Lucas 21: 5-19
Estimados feligreses, Mientras el año litúrgico llega a una rápida conclusión, el mensaje del Evangelio es una vez más una historia del final. La semana pasada fue un final personal. Esta semana es el fin del mundo.
La descripción de Lucas en el Evangelio de hoy es la destrucción del templo. Es la primera de las tres destrucciones en este capítulo de Lucas. Las otras dos son la destrucción de Jerusalén (Lucas 21: 20-24) y la destrucción del mundo (Lucas 21: 25-28)
Este pasaje se dirige a los primeros cristianos y a nosotros. Nuestros primeros antepasados en la fe esperaban su pasaje a la gloria rápido y casi sin esfuerzo al aceptar a Cristo como salvador. No tuvieron suerte. El rechazo, el conflicto y la persecución siguieron rápidamente a su conversión. Lentamente tuvieron que ir más profundo en el mensaje del Evangelio para encontrar el significado del misterioso y a veces atemorizante mundo.
Es lo mismo para nosotros. Venimos a Jesús buscando comodidad, y pronto, una gran parte de nuestro nuevo mundo nos atrapa en el desafío de caminar con Jesús en el camino a Jerusalén.
El mensaje de Jesús para hoy es que la lucha continuará hasta el final. Nuestro viaje de discipulado solamente es posible en sus pasos en el camino a Jerusalén donde la muerte da paso a la vida. El bien y el mal serán nuestro quehacer diario hasta el final. Ya sea el llamado al martirio o tratar con los suegros, ya sea la pérdida de un hijo o el proceso del envejecimiento, ya sea un ser amado o uno mismo perderse en una adicción destructiva o la crisis de una iglesia tambaleándose en busca del Evangelio, la cizaña y el trigo será lo que vamos a experimentar hasta el final.
El mensaje de Jesús es muy claro sobre lo que deberíamos hacer cuando el final esté cerca. No necesitamos almacenar comida o suplementos en una fortaleza, o en la montaña o en el sótano. Lo que debemos hacer es seguir sirviendo y amando a nuestros hermanos y hermanas en el contexto de nuestras responsabilidades en la vida.
Cuando nuestro pequeño mundo se encierra en el prejuicio, es amenazado cuando los inmigrantes ya no son convenientes, necesitamos buscar justicia que reconozca su humanidad y la dignidad inherente y sus derechos. Cuando nuestro mundo de estereotipos y distorsiones es aplastado porque emergen los homosexuales como iguales en nuestra humanidad necesitamos alejarnos de nuestro temor e ignorancia hacia un nuevo corazón lleno de compasión y aceptación. Hay muchas cosas en nuestros mundos que seguirán desmoronándose conforme abracemos la luz del Evangelio. En el proceso necesitamos ser fieles a la lucha por seguir el camino a Jerusalén.
La palabra que Jesús tiene para nosotros hoy es que la gracia está en la lucha. A pesar de todo, ese Jesús cómodo que nosotros pretendemos crear nos asegura que es gradualmente que lo vamos a percibir en el aumento de la conciencia de su presencia amorosa. Lentamente, entenderemos que hemos sido levantados en alas de águila. Los peligros que nos han acechado de alguna manera se apagan en el olvido. Jesús nos llama a perseverar, a ser pacientes, a ser fieles conforme experimentamos la destrucción de nuestros pequeños mundos de comodidad y prejuicio en el camino hacia el fin del mundo. Cuando seamos odiados por causa de Su Nombre estamos llamados a permanecer fieles. No necesitamos tener miedo. Él garantiza: “Ni un cabello de tu cabeza será destruido…por tu perseverancia serás salvado.” (Lucas 21: 19) En Cristo,
Padre Tracy O´Sullivan O. Carm

