FESTIVIDAD DE LA ASCENSIÓN

HECHOS 1: 1-11; EFESIOS 1: 17-23, 8; MARCOS 16: 15-20

Estimados amigos, recientemente, tuve la oportunidad de compartir con algunos adolescentes. Me encanta la creatividad de ellos en el uso de dos frases, “y entonces” y “lo que sea.” El uso que ellos hacen de esas frases captura el contenido de un párrafo completo. Mientras las frases parecen poco irrespetuosas, también parecen juguetonas.

Hace poco unos jóvenes con cierto grado de ansiedad, vinieron a mí con la última predicción sobre “el fin del mundo.” Me encantó confundirlos con la sencilla respuesta, “y entonces” antes de darles una respuesta con más información.

Por supuesto, no tenía preocupación por el fin del mundo. La liturgia en la Fiesta de la Ascensión tiene una respuesta muy consoladora y un mensaje desafiante sobre este tema.

En la primera lectura de Los Hechos de los Apóstoles, Jesús les responde sobre el fin del mundo en estas palabras: “No les concierne a ustedes saber los tiempos y hora que el Padre ha establecido… Ustedes serán mis testigos en Jerusalén…y en todos los confines de la tierra.” (Hechos 1: 7-8) El ángel pregunta, “¿Hombres de galilea, por qué están ahí parados mirando al cielo?” (Hechos 1: 11) En otras palabras, sigan con la tarea de vivir y proclamar el Evangelio. Nosotros compartimos esa tarea. El mensaje de la Fiesta de la Ascensión de hoy no es el final de la misión de Jesús, sino el inicio de nuestra misión como discípulos de Cristo.

El siguiente capítulo en la historia de salvación de Dios es nuestro capítulo. Ahora estamos llamados a declarar el mensaje de la Buena Nueva con nuestras vidas, nuestra proclamación y nuestro testimonio. Este es el tiempo de la iglesia. Es tiempo de alcanzar y levantar, un tiempo de servicio y celebración, un tiempo de esperanza en lugar de los estragos continuos del pecado y de la injusticia en nuestro medio.

Si verdaderamente entendemos este llamado de Cristo, podemos contestar a las constantes predicciones del fin del mundo con la creatividad de los jóvenes, “y entonces.”

El significado de esta bella fiesta de la Ascensión está capturado en las palabras del prefacio de la misa:

Cristo, el mediador entre Dios y los hombres
Juez del mundo y Señor de todo
Ha pasado más allá de nuestra vista
No para abandonarnos, sino para ser nuestra esperanza.
Cristo es el principio, la cabeza de la iglesia;
A donde va, esperamos seguirlo. La respuesta cristiana para el fin del mundo no es temor y ansiedad. Es esperanza enraizada en la realidad que Jesús está con nosotros hasta el final de los tiempos. No tenemos necesidad de desesperanza y confusión. La respuesta de un verdadero cristiano es un sencillo compromiso para vivir con fe y confiar en un Dios que tiene un mejor plan. Nuestra parte en ese plan divino es proclamar, celebrar y compartir el Evangelio conforme vivimos la verdad de Cristo en nuestro humilde quebrantamiento. Oramos en la entrada de la misa de la Ascensión, “Que lo sigamos a Él en la nueva creación, porque su Ascensión es nuestra gloria y nuestra esperanza.”
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