Esforzarse por seguir adelante

(QUINTA MORADA DEL CASTILLO INTERIOR) 


Teresa declara que la quinta, sexta y séptima moradas son realmente una sola, pero ella va a delinear unas diferencias muy claras. Su descripción de las tres moradas finales consumen casi dos tercios de su libro. La quinta y sexta moradas son una aceleración en el proceso de purificación y transformación que llevan a la unión con Dios que es descrita en la séptima morada.

La acción de Dios en la quinta morada es una realidad totalmente nueva. Trasciende todo lo de las moradas anteriores. Hay momentos breves pero intensos de unión con Dios en la oración. Esta experiencia de unión facilita la entrega del alma a Dios por toda la vida. La renuncia al control es demandante y estresante. Usualmente involucra el dejar ir de aquellas cosas con las que nuestro corazón está bien enganchado en una forma destructiva pero seductora. Demanda volverse más seguro en el amor de Dios. Este abandono en Dios se expande dramáticamente comparado a las etapas iniciales de la cuarta morada. Con la intervención de Dios, la pasión por el control de la vida de uno, tan dominante en la tercera morada, se desvanece.

“Ya sea que tengas poquito o mucho, Él lo quiere todo para él.” (Castillo Interior 5.1.3) Este sentido de entrega “total” es nuevo en sus demandas atemorizantes. Es la razón de Teresa para decir que la mayoría no avanza en la quinta morada. La persona se aleja constantemente del centro para poner en el centro a Dios.

“Uno tiene que esforzarse por ir hacia adelante en servicio al Señor y en autoconocimiento.” (Castillo Interior 5.1.1.) “La verdadera unión puede ser alcanzada muy facilmente con la ayuda de Dios si nosotros hacemos el esfuerzo para obtenerla al mantenernos fijos solamente en lo que es la voluntad de Dios.” (Castillo Interior 5.3.3.)
El crecimiento en autoconocimiento en la quinta morada facilita la entrega a Dios. Todavía hay raíces muy profundas de egoísmo que se resiste a la llamada al amor absoluto a Dios y al prójimo. Las historias del Evangelio y otras cuestiones espirituales llevan a un autoconocimiento más profundo. Ellas revelan la inflación del ego y de la auto-absorción que ha estado escondida en el fluir de la vida ordinaria. Es atemorizante a la vista. Mucho de lo que aparentaba ser bueno y virtuoso, de hecho, ha sido empapado con una agenda de autocentrismo. Esta nueva auto-conciencia es la consecuencia de los toques de unión, la oración distintiva para la quita morada.

Esta oración de unión es un mensaje central en la quinta morada. Es una experiencia nueva y singular de la presencia de Dios. Todo pensamiento y sentimiento es suspendido por un corto periodo, usualmente menos de media hora.

“Así Dios se sitúa en el interior de aquella alma que cuando regresa a sí misma, no puede caber duda que estuvo en Dios y que Dios estuvo en ella.” (Castillo Interior 5.1.9)
En la quinta morada el amor asciende a niveles no alcanzados antes. Los regalos de esta oración de unión hace que esto sea posible. Esta oración de unión es la singular experiencia dominante de esta etapa de crecimiento. Uno empieza a crecer en la capacidad de compartir el amor de Dios con los demás. El resumen de Teresa de esta morada declara: “Todos sus deseos son dirigidos a complacer a Dios.” (Castillo Interior 5.1.1).
Dios asiste a un corazón recolectado para crecer en conciencia de la presencia de Dios en todas las personas y cosas en todos los tiempos. Dios tiene una petición absoluta de la atención de uno. El movimiento es para ver a Dios como parte de la agenda de uno para que Dios se vuelva la agenda de uno. Este es un paso radical en la transformación de la persona.

Teresa usa el ejemplo del gordo y feo gusano de seda que construye un capullo y evoluciona en una linda mariposa. Ella usa esta maravilla de la naturaleza para explicar los cambios que transpiran en la quinta morada. Para ella, esto muestra el poder transformador de la oración de unión en la quinta morada.

Esta construcción del capullo involucra alejarse del amor propio y de la voluntad propia junto con los apegos. Teresa dice: “Sin embargo, tomen valentía hijas mias, seamos rápidas para construir este trabajo y tejamos este pequeño capullo al alejarnos de nuestro amor propio, voluntad propia, y nuestro apego a cualquier cosa terrenal.” (Castillo Interior 5.2.6)

En el lado positivo, el capullo que ella dice representa a Cristo. Nuestra muerte en Cristo nos lleva a crecer en el amor a Dios y hacia nuestros hermanos y hermanas. La actividad principal, sin embargo, es Dios transformando el gusano de seda en mariposa, simboliza la nueva persona viviendo en entrega fiel a Dios.

Teresa es elocuente al describir la belleza, el poder y el obsequio de la experiencia de unión con Dios. Luego ella agrega una visión muy importante y de mucha ayuda. Al final, todo es sobre la unión de la voluntad y el corazón de la persona con Dios. Sin embargo, algunos individuos hacen un progreso igual o más grande hacia el centro por medio de su compromiso intenso para abrazar la voluntad de Dios en todas las cosas sin el beneficio de la experiencia de la oración de unión. Por algunas otras formas de la gracia de Dios ellos también participan en la transformación. Esto se ajusta a la enseñanza consistente de Teresa: las experiencias espirituales siempre son un medio para un fin, la unión con Dios. (Castillo Interior 5.3.3)

Teresa lo describe asi: “Oh la grandeza de Dios. Cuan transparente es el alma cuando sale de esta oración…Verdaderamente, el alma no se reconoce a sí misma. Miren la diferencia entre el feo gusano y la pequeña mariposa.” (Castillo Interior 5.2.7)

El primer tratamiento de las relaciones humanas de Teresa en El Castillo Interior finalmente aparece en la quinta morada. Ella señala que la unión con Dios debe ser hecha en la vida real. Esto es más verdad en las relaciones de unos con otros, todos hermanos y hermanas. Las relaciones interpersonales son la expresión concreta del amor de uno por Dios. Esta caridad fraternal es la medida final de la relación verdadera de uno con Dios revela la autenticidad de la oración. Teresa usa otra comparación para iluminarnos sobre la quinta morada.

Ella se expande sobre el frecuente tema usado del amor humano en El Cantar de los Cantares. Teresa relata estos tres pasos para el casamiento en la España de su tiempo: encontrarse, comprometerse y casarse.

Estos se relacionan hacia las tres moradas finales.

En el encontrarse, la pareja se conoce mutuamente al descubrir puntos e intereses en común. En la quinta morada, sin embargo, esta comunicación es una calle de un solo sentido. Cristo se revela a sí mismo a esa alma. Aquí otra vez, está la oración de unión que devela secretos no accesibles por ningún otro medio.

Teresa con frecuencia repite que la oración de unión está relacionada con la unión personal de uno con la voluntad de Dios en la vida diaria. Alejarse del amor propio es alejarse de satisfacerse uno mismo, exagerando las necesidades de uno y afirmando la importancia de uno mismo. Esta lucha se vuelve crudamente clara en la quinta morada.

Esta es la experiencia del misterio pascual. La muerte lleva a la vida. Debe haber muerte a todos los apegos previos, todas las expresiones de pecado, todo el amor propio distorsionado y la muerte del peso del mal que impregna la experiencia humana. Este pasaje a través de la muerte solamente es posible por los regalos especiales de la acción de Dios.

La sexta morada espera. Ella revelará, sorprendentemente, que todavía hay mucho por hacer antes del pasaje final hacia la unión con Dios en la séptima morada.
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