PESCADORES DE HOMBRES

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MARCOS 1: 14-20

 
Estimados amigos, hoy estamos en el camino con Jesús a través de la majestad del Evangelio de Marcos. Cuando Jesús proclama la presencia del largamente esperado Reino, Él inmediatamente dirige un llamado a la conversión, un cambio de corazón y un cambio de vida.

Luego Él nos muestra en la llamada a los primeros discípulos lo que es más fundamental para ese arrepentimiento y conversión. La llamada es una invitación para una relación personal con Jesús. Él va a ser nuestro amigo y maestro. Él es el gran regalo del reino. Nuestra llamada es para caminar con Jesús. Esto va antes de toda regla y práctica de nuestra fe.

La historia de Marcos sobre Pedro y los otros discípulos es una historia de esperanza y falla, de sueños rotos y aceptación más profunda de la experiencia humana que se abre al misterio del amor divino. Es un viaje lleno con las cosas de la vida en todos sus temores y confusión, es una maravilla y alegría. Es subir en la montaña rusa de tener que alimentar a cinco mil personas y la Transfiguración y las negaciones que recibió en la corte. El si para Jesús es siempre empacado en la fragilidad humana pero abrazado por un paciente Salvador que perdona siempre.

El mensaje para nosotros hoy es buscar una relación con Jesús. Necesitamos ir más allá de las palabras de la canción ¡Qué amigo tengo en Jesús! A una forma de vida llena con confianza y anhelo. Necesitamos estar listos para la pregunta que se le hizo a Pedro, ¿Quién dicen ustedes que soy yo? (Marcos 8: 29) como Pedro, tendremos más que nuestro compartir de dificultades para comprender el mandato de tomar nuestra Cruz y seguir a Jesús a Jerusalén. También como Pedro, la verdadera fidelidad nos mostrará ultimadamente que Jesús conoce mejor lo que necesitamos.

Esta relación con Jesús debe pasar por muchas y diferentes etapas conforme conocemos no solamente quien es Jesús sino que también quienes somos nosotros. Nuestra vulnerabilidad y debilidad brotarán como regalos que nos ayudan a saber realmente quien es Jesús y cuanto necesitamos de Él en este viaje de la vida.

Conforme crecemos en esta profundamente arraigada relación y comunión con Jesús, nuestros corazones se abrirán a la segunda parte de la llamada, compartir el regalo, para ser “Pescadores de hombres” (Marcos 1: 17)
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