VIGÉSIMO PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lucas l3: 22-30

Estimados amigos. La religión es siempre un problema que tiene varios lados. La cizaña y el trigo son una preocupación que está siempre presente. Hay mucho egoísmo que tiene lugar en nombre de Jesús. Con mucha frecuencia, lo que parece correcto es una búsqueda de la grandiosidad personal. San Lucas es muy fuerte al presentar el tema del reverso que dirige el problema de la auto-búsqueda espiritual. Hoy nos acercamos al Evangelio con otra expresión de Lucas que con frecuencia es repetida en el tema de reverso “Aquellos que sean los últimos, serán los primeros. Y los que sean primero, serán los últimos” (Lucas 13: 30)

Hay muchos que se hacen llamar cristianos y con frecuencia se imaginan a sí mismos como guerreros cristianos. Su trabajo principal es “atacar los pecados de los demás”. Alguna gente está a tiempo completo contra el aborto, contra la homosexualidad y otros cruzadistas contra el racismo y aquellos que están en contra de la reforma de inmigración. Ellos están completamente ocupados señalando cuan horribles son las otras personas. Otros tienen trabajo a tiempo completo señalando con su dedo a las personas que no observan en lo más mínimo las leyes de la liturgia, de la iglesia y de los sacramentos.

Un mensaje claro en el Evangelio de hoy es que todo mundo está invitado. Sin embargo, necesitamos trabajar en ello; necesitamos una responsabilidad personal primero y principalmente si vamos a participar en la gran fiesta que es el Reino de Dios.

La universalidad es una parte central del mensaje de Jesús que siempre está bajo ataque. Aún estamos en constante batalla con la exclusividad sobre si es una cuestión de racismo o de orientación sexual, el estatus inmigrante u origen étnico. Siempre hay algún punto sobre los problemas transgéneros que se están dando hoy en día. “Ellos contra nosotros” nunca se aleja de los encabezados.

La declaración de Jesús hoy es un llamado a despertarnos. “Yo no sé de dónde eres.” (Lucas 13: 25)

Jesús es muy claro sobre estos problemas “Por qué te fijas en la pelusa en el ojo de tu prójimo y no miras la viga que está en el tuyo…tú hipócrita remueve la viga de tu ojo primero.” (Mateo 7: 3-5)

Está muy claro que ser acomodador, lector, ministro de la eucaristía o miembro del comité de liturgia, puede ser muy admirable pero no es la preocupación principal. Jesús nos invita a ser humildes y siervos que perdonan en una iglesia de pecadores que buscan juntos la misericordia de Dios.

Santa Teresa de Ávila tiene dos enseñanzas fundamentales que dirigen al Evangelio de hoy. Jesús nos está diciendo que escuchemos su mensaje y que lo vivamos. Para hacer esto necesitamos conocernos a nosotros mismos. Teresa lo repite una y otra vez que el camino hacia Dios es primero y principal guiado por el auto conocimiento. Necesitamos saber que somos pecadores, pero pecadores amados y perdonados. Es por eso que la gran mística Carmelita dice que la historia de nuestras vidas es siempre, en el análisis final, la historia de la misericordia de Dios.

Este tema de la misericordia fue el centro del mensaje del Papa Francisco que inspiró y deleitó al mundo. Él dijo que ser un cristiano no era nunca caer y fallar. Esa debilidad humana es parte del viaje para todos nosotros. Es levantarse otra vez y abrazar la misericordia de Dios que está siempre ahí como una opción crítica para todos nosotros.
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