Cuarto Domingo de Pascua

JUAN 10: 11-18

El cuarto domingo de pascua también es conocido como el “Domingo del Buen Pastor.” El Evangelio de hoy tiene un tema diferente. Habla de Jesús como “La Puerta.” Esto a primera vista es mucho más de difícil de entender que el Buen Pastor. Aunque, como siempre en el Evangelio, hay un bello mensaje invitandonos al Misterio Pascual de la muerte y resurrección de Cristo.

En el tiempo de Jesús, cada noche las ovejas eran puestas en un área protegida llamada aprisco. Tenía solamente una entrada, la puerta. De esta manera la entrada servía para dos cosas, como protección de los ladrones en la noche y de día les impedía pasar a los pastos fértiles. De esta manera, la puerta guardaba y soportaba la vida de las ovejas.

Esta es la clave para abrir esta imagen de Jesús como “La Puerta.” Nuestro encuentro con Jesús ya sea en oración o en una vida comprometida con el Evangelio abre el misterio de la palabra de Dios. Jesús nos sostiene y protege cuando somos fieles a nuestra lealtad hacia Él. En consecuencia, Él dice “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10: 10) 

Esta enseñanza fluye del mensaje esencial del cuarto Evangelio. En el encuentro amoroso con Jesús nosotros no sólo tenemos vida en abundancia, tenemos la más alta calidad de vida, vida eterna.

Juan usa las declaraciones de “Yo Soy” para invitarnos a entrar en el misterio de Dios revelado en Jesús. Jesús es la fuente de vida eterna para los pecadores. Esta es la mayor conexión con la Resurrección que celebramos hoy. Él es la fuente de vida en “el que viene”, “la vida”, y la “resurrección.” Él es la “puerta” y el “camino” para los pecadores que buscan en la oscuridad y la impredictibilidad de la vida. Él es “el pastor” que nos guia en nuestra confusión y desconcierto. Él es el “pan” que nos nutre a lo largo del camino. Las descripciones de la realidad salvadora del “Yo Soy” de Jesús está unida en la gloria de la Resurrección, la victoria total de amor y de vida sobre las fuerzas del mal y de la muerte.

En la “Puerta” en el Evangelio de hoy, estamos llamados a abrazar a Jesús como nuestro camino a la vida eterna en la plenitud del Reino. En el Tiempo de Pascua, estamos invitados a entrar por la “Puerta” de la vida de cara a las luchas de nuestra vida diaria y de las inseguridades. Nosotros somos el pueblo del Aleluya. La victoria ha sido conquistada. Tomamos esa victoria a través de la “Puerta” que es Jesús, el Señor Resucitado. Él nos guiará a abrazar la vida y a vivirla plenamente con el Aleluya sonando en nuestros corazones.
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