Teresa y la Verdadera Santidad


Teresa de Ávila tiene cuatro libros principales. Los primeros tres son: Vida, El Camino de la Perfección, y el Castillo Interior. Estos son bien conocidos y muy leídos. El cuarto libro es mucho menos popular, se llama El Libro de las Fundaciones.

Es una gema escondida. En este libro, Teresa cuenta la fascinante historia del establecimiento de diecisiete nuevos conventos entre los años de 1567 y 1582. El último fue construído justo cuatro meses antes de su muerte. Fue un tiempo de una gran agitación para la envejecida monja.

Cada nueva base es como una serie de novelas con unas más dramáticas que otras. El mensaje entre la lucha inevitable para cada convento es como Teresa le dio expresión a su profunda espiritualidad en medio del caos de vida. Lejos de ser una contemplativa soñadora alejada de la vida, Teresa fue una política práctica, una mujer que tomaba sabias decisiones e implacablemente fiel a sus ideales. La pobreza vino en todas las formas posibles. Era bien recibida donde quiera que se manifestaba. El espíritu de oración era penetrante a pesar de las grandes cargas de pequeños políticos, de la iglesia, críticos civiles junto con oposición frecuente de la comunidad para sus nuevos conventos. Las formalidades burocráticas y las agendas políticas escondidas en adición a algún clasismo y recismo grave estaban sus cosas de su viaje hacia Dios.

La historia de la fundación del convento en Toledo es un buen ejemplo del compromiso de Teresa y de su estilo. Su confesor Jesuita la incitaba a ella a recibir el regalo de un mercante muy rico, Martín Ramírez, para establecer un convento en esta ciudad tan próspera. Ella de mala gana aceptó la llamada.

Ella inmediatamente envió la noticia a una amiga y benfactora, Dona Luisa, para que buscara las licencias obligatorias. Este permiso necesitaba la aprobación de las autoridades civiles y eclesiásticas. Su confianza en Dona Luisa estaba basada en su apoyo previo para fundar un convento en Malagon.

Poco tiempo antes de que ella llegara, se enteró de dos hechos críticos. Su patrón mercante acaudalado Ramírez había muerto y su amiga Dona Luisa no había obtenido la tan importante licencia.

La negociación con los herederos del mercante rápidamente llevaron a Teresa a resistir sus demandas controladoras. Ella no tenía dudas en descartar el apoyo de ellos.

El problema con la licencia fue más complejo. En parte, Teresa tenía que maniobrar a través de un peligroso campo minado de la oposición aristocrática que, a la vuelta, llevaron hacia el antagonismo de las autoridades civiles.

  • La resistencia de la aristocracia estaba basada en el sentido de violación de sus privilegios. Ellos aborrecían el pensar de un mercader, no importaba cuan valioso fuera fundar un convento. Ellos reclamaban esta misión como su derecho exclusivo. Sin embargo, Dona Luisa no hizo esfuerzo alguno para obtener la licencia.

En segundo lugar, el entusiasmo de la oposición era movido por el racismo. El mercader era un converso, un Judío convertido. Esto convirtió su rol como patrón en algo impensable en la realidad política y social de la élite de Toledo.

El obispo de Toledo habría tenido una poderosa aliada en Teresa. Sin embargo, él sufrió un error fatal, literalmente. Él venía de una familia pobre de campesinos. Los sacerdotes de linaje aristocrático no podían sopoartar este insulto. Ellos crearon cargos falsos de herejía que llevaron a diecisiete años de prisión al pobre obispo que murió como un hombre pobre cuatro días después de su liberación.

Teresa enfrentó tres desafíos prohibitivos similares: obtener la licencia, conseguir dinero, y encontrar una casa apropiada. Ella pasó los obstáculos con una experticia innata y visión política astuta mientras encantaba a sus oponentes y eventualmente sosegó a la problemática aristocracia. Ellos estuvieron felices de construir una gran capilla para el nuevo convento.

En todo, Teresa y sus monjas abrazaron la pobreza severa que su fiel resistencia creó. Ellas encontraron en la lucha una fuente de gracia y vida. De hecho, la última resolución llevó hacia una prosperidad imprevista que ellas encontraron perturbadora. Lo que viene a través del texto es un ser humano real consumido por la preocupación y la ansiedad. Ella se había sumergido en la vida lejos de cualquier falso escape espiritual. La lucha de Teresa devela de primera mano su fe y confianza a pesar de la aspereza de su experiencia. La paciencia fue una fuerza conductora en los altos y bajos de los conflictos.

La caridad y la obediencia, sin embargo, son la joya de la corona de los esfuerzos de Teresa. Su fuerte renuencia para empezar la ventura mostró su obediencia. Un ejemplo claro de su caridad es su descripción del trato de Dona Luisa hacia las monjas.

Aquí hay un verso que revela la caridad hacia Dona Luisa que jugó un papel crítico en socavar todos los esfuerzos de Teresa. Teresa tenía todo el derecho de expresar algo de hostilidad intensa hacia la patrona engañosa.

La decepción más profunda de Teresa fue el fiasco con la licencia. Ella no ataca a la astuta patrona solamente dice: “Yo entristecí más que el resto por aquellos que no dieron la licencia.”

Mientras Dona Luisa le dio a Teresa y sus compañeras hospitalidad en su lujosa mansión antes de que ellas entraran al nuevo convento, ella no les dio pero ni un solo centavo de apoyo para su nueva ventura. Como resultado, Teresa obtuvo algo de heno junto con algunas sábanas como sus únicas posesiones en la nueva casa. Teresa no expresa rencor cuando dice: “Parecerá imposible que mientras nosotras hemos estado en la casa de esa dama que me amaba muchísimo, tuvimos que entrar a las nuevas instalaciones con tanta pobreza.”

II
La historia de Teresa en Fundaciones trae un problema mayor en la búsqueda de una espiritualidad verdadera. ¿Cómo uno encuentra balance entre la oración y la acción, la soledad y el involucramiento? La vida de Teresa estaba tratando de balancear estos elementos constantemente. En el capítulo cinco de las Fundaciones ella nos da algunos consejos sabios.

Este consejo nos lleva a entender el problema básico en toda esta persecución del balance. Teresa enfatiza que la respuesta no está en cómo nos sentimos. Ni tampoco son actos piadosos y pensamientos espirituales continuos. Teresa declara con fuerza y claridad: “Como el alma progresa no se basa en pensar mucho sino en amar mucho.”

  • ¿Dónde encontramos este amor que es la respuesta? Teresa dice que este amor viene de la fidelidad a la obediencia y de la caridad. Estas son las manifestaciones más claras de darle la bienvenida a la voluntad de Dios. No es una cuestión de nuestra delicia espiritual sino de la delicia de Dios en nuestro abrazo de su voluntad. La obediencia es el factor clarificante que nos abre el camino. La caridad es un compañero igual: “Lo que sea que hicieron por los más pequeños, lo hicieron por mi.” (Mateo 25:40) La seguridad en el viaje está enraizada en este duo dinámico de obediencia y caridad.

III
Hablando de este balance esquivo en la búsqueda de la verdadera santidad, Teresa no le restó importancia a la oración y a la soledad. Al mismo tiempo cuando la obediencia y la caridad revelaron sus responsabilidades, Teresa respondió con generosidad y con todos sus muchos dones. “Mis hijas, no se entristezcan cuando la obediencia las dirija a involucrarse en asuntos en el exterior. Sepan que si es en la cocina, el Señor camina entre las ollas y cacerolas ayudándoles exterior e interiormente.” (F 5. 8)

El grado de espiritualidad más alto no consiste en el arrebato interior o en las delicias espirituales intensas. Está en vivir la voluntad de Dios con amor. Un retiro total de las demandas de la ordinaria vida diaria facilmente lleva a la gran autodecepción. Involucrarse en la ambigüedad de la vida expone faltas escondidas y lo lleva a uno a un autoconocimiento más profundo en el dar – y – quitar de nuestra condición pecadora.

Teresa regresa a su tema constante, la humildad y el autoconocimiento. Esta es su entrada al misterio del amor revelado en Jesús. Para ella, cualquier responsabilidad que cause que nosotros enfrentemos nuestros límites y nuestras debilidades es un gran regalo de Dios. “Yo considero un día de humilde autoconocimiento como un gran favor del Señor, aun cuando el dia pueda habernos costado numerosas aflicciones y juicios, más que muchos dias de oración.” (F 5.16)

Su mensaje es claro. Hacer la voluntad de Dios es la santidad. La humildad y el auto-conocimiento lo libera a uno de las muchas autodecepciones que produce el ego en la distorsión de la verdadera espiritualidad. Teresa siempre resalta lo básico: el llamado de Dios en obediencia y caridad llevan a la voluntad de Dios. Todo lo demás, especialmente la oración, juega un importante papel de soporte.

IV
Me gusta usar este ejemplo como una ayuda para descubrir la voluntad de Dios. Imagine una mesita junto a su cama. Cuando usted despierta, Dios tiene una lista de cosas para hacer hoy. Esta lista empieza con sus relaciones y responsabilidades. Su primera tarea es dar amor a todos los que están cerca de usted. Sus responsabilidades demandan su generosidad y compromiso. Luego está invitado a usar su tiempo, talentos y tesoro para expandir sus horizontes de involucramiento y profundidad de su amor. Todo empieza en casa y crece en expansión de círculos de amor.
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