CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO


LUCAS 1: 26-38 

Estimados amigos, Cualquier ser humano tiene que lidiar con dos puntos básicos cuando experimenta lo divino. Estas dos fuerzas son el desafío y la comodidad. Entre más madura es la espiritualidad más dinámico es el balance de estas dos guías en la vida religiosa de la persona.

María despliega la profundidad de su franqueza a Dios. Ella revela la belleza de su comprensión básica de lo que significa ser humano en la presencia de un Dios amoroso y todopoderoso.

Aquí está una adolescente, entre los marginados de la sociedad judía, llamada a ser la madre del largamente esperado Mesías. Aquí está una sencilla y abierta respuesta a la pregunta “¿Cómo puede ser esto posible?” (Lucas 1: 34) ella está atrapada en el hecho central de la historia humana y la sencillez de su fe y el poder de su franqueza muestran su perfecto balance entre el desafío y la comodidad en la presencia de lo divino.

Su mundo fue aplastado. Su confusión debió ser abrumadora. No cabe duda que su temor fue una respuesta natural a estos eventos sorprendentes. Ella tenía que contarles esta historia increíble a su familia y a José. Este fue el primer paso en un despliegue de misterio de poder viniendo de la debilidad, la historia de un Dios envuelto en pobreza, lo divino volviéndose humano. Estos fueron los desafíos que enfrentó María.

Mientras que el saludo “El Señor está contigo” y las palabras adicionales del ángel “no tengas miedo” son profundamente reconfortantes, María necesitó todo el apoyo que pudiera obtener. Ella tenía que enfrentar a José. En cualquier momento el prometido dice que ella quedó encinta por obra del Espíritu Santo, ¿a dónde va el dialogo después de eso? Agreguemos el hecho de que el niño va a ser el salvador de su pueblo y la única gracia salvadora tendría que ser la intervención divina. ¡Y eso fue lo que sucedió!

Su fe era su comodidad. Ella creyó que iba a ser la madre de Dios. Ella fue llamada para administrar en la nueva era del Mesías. No importa que tan profunda fue su confusión, ella confiaba que José acompañaría este viaje de fe. Él en verdad lo hizo.

María y José tuvieron que meditar profundo en el cómodo y tranquilizador mensaje del ángel para encontrarle el mínimo sentido a la realidad de su pobreza y desarraigo. Verdaderamente los desafiaba para mirar con fe al bebé nacido en circunstancias de total vulnerabilidad entre animales y con los más pobres de los pobres que eran los pastores. Sus mentes se ahogaron en contradicciones aunque su fe y entrega triunfaron al final.

Para María era solo el comienzo de un largo viaje de confusión y desconcierto, de comodidad y desafío. Solamente su fe y confianza podían reconfortarla en medio de un desafío que eventualmente traería la victoria y solamente por medio de la muerte en la cruz.

Cuando lo piensas, es muy parecido a nuestro viaje.

En Cristo 
Padre Tracy
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