EL BUEN PASTOR

JUAN 10: 11-18 

Estimados amigos, Hoy, y los siguientes tres domingos del tiempo de Pascua estamos invitados a ponderar y orar sobre el misterio de la Resurrección a través de algunos pasajes del Evangelio según San Juan. Se nos pide ir más allá de las historias de la Resurrección hacia el mensaje espiritual más profundo que es tan característico del Evangelio de Juan.

Por supuesto, Jesús ha resucitado, Aleluya. Pero ¿Qué tiene que ver eso con que el galón de combustible cueste $ 4.00 o con los suegros locos, o el costo explosivo de la universidad o con los sueños desvanecidos de una vida de clase media?

Hacer la conexión entre las cosas de la vida y la Resurrección es el propósito del tiempo de Pascua. Tenemos que aprender cómo filtrar todas las cosas a través de la victoria final que se nos ofrece en el Salvador Resucitado. Este es un proceso largo y desafiante de permitir que la realidad se hunda en nuestra comprensión de la vida y de la experiencia.

¿Qué significa realmente para nosotros que la victoria final y absoluta ya ha sido ganada? La puntuación final que cuenta ya está. La línea final que resistirá cualquier ajuste está en el pizarrón. Cristo ha ganado. Jesús es la victoria. La expresión final de la realidad florecerá en la victoria del amor sobre el odio, de la vida sobre la muerte, la guía y la protección del Buen Pastor sobre la inconstancia del destino.

Se nos pide ver en la Resurrección a un Dios cuya ternura nos llama a la vida en medio de toda la difusión del mal de conflicto y confusión que llena nuestra existencia diaria. La experiencia de esperanza y amor que encontramos en el Cristo Resucitado nos ayuda a leer las casi incontables declaraciones de la ternura, compasión y misericordia de Dios en las escrituras con nueva profundidad y maravilla.

La imagen del Buen Pastor está enraizada en un mensaje consistente de un Dios tierno y amoroso. ”Dios limpia las lágrimas de los tristes” (Isaías 25: 8)…”Dios recolecta nuestras lágrimas en su odre” (Salmo 56: 9)…”Mi nombre y tu nombre están escritos en las palmas de las manos de Dios.” (Isaías 49: 16)…”Dios nos sostiene del brazo y nos enseña a caminar, como una madre sostiene a su bebé.” (Oseas 11: 3-4)…”Dios nos levanta en alas de águila.” (Éxodo 19: 4)…”Dios ama con un amor eterno” (Salmo 118)

Una gran parte de la vida es una lucha fundamental y una búsqueda por el hambre más profunda en nuestro corazón. Todos estamos buscando el verdadero amor. La mayoría de nosotros tenemos toda una vida de ilusiones y de sueños rotos en esta búsqueda. Solamente al ir despacio, tomamos a Jesús en su palabra que Él ha venido para que tengamos vida en abundancia. El tiempo de Pascua es una nueva oportunidad para escuchar al Pastor que promete vida verdadera si volvemos y entramos por la puerta que es Cristo Resucitado.

Entrar en el misterio de la Resurrección es aceptar la guía y el amor y cuidado del Buen Pastor. Es nuestro pasaje de la muerte a la vida, una vida que es abundante más allá de nuestros sueños. Es por eso que necesitamos ser el pueblo del Aleluya.
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