lo más difícil para él. Le dije un dicho muy relevante de los Alcohólicos Anónimos: “un trago es demasiado y cien no son suficientes.” Cuando él lo escuchó, sus ojos se iluminaron y dijo, “Eso encaja perfectamente con mi problema de galletas.”

AA y otros doce programas de paso a paso están enraizados en actividades para ayudar a los individuos a traer a flote las agendas escondidas que han sido destructivas en sus vidas. Esta nueva conciencia es una práctica dolorosa. Como una consecuencia, todos nosotros somos muy renuentes para desenterrar estas verdades escondidas sobre nosotros mismos. Es la razón por la que mi amigo sólo tomó conciencia de su “problema con las galletas” en medio de su crisis de salud.

Thomas Merton reconoció el problema principal para aprender sobre nosotros mismos. Discernir los tesoros de nuestra tradición espiritual de fe, él creó el término “falso yo” para describir la auto-decepción masiva que está en el centro de nuestras vidas. El falso yo es el poder operando dentro de todos nosotros para hacer el centro en nuestra realidad. Somos dirigidos hacia una interpretación inclinada de lo que sea que afecte nuestra comodidad, privilegio, prestigio y particularmente nuestra habilidad para controlar las cosas para nuestra ventaja. A través del falso yo nosotros interpretamos la realidad en una forma retorcida y con un solo lado para proteger nuestro propio interés. Todos tenemos nuestra “galleta” cegadora en miles de problemas y esto es literalmente.

Nuestros planes sociales, económicos, culturales y personales se juntan para crear una falsa conciencia que tiende a proteger nuestro privilegio en muchas áreas de nuestra vida. Esto está en el centro de los problemas y divisiones de nuestra sociedad en nustros tiempos.

Aquí hay dos ejemplos en nuestra situación presente. El movimiento por los derechos civiles y la agenda gay, ambas, lentamente han levantado una conciencia en la ceguera de la sociedad en éstas áreas. En medio de mucho progreso, hay un largo camino que recorrer solo por una resolución de la situación. En el centro de la dificultad continua con estos cambios es el falso yo personal y comunal operando para proteger el estado de bienestar. Otro problema de la falsa conciencia es la idolización de la juventud. La gente apoya negocios con compras que cuestan billones de dólares para mantener la ilusión de la juventud. Claramente, Dios no está dentro del programa de preservación de la juventud. De otra manera, Dios no tendría problemas para cambiar el reloj biológico.

II

El falso yo promueve estas tendencial sociales y personales que operan dentro de nuestra mente y nuestro corazón. Cuando empezamos a orar regularmente, estos falsos problemas surgen gradualmente. Nosotros estamos desafiados a cambiar. Las escrituras son particularmente fuertes al atacar a los falsos ídolos que nosotros queremos. Una manifestación muy poderosa de este ataque sobre el falso yo está en la descripción de Elías y los falsos profetas de Baal. En una bella historia en la 1ª de Reyes 18 Elías hace el desafío final al pueblo que está dudando sobre un compromiso. Elías dice: “¿Hasta cuando estarán saltando de un pie al otro? Si el Señor es Dios, síganlo, si lo es Baal, síganlo.” (1ª de Reyes 18:21). Es una pregunta para todas las edades.

Parece como una elección fácil para nosotros. Sin embargo, cuando Baal viene en la forma de dinero, un estilo de vida más cómodo, nuestras intolerancias y especialmente las “galletas” de nuestras adicciones, la elección se vuelve un poco más oscura. Todas estas, y muchas más, son las poderosas mentiras del falso yo. El trabajo del falso yo es “abarcar el problema” y mantener el control de ponernos en el centro de nuestro mundo. Esta es la verdadera agenda del falso yo: el ensimismamiento que nos aleja de la verdadera realidad de Dios que es el centro de todas las cosas.

La liberación del falso yo está incrustada en la fidelidad en el viaje espiritual. En la peregrinación hacia Dios, la oración es el factor crítico. Al encontrar la palabra de Dios en Jesús, rápidamente comprendemos la importancia de lidiar con el falso yo. Esto lleva a la humildad y al autoconocimiento.

III

Teresa de Ávila es la maestra más prominente sobre autoconocimiento y oración. El autoconocimiento estaba basado en dos hecho importantes para ésta mística Carmelita. En el primer punto, ella tomó conciencia de que su falso yo la empujaba en muchas direcciones. Todas ellas la alejaban de Dios. Ella identificó la profundidad y el poder de su pecaminosidad en su corazón fragmentado. De igual manera, ella lentamente aceptó su impotencia para cambiar.

El segundo punto fue este: ella lentamente se dio cuenta de la profundidad del amor y la misericordia de Dios. Ella era amada y perdonada. Ella vivía en un mar de misericordia. Teresa en consecuencia abrazó la vida enraizada en su impotente pecaminosidad enrollada en la amorosa misericordia de Dios. Ella era la criatura atrapada en pecado pero, al mismo tiempo, una amada y perdonada hija de Dios. Dios es el creador que revela la inmensidad del poder divino en amor y misericordia. Ella desarrolló todas sus enseñanzas en estas visiones. Teresa también describió otra dimensión del falso yo. Cuando el individuo hace un esfuerzo genuino para ser más generoso en oración y honesto en enfrentar al falso yo, hay una nueva y escondida decepción que surge en el corazón.

Con más frecuencia, el falso yo va internamente. Su nuevo disfraz es la actitud de auto-rectitud enrollada en una postura de virtud. Esto se vuelve un desafío real para la gente religiosa. En el tiempo del nuevo crecimiento espiritual, el falso yo encuentra áreas novedosas para penetrar con su decepción.

Los problemas de control y prestigio, las realidades de división y aislamiento son atrapados en una constante lucha de poder en todas las prácticas religiosas. Estas actitudes de egoísmo son la raíz de la hipocresía que plaga todas la iglesias. El problema fundamental todavía es el falso yo. Ahora, sin embargo, usa la religión y varias expresiones de actividades piadosas para buscar una vez más el poder, el prestigio, el privilegio y el control.

IV

La grande y final tentación del falso yo es crear a Jesús a nuestra propia imagen. Esto involucra usar el Evangelio para fabricar un negocio muy cómodo con el mundo. En el centro de este compromiso está la meta de mantener el falso yo, “todo es en el nombre de Jesús.” Esta es la aflicción, en una forma u otra, de toda religión. Los apóstoles lucharon poderosamente contra esta tentación.

La segunda mitad del Evangelio de San Marcos es especialmente perspicaz sobre la experiencia de los apóstoles con el falso yo. En su lucha, la última solución fue mantener sus ojos fijos en Jesús. Esto los llevó por el camino a Jerusalén. Esto significaba tomar la cruz y morir a uno mismo. Los apóstoles solo llegaron a este punto después de la experiencia de la resurrección y el regalo del Espíritu Santo. Todo eso fue posible porque su lucha en la oscuridad no los llevó al abandono sino a la aceptación final de la llamada de Jesús. Solamente la disciplina fiel que lleva a la oración personal profunda permitirá manipular las maniobras engañosas del falso yo en el pasaje a la madurez espiritual. Lo que fue cierto para los apóstoles es cierto para todos los seguidores de Cristo hoy.

Jesús fue claro y fuerte sobre este problema. Él insiste en la necesidad de morir al falso yo. Esta es la verdadera conversión que reenfoca nuestra vida poniendo a Dios en el centro y alejándonos del falso yo.

“Si alguien quiere ser el primero, tiene que ser el último de todos.” (Marcos 9: 35-36)

“Cualquiera que antepone su vida a todo, la perderá; y quien la pierda por mi causa la salvará.” (Mateo 10: 39)

“Quien quiera seguirme, que renuncie a si mismo, tome su cruz y me siga.” (Mateo 16: 24)

“A menos que un grano de trigo caiga en el suelo y muera, queda solo, pero si muere, da muere da mucho fruto.” (Juan 12: 24)

Nosotros permaneceremos en la lucha hasta que Dios nos de la libertad final del verdadero yo en contemplación. Mientras tanto, “la gracia está en la lucha.”
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