CONTEMPLACIÓN AVANZADA-3


El material de esta selección es un mensaje más avanzado para los lectores que son más urgentes en su búsqueda del don de la contemplación. El autoconocimiento y la búsqueda de Dios

Nuestra mentalidad normal está llena de profundos prejuicios, falsos valores, ilusiones y un grandioso sentido de importancia personal. Todos ellos se unen para cegarnos a la presencia de Dios en lo más profundo de nuestro corazón y, más especialmente, en nuestro mundo. Aclarar este pasaje es la tarea de una auténtica vida espiritual. El autoconocimiento, la apreciación y la conciencia de lo que está ocurriendo dentro de nosotros, es un elemento crucial en este camino.

El viaje del autoconocimiento a menudo se describe como pasar del falso yo al verdadero yo. Es una nueva forma de mirarnos a nosotros mismos, a los demás y al mundo. Es una transformación de la conciencia. El crecimiento de la autoconciencia también abre los vastos patrones de injusticia en el mundo. En nuestros días, esto se manifiesta especialmente en las violaciones irreflexivas e indiferentes del don de la creación de Dios.

El falso yo está arraigado en nuestro exagerado sentido de importancia personal, nuestras ilusiones de grandiosidad, la ceguera de nuestros prejuicios y adicciones y, sobre todo, la irrealidad de nuestros ídolos. Nuestro corazón crea muchos centros falsos en nuestros apegos y el uso distorsionado de las criaturas de Dios. El corazón se fragmenta y se vuelve defectuoso.

Tendemos a cegarnos a nuestras faltas y fracasos. Hacemos hincapié en las deficiencias de los demás. Jesús lo describió bien. Destacó nuestra ceguera ante la viga en nuestro ojo en contraste con nuestra tensión en la paja en el ojo de nuestro prójimo (Mateo 7:4-5). La justicia propia domina nuestro enfoque.

A medida que nos damos cuenta de los falsos valores que fluyen de nuestro corazón deficiente, llegamos a una bifurcación en el camino. Estamos llamados a decidir. ¿Estamos realmente motivados por el amor de Cristo? ¿O son sus valores más ocultos y más egoístas los que impulsan nuestras acciones? Si nos fijamos en lo que nos gusta y lo que no nos gusta y en nuestras poderosas emociones, podemos tener una idea de lo que realmente impulsa nuestras decisiones. Al hacer una pausa para reflexionar, a menudo nos sorprenderemos de la oscuridad oculta que impulsa nuestras acciones.

Este es el dominio de nuestro falso yo. Necesitamos alejar la opción de la muerte, una decisión que se rinde al clamor del falso yo. Elegimos la vida cuando nos sometemos a la misericordia de Dios, que nos lleva al verdadero yo. En el corazón de este encuentro está el desafío perenne de conocernos a nosotros mismos.

Teresa de Ávila y la Misericordia de Dios


Para Teresa de Ávila, la larga búsqueda del autoconocimiento desembocó en dos hechos importantes que se convirtieron en el fundamento de toda su espiritualidad. Primero, tuvo un encuentro claro con el falso yo, un corazón distraído que se alejaba de Dios en muchas direcciones. En este corazón desordenado identificó su pecaminosidad.

Y lo que es más importante, poco a poco aceptó su impotencia para cambiar. La segunda realidad que Teresa acogió fue esta: fue amada y perdonada. Vivía en un mar de misericordia. Esto llevó a Teresa a aceptar la vida arraigada en su vulnerable pecaminosidad. Al mismo tiempo, experimentó la vida inmersa en la amorosa misericordia de Dios. Ella era la criatura atrapada en el pecado, pero una hija amada y perdonada de Dios. Dios fue el creador, revelando su poder en amor y misericordia.

Autoconocimiento, Oración y Vida


Teresa de Ávila fue implacable en declarar la importancia del autoconocimiento para el camino espiritual, el viaje a Dios en el centro de nuestro ser.

Pues bien, es una tontería pensar que entraremos en el cielo sin entrar nosotros mismos, reflexionando sobre nuestra miseria y lo que le debemos a Dios y rogándole a menudo por misericordia. (EL CASTILLO INTERIOR, 2.1.11)

Para Teresa, el misterio de Dios se despliega en la dinámica de la oración y de la experiencia de vida de la persona. La auto comprensión une este proceso. Cuando aceptamos la realidad del lugar de Dios y nuestro lugar, la misericordia de Dios es el tema dominante. A medida que crecía en conocimiento de sí misma, Teresa se volvía cada vez más convincente en su convicción a menudo repetida: "Mi vida es la historia de la misericordia de Dios".

A medida que crezcamos en el autoconocimiento, celebraremos nuestras vidas como inmersos en el mar de la misericordia de Dios. El autoconocimiento nos llevará poco a poco a abrazar la maravilla de este don. No hay mejor manera de entender y entrar en esta relación entre Dios y nosotros mismos que abriendo nuestros corazones a Jesús y su llamado. Seguirá una profunda oración personal.
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