Lucas 19: 1-10
Estimados feligreses,
Lucas nos da hoy un personaje verdaderamente rico, en el recaudador de impuestos, Zaqueo. En la historia de hoy Lucas da un toquecito en tres de sus temas favoritos. El primero es el repetido ataque de que los ricos no pueden buscar la salvación. Luego tiene a Jesús una vez más abarcando a los olvidados, rechazados y marginados. Finalmente, como Jesús identifica la fe de Zaqueo, una vez más el evangelista identifica a Jesús como la fuente de vida y salvación. “Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos, trataba de ver quien era Jesús” (Lucas 19: 2) Jesús rompió las normas de lo correcto y se invitó a cenar en la casa de Zaqueo. En el proceso, el inquieto recaudador de impuestos fue introducido al juego de Jesús en el que se gana al perder.
Lucas es el único evangelista que nos deleita con la historia de Zaqueo. Él lo hace en parte, para resaltar la diferencia entre el jefe recaudador de impuestos y el oficial rico que no quiso jugar el juego de Jesús (Lucas 18: 23) Él no estaba invirtiendo en el juego de Jesús. Zaqueo, sin embargo, entendió el mensaje. Él comprendió que este encuentro salvador con Jesús tendría consecuencias inmediatas y concretas en su vida. Él no abrió solamente las cuerdas de su monedero, él abrió algo mucho más importante, su dolido corazón. Así, Jesús pudo decir con alegría, “Hoy la salvación ha venido a esta casa…porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.” (Lucas 19: 9-10)
Zaqueo se regocijó en el juego de Jesús donde tú ganas más cuando pierdes. Él se volvió rico de una nueva manera al liberar su corazón de la carga de su antigua riqueza que lo había vuelto un pobre hombre. Ahora Zaqueo tenía un nuevo propósito y dirección en su vida. Él, encantado hizo la restitución con un sentido de alegría y dirección en su asombroso llamado que guiaba a una nueva vida en Jesús.
Cada día en nuestras vidas, estamos abiertos a la posibilidad de la sorpresa que tuvo Zaqueo. En el diario fluir de la vida, con sus miríadas relaciones y responsabilidades y experiencias, Jesús nos está diciendo, “Quiero quedarme en tu casa hoy.” Cada día somos capaces de abrir nuestro corazón al mejor de todos los regalos e invitaciones. Estamos siendo llamados a entrar en el amor de Dios y su misericordia de una forma profundamente personal. Como Zaqueo, estamos siendo llamados a cambiar nuestros caminos, a ver nuestras riquezas de una nueva manera. Ahora se nos está pidiendo ver estas posesiones no como nuestra seguridad sino como la fuente para compartir en el amor de Dios por todos y por toda la creación de Dios. Como el asediado recaudador de impuestos, tenemos la sorprendente oportunidad de decir sí a Jesús con una hospitalidad renovada. Con un corazón liberado de la esclavitud de “nuestras cosas”. Estamos siendo llamados a una nueva oportunidad en la vida en los pasos de Jesús.

