Decimo Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

Vengan a mi

MATEO 11: 25-30

Estimados amigos,

En el pasaje del Evangelio de hoy, tenemos una invitación atractiva para ser liberados de nuestras cargas.

Jesús se presenta como el que realmente conoce al Padre y su voluntad compasiva y salvadora. Estamos invitados a venir hacia Jesús libres de las cargas de la ley. Estamos invitados al mar de misericordia y amor que trae verdadero descanso y libertad. Este descanso que promete Jesús no es solamente ausencia de trabajo y estrés. El “descanso” de la Biblia está enraizado en el día de descanso de Dios en el séptimo día de la creación, el Sabbath. Esta es la plenitud de la vida en el Reino.

Jesús dice “Vengan a mí” (Mateo 11: 28) esto significa que Él es la fuente de la revelación completa del Padre. Vamos a tomar su yugo, un yugo enraizado en amor no en obligación de las complejidades, y aún en la decepción, de un sistema legal que se extravía. Jesús está invitándonos a abrazarlo a Él y se mensaje de amor, Él nos llama a la autenticidad con todas las personas. Él nos llama a lanzar la carga de los “esto si y esto no” y a hacer nuestro camino en libertad y amor.

Jesús nos muestra en esta invitación que hay otra forma de Jesús, estamos envueltos en un amor que nos ilumina con la sabiduría para ver la forma en que lo hace Él. La pérdida del autointerés, la aceptación del sacrificio y servicio, el rechazo de la seguridad enraizado en las posesiones excesivas, todo lleva al reposo para nuestras almas. “Si, mi yugo es fácil y mi carga liviana” (Mateo 11: 30) Jesús nos llama a un amor de Dios y a los vecinos que promete alegría y paz ahora y para la vida eterna en el futuro.

El amor es la fuerza motriz detrás de la promesa transformadora de Jesús de aliviar la carga de la vida. Necesitamos mantener nuestros ojos fijos en Jesús porque Él tiene las semillas de la sabiduría guiándonos a la plenitud del Reino del Padre.
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