El arte es el trabajo separado de dos jóvenes, Luis Arturo Rodas Abrego y Josué Castro Ponce. Ellos tienen dieciseis y diecinueve años respectivamente. Como miembros jóvenes del grupo de la parroquia fueron invitados por el pastor, Padre David Blanchard, O. Carm. Para desarrollar este proyecto con motivo del año de la misericordia.
Un evento reciente captura la violencia insana que impregna el mundo de los dos amigos artistas. Había una señora, Dionisia, conocida en su comunidad como la señora de las pupusas. Por años, ella vendió su deliciosa especialidad en la calle principal en el cantón de Luis y Josué.
Cuando ella cayó enferma fue su sentencia. Ella tenía que prestar dinero al 60% de interés de las pandillas. Pronto su situación en espiral se profundizó en la confusión que la expuso al horror de las demandas inmisericordes de las pandillas. Ella no pudo conseguir los pagos. Ella fue brutalmente y publicamente asesinada con once balas en su pecho y quedó en la calle como mensaje para los otros vendedores.
Dionisia fue una de las 4002 muertes violentas en los primeros tres meses de este año 2016 en El Salvador. Para poner esto en contexto, esto es 45 veces las muertes ocurridas por ataques terroristas en Belgica este año.
Luis y Josué han crecido en la capital del asesinato del mundo. Ellos viven en una realidad que tiene el más alto nivel de encarcelamientos en el mundo. No es una sorpresa que Luis y Josué, como el 75% de todos los jóvenes en El Salvador entre las edades de 18 y 26 quieran salir del país. Los dos jóvenes han sabido de por lo menos treinta amigos y parientes que han sido asesinados en la violencia de las pandillas.
La maravilla, entonces, no es que las obras de arte sean tan fuertes e intensas. El verdadero milagro es que ultimadamente su trabajo es esperanzador y retrata una pequeña pero definitiva apertura a una luz redentora.
Yo les pregunté si estaban familiarizados con los Evangelios. Sus respuestas con vergüenza, fueron un reacio, “en verdad NO”. Entonces les pregunté en dónde encontraron el mensaje de esperanza que plantaron en cada pieza. La respuesta inmediata fue, “Mi experiencia de vida.”
La obra de arte está impregnada con el mensaje del Evangelio de perdón como una forma para salir del caos que es su mundo. Su trabajo no usa el lenguaje de los Evangelios pero penetra profundamente en el mensaje. Hay esperanza. Hay vida en el caos. Hay apertura a la reconciliación en la saturada violencia. Hay una manifestación de nuevas posibilidades de vida en El Salvador que es compartida por mucha gente a pesar de toda la evidencia que hay en contra.
Si usted pondera la obra de arte por un momento, empieza a escuchar los sonidos de la roca que esta siendo removida. El suspiro en aumento del Aleluya crece hasta volverse una canción de alegría y esperanza. Una vez más el verdadero arte captura el misterio de la realidad humana que avanza hasta el nivel más profundo de la muerte que da paso a la vida.
ALGUNAS IMAGENES QUE SE EXPUSIERON POR PARTE DE LOS PINTORES LUIS Y JOSUE
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