LA VEJEZ UNA PARTE DECISIVA DEL PLAN DE DIOS-I

LA VEJEZ UNA PARTE DECISIVA DEL PLAN DE DIOS

PARTE I

Una de las “grandes mentiras” más insidiosas con las que vivimos es esta: la juventud es buena y la vejez es mala. Dios no está de acuerdo. La vejez es una gran parte del plan de Dios. A los ojos de Dios, una adultez saludable, una adolescencia confundida o una dolorosa vejez es lo mismo. Dios no tiene pánico del reloj. Dios solo mira la vida en su variedad de manifestaciones avanzando hacia el propósito final. Estamos llamados a ser uno solo con Dios por toda la eternidad. 

Muchas personas que no me han visto por un buen rato dicen que luzco fabuloso. El hecho no es una declaración para un sujeto que está en sus 80’s. Comprendo que el cumplido lo ofrecen con buena voluntad. Sin embargo, estoy feliz de encontrarme en el ocaso de la vida. Aquí es donde Dios me quiere tener. Cualquier apariencia de juventud, relativo o contrario, es una total ilusión. Yo experimento algo similar con mis varias visitas a los doctores, ya sean buenas o malas noticias, salgo con el mismo pensamiento: creo que voy a vivir hasta que muera.
Dios no compra la “gran mentira” que la juventud es preciosa y que la vejez tiene que evitarse a toda costa. Dios solamente mira el regalo de la vida avanzando hacia el diseño divino para cada persona que es la unión con el Misterio del Amor revelado en Jesús.

Hay una industria multi-billonaria cuyo interés es proteger el mito que la juventud es posible y preferible para cada persona. Su propaganda impregna todos los niveles de nuestra sociedad. Esta industria está apuntalando hacia un estilo de vida de decepción y distorsión. Eventualmente, la intransigente demanda del tiempo demolerá la mentira. El mito de la eterna juventud se destroza por el simple y despiadado “tic tac” del reloj. Todos nos vamos poniendo viejos. Para Dios, esto es bueno. Dios nos pide ir con la corriente, entrar en contacto con el programa. La vejez es buena porque la muerte es gran parte de la vida como Dios lo ve.

II 

EL PLAN DE DIOS

Ser uno con Dios es el último y definitivo propósito de nuestra existencia. Esta es el hambre más profunda en nuestro corazón. Sin embargo, a los ojos de Dios, el momento presente es la preciosa posibilidad de nueva vida y nuevo amor cuando respondemos a Dios generosamente y en verdad. En este contexto, cada etapa de la vida es igualmente bella pero enraizada en un diferente conjunto de responsabilidades.

En este escenario, los años finales son un tiempo de mengua de acuerdo con el diseño de Dios. Dios ha construido dentro de la realidad física ciertos cambios para ayudarnos a mantener nuestros ojos en el premio que es: el pasaje a la vida eterna. Nuestra vista, nuestra energía física y fuerza, nuestra memoria, diferentes partes del cuerpo y el aumento de la vulnerabilidad ante las enfermedades son todos los factores en el implacable desafío de la vejez.

En su libro clásico “Medio Divino”, Teilhard de Chardin ofreció esta vista maravillosa de lo que es el proceso de la vejez:

“Cuando las señales de la edad empiecen a llegar a mi cuerpo (y aún más cuando toquen mi mente) cuando llegue el momento doloroso y de repente me dé cuenta y despierte al hecho de que he enfermado o esté envejeciendo…en todos estos momentos oscuros, oh Dios, concédeme que pueda entender que eres Tú (siempre que mi fe sea suficientemente fuerte) quien está dolorosamente partiendo las fibras de mi ser para penetrar hasta el mero tuétano de mi sustancia y llevarme hasta ser uno contigo (Pág. 89-90)
Necesitamos liberarnos del mito que la juventud es más deseable que la vejez. Proverbios nos dice: “El encanto es engañoso y la belleza pasa pronto” (Proverbios 31:30) reconociendo y aceptando que la muerte como una parte integral e inevitable de la vida es un gran regalo. Es el comienzo de la liberación de “la gran mentira”. Hay una gran libertad cuando aceptamos la realidad como es, no como nuestra cultura consumista la proclama. Nuestra vida presente es solo un medio para llegar al esperado final, no es el final en sí. Nosotros estamos destinados a la vida eterna. Esto necesita ser el “si estamos en sintonía con el plan de Dios” veremos la vejez en una perspectiva verdaderamente positiva. Estamos llamados a abrazar la vida en todas sus posibilidades. Necesitamos evitar la trampa de ver la vejez como una maldición. Aún más importante, necesitamos rechazar cualquier compromiso para mantener un estilo de vida juvenil que fluye de “la gran mentira”.

El proceso del envejecimiento no es una experiencia trágica y dañina. Tenemos que resistir vivir en el pasado o buscar seguridad en nuestra mascota. Estamos llamados a abrazar nuestra humanidad de una nueva forma, con aumento de nuestra sabiduría que nos ayude a ver la conexión de amor en nuestra vida que totalmente fluye hacia el amor de Dios como nuestro verdadero destino. Nuestras relaciones con los demás increíblemente ofrecen diferentes y enriquecedoras posibilidades en esta fresca perspectiva.
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