Mensaje Cristólogico


“Cuando tratamos de determinar la imagen humana de Jesús y su mensaje Cristológico, nos encontramos de frente con la tarea que realmente no admite ninguna solución definitiva. Por lo menos, la personalidad que se nos ha dado en los Evangelios es imposible de entender y de penetrar. Es tan así de radicalmente paradójico y diferente de cualquier otra cosa que conozcamos que desafía cualquier clasificación. Justo cuando pensamos que ya lo conocemos Él aparece en otra forma, con nuevos tratos que nosotros no habiamos descubierto y que difumina nuestra guia anterior. Contemplar a Cristo nos introduce a una personalidad inagotable.

Aun así, cada uno de nosotros tiene una idea personal del Señor más o menos bien fundada, más o menos inconsciente, formando parte de una Cristología que influencia nuestro ser y toda nuestra subasta como cristianos.

Aun cuando no lo notamos, en esta imagen que hacemos de la personalidad de Jesús va nuestra propia manera de ser, nuestra propia psicología, y las muchas formas de nuestro egoísmo. Siempre estamos en peligro de deformar, de acuerdo a nuestra propia condición, la personalidad real del Señor. Tendemos a formar a Jesús a nuestra propia imagen y semejanza, de acuerdo a nuestra medida, justificando nuestra mediocridad e infidelidad para adaptar el mensaje de la persona de Cristo para nosotros y no de nosotros a Él. La unica manera de evitar esta tentación constante será el retorno permanente a la contemplación del Cristo de los Evangelios. De otra manera, transformaremos la Cristología en una proyección de nosotros mismos y la práctica cristiana en una ideología en la cual aceptamos los aspectos del Evangelio que encaja en una posición que ya es personal o en una ideología.”
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 (Siguiendo a Jesús: Segundo Galilea pág. 15-16 )

MI REFLEXIÓN:

Galilea identifica este problema de crear a Jesús a nuestra propia imagen y de acuerdo a nuestros propios intereses. Esto es un tropiezo universal. Empezó con los doce apóstoles. Todos quieren hacer a Jesús a nuestra imagen. Queremos definitivamente hacerlo más cómodo. El resultado final es que tenemos a un Jesús cultural, o un Jesús de prosperidad y seguridad, o a un Jesús legalista, o un Jesús moderado y sin significado.

Marcos abordaba este problema en su Evangelio. De hecho, es la mayor parte de su mensaje. Los apóstoles son retratados como cabeza dura y seguidores ambiciosos que no entienden las enseñanzas de Jesús.

Hay una sección en Marcos, 8: 22 hasta 10: 52 que es especialmente poderoso al mostrar la resistencia e ignorancia de los doce apóstoles. Marcos muestra a Jesús después de la resurrección invitando a los Apóstoles a regresar a Galilea. Ahí los encontrará Él. Este extraño mensaje se entiende hasta hoy y es que Jesús está dando a los apóstoles una segunda oportunidad para reconocer sus enseñanzas en la luz de su muerte y resurrección.

Nosotros también, necesitamos oir el mensaje una y otra vez. La autodecepción es un obstáculo mayor para aceptar a Jesús en sus términos. Dos cosas que son de más valor para ayudarnos a encontrar al verdadero Jesús de los Evangelios. Primera, nuestra lectura fiel de los Evangelios debe ser continua. Este encuentro frecuente con Jesús en los Evangelios debe ser lo más honesto posible. Debe medir nuestra vida constantemente contra la luz ardiente de la verdad del Evangelio. Nuestra tarea debe estar en la búsqueda. Necesitamos evitar cualquier sentido de tener la respuesta. La segunda cosa es el amor a nuestro prójimo. Debemos vivir el mensaje. Nuestra vida debe ser de servicio en el amor. Necesitamos expandir el grupo de los que reciben nuestro humilde servicio.

El Papa Francisco lo pone de esta manera en La Alegría del Evangelio:

“Antes que todo lo demás, el Evangelio nos invita a responder al Dios del amor que nos salva, para ver a Dios en los demás y para ir más allá de nosotros mismos para buscar el bien de los demás.” (La Alegría del Evangelio # 39)
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