YO SOY LA VID

JUAN 15: 1-8

Estimados amigos, una parte importante del Evangelio según San Juan es la declaración “Yo soy…” Son pronunciamientos de que Jesús es el Pan de Vida, el Agua de la Vida, la Luz del Mundo, la Puerta, el Buen Pastor, el Camino, la Vida y la Verdad y finalmente en el mensaje del Evangelio de hoy, es la Vid. Todas estas declaraciones tienen dos características comunes. 1 Todas están enraizadas en las enseñanzas del Antiguo Testamento. Y 2, muestran cuán importante es que las instituciones del judaísmo están siendo reemplazadas en Jesús. Él es como la fuente de la revelación de Dios. Jesús es el punto privilegiado de encuentro con Dios para toda la humanidad.

El testimonio de Jesús como la Vid verdadera es el centro de toda fe verdadera. Necesitamos estar compenetrados con la vid para recibir la nueva vida que Jesús trae al mundo. Por nosotros mismos somos impotentes y estamos perdidos. Necesitamos estar unidos a la vid. También necesitamos ser purificados de todo lo que bloquea el crecimiento de Jesús en nuestro corazón.

La vida cristiana no es solo una posibilidad real para nosotros. Es el deseo más urgente de Dios que nosotros permanezcamos unidos a Jesús. No estamos solos. Somos ramas de esta vid. Estamos asegurados con el torrente siempre presente de la gracia de Dios para ayudarnos a ser responsables unos de otros. El centro de toda esta cuestión es permanecer en Jesús y vivir sus enseñanzas. Sin esta unión a la vid, no habrá fruto. Todo es estéril.

La nueva vida del evento de la Pascua empieza cuando comenzamos a vivir de acuerdo con el mensaje de Jesús. El poder del amor surge a través de nosotros para producir el nuevo fruto del Reino de Dios.

Lo que está sucediendo en la vid es que Jesús nutre nueva vida en nosotros. Esta nueva vida nos empodera para ser testigos y servir para transformar el mundo. El poder del Evangelio siempre está basado en la conexión a la vid. Todos los servidores del Evangelio, en verdad todos los cristianos, son llamados a estar en constante relación con la nueva vida que viene de la vid. La oración, el sacrificio y el servicio son necesarios para mantener la conexión con Jesús. Solamente Jesús, como la fuente de vida en la vid, puede ultimadamente producir el buen fruto que es la nueva realidad fluyendo del amor.

La Vid es un símbolo con una gran riqueza para el vínculo que Jesús vino a establecer entre Dios y todos los pueblos de toda la creación. El mensaje de Pascua de nueva vida claramente se refiere a la vida después de la muerte. Es igualmente una declaración de nueva vida en el presente. Cuando hay amor, ahí está Dios. La Vid, que es Jesús, es la fuente de este amor. Cuando permanecemos aliados, cuando caminamos con Jesús, el fluir de la vida es convertido en amor. Somos testigos de este amor y sirvientes de este amor para todos. Este es el Aleluya de Pascua produciendo la nueva realidad de la esperanza cristiana. Es el reino encarnándose para nuestro servicio y reconciliación. Como pueblo del Aleluya testificamos para la nueva vida del Cristo resucitado cuando engendramos el buen fruto de nueva vida en el amor.
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