Dejar ir el Gran Dolro

I
En mis homilías acostumbro a dirigir dos ejercicios para los problemas críticos de amar a aquellos que nos han dañado. En el primero, habiendo fijado la necesidad y el deseo de cambiar. Hago que la gente pose su mano sobre su corazón. Luego les pido imaginar a esa persona, la misma que le está trayendo ese gran dolor a su corazón. Luego les pido que caven profundo con su puño y arranquen de su corazón a ese adversario. Finalmente, les pido extender su mano, abrir su puño y simplemente soplar para que esa persona se vaya lejos y entonces liberen su corazón de esta carga pesada.

En el segundo ejercicio, me refiero a la Segunda Oración Eucarística para los Niños. Yo resalto una declaración de la que deberíamos deshacernos “El odio que no nos deja ser felices.”y luego sigo con una invitación hacia otra parte de esta bella oración: “A todos aquellos que no amamos como deberíamos.” Yo les pregunto si hay alguien que quepa en esta descripción.

Estos ejercicios son buenos y hacen elevar la conciencia del dolor y el resentimiento que traemos en nuestro corazón. Luego señalo cuan difícil es reconciliar verdaderamente nuestros corazones como para perdonar y aceptar el de aquellos que nos han hecho daño. Esta es una cuestión crítica para todos nosotros en el viaje cristiano. Todos tenemos problemas serios con ciertos individuos y grupos en nuestra vida. Con frecuencia, estas personas son cercanas a nosotros. ¿cómo trascendemos a nuestro egoísmo, a nuestra auto rectitud, nuestra actitud crítica? Estas expresiones de egoísmo son algunos de los muchos obstáculos que nos impiden alcanzar el amor incondicional. Este es el amor que Dios tiene para ellos. ¿Es este es el mandato repetido una y otra vez en el Evangelio? “Amense unos a otros como yo los he amado.”

II
Me gustaría sugerir tres lecciones breves que Jesús tiene sobre el tema del amor por los enemigos.

La primera es la declaración de mirar primero la viga en nuestro ojo para poder ver la paja en el ojo del prójimo. Esta visión es una expresión magnifica de nuestra realidad humana. Solamente después de mucha madurez en la vida cristiana reconocemos nuestra tendencia para juzgar a los demás por nuestra auto rectitud. Eso nos impide ver los otros lados de la historia.

La segunda en la cruz, Jesús dijo, “Padre, perdónalos porque ellos no saben lo que hacen.” Siempre estamos tan dispuestos a aceptar este perdón para nosotros mismos. Aunque, generalmente somos vacilantes para compartir ese perdón de Jesús con aquellos que tenemos en el tope de nuestra lista de hostilidades.

La tercera, Jesús se le apareció a los discípulos aquella primera tarde de pascua. Su mensaje fue sencillo y claro. “La paz esté con ustedes.” La paz no fue otorgada porque ellos fueran fieles. De hecho, ellos estaban avergonzados de la forma escandalosa en que rechazaron a Jesús. Esta paz fue porque Dios es un Dios de amor y de misericordia y nos acepta en nuestras debilidades. Dios quiere que nosotros compartamos ese amor y esa paz con todos nuestros hermanos y hermanas especialmente a aquellos que están en la lista de “el gran dolor” en lo profundo de nuestro corazón.

III
Había un significado especial en el saludo de paz de Jesús para los discípulos. La palabra para paz en el idioma judío es Shalom. Contiene un significado que va más allá que la falta de guerra y hostilidades. Shalom significa una totalidad, algo que está completo de acuerdo con el plan de Dios. Las personas son poseedoras de esta paz cuando obtienen la totalidad que Dios tiene para ellos. Ellos tienen esta paz cuando viven en justicia y en verdad, en amor y en reconciliación.

En las escrituras Hebreas, había un saludo de Shalom al inicio y otro al final. Mientras tanto, es nuestra tarea buscar este gran regalo durante nuestra vida en las huellas de Jesús. Una parte central de este pasaje es quitar la viga de nuestro ojo, para perdonar y para vivir en el regalo de paz que Jesús nos ofrece continuamente.

IV
Este regalo de paz puede ayudarnos a enfrentar la aparentemente abrumadora tarea de perdonar. Para hacer esto, primero, tenemos que decir que es posible. Esto es una gran barrera para nosotros.

Nuestro “encontrar las faltas en los demás”, nuestras ‘palabras fuertes’ la digamos o no, nuestra actitud para juzgar a los demás y nuestro modo de aferrarnos a los rencores de nuestro dolor no son inevitables para nosotros. Podemos cambiar.

Jesús trajo al mundo amor incondicional. Todas sus enseñanzas son una invitación para compartir ese amor. Es este amor sin condiciones y sin límites lo que es la base de ese Shalom.

Las siguientes declaraciones son una puerta para conquistar el “gran dolor” al eliminar la amargura y el antagonismo que drena la vida de nuestros corazones. Estos corazones fueron hechos por la paz de Dios, Shalom, y no por la destructiva presencia del odio.

  • La resolución de un conflicto no va a ser la conversión del otro según mi punto de vista. Será un cambio dentro de mí mismo para expandir mi actitud a manera que reduzca la hostilidad
  • Tenemos la tendencia de etiquetar a las personas, entonces, ya encasillados, nos rehusamos a creer que ellos puedan cambiar.
  • Necesitamos buscar la salvación de nuestro oponente y no su humillación y derrota.
  • Con frecuencia la hostilidad más profunda de los cristianos es contra aquellos que están trabajando por la misma causa.
  • Tratar con las profundidades de las demandas de la caridad, una persona necesita trabajar en la autopurificación de mente y de corazón.
  • Esto nos ayuda a entender gradualmente que no tenemos un monopolio sobre la verdad. Necesitamos escuchar y estar bien dispuestos al diálogo si es posible.
  • Thomas Merton advertía a la gente con frecuencia en el movimiento por la paz de la necesidad de deshacernos de las agresiones escondidas que tan a menudo están presentes en nosotros y pasan desapercibidas porque nos sentimos tan seguros de la rectitud de nuestra posición. Debemos vaciar nuestro ser de la animadversión y de la hostilidad hacia el prójimo.
  • Martin Luther King con frecuencia citaba esta declaración de Booker T. Washington. “No permitas que nadie te tire tan abajo como para hacer que le odies.”
  • Es amor lo que viene de adentro y sale hacia otros no a causa de la amabilidad de las acciones de las personas sino porque uno mira en la dignidad humana, la mismísima imagen de Dios, que ni la violencia ni el mal pueden borrar.
  • Es el amor el que busca no la amabilidad de los demás sino por su necesidad, especialmente por la necesidad de ser humanizados.
Este material es solamente la punta del iceberg sobre las enseñanzas de Thomas Merton sobre la no violencia. Practicamente son una guia para la mayoría de nosotros para empezar a perdonar el “Gran Dolor.”
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