Tercer domingo de Cuaresma

El Cordero de Dios (JUAN 2: 13-25)

Queridos amigos, En cualquier momento que encontramos el Evangelio de Juan, debemos estar listos para ir más allá de lo superficial. La fértil y potente profundidad nos espera. En esta temporada de Cuaresma, sabemos nuestra tarea principal que es prepararnos para la celebración del Misterio Pascual, la muerte y resurrección de Jesús. Esto nos dará un sentido de dirección cuando buscamos el mensaje más profundo de Juan en la Cuaresma. El primer punto de Juan es la identidad de Jesús. Esta confrontación con los mercaderes nos dice quien es Jesús y cual será su misión.

En lo superficial, la acción de Jesús en el templo parece clara. Él está limpiando el templo de comerciantes que han perdido el sentido de lo sagrado. Ellos han reducido los rituales litúrgicos en oportunidades de ingresos personales.

Tenemos el primer punto de confusión con la historia cuando consideramos la escapada de los animales. Estos eran esenciales para el ritual de sacrificio que buscaba la continua renovación del Pacto. Esta era la principal función sagrada del Templo, oración de sacrificio para el Señor. Sin los animales, el Templo no tenía un propósito.

Tenemos una pista de Juan el Bautista en su declaración, “Ahí viene el Cordero de Dios” (Juan 1: 29). Ahora, Jesús es la víctima del sacrificio. Él reemplaza al Templo sagrado y su sacrificio de animales con el Templo de su cuerpo. En su muerte y resurrección, Él no solamente es el sacrificio salvífico, Él crea un nuevo sentido de lo sagrado mucho más allá de los límites de las paredes del Templo. Toda la creación es ahora el lugar de la sagrada presencia de Dios.

Cuando los fariseos reclamaron que habían llevado cuarenta y seis años para construir el templo, Jesús va a un nivel más profundo con toda fuerza. Jesús estaba declarando quien era, el Elegido de Dios. En lugar de la última negación en su muerte, Dios usaría su profanación para tener la última palabra. Esa palabra no sería muerte sino vida. Ellos lo destruirían y en esa mismísima muerte, Dios revelaría que Pablo nos lo dice en la segunda lectura. “ Cristo crucificado, para los Judíos que escándalo y para los gentilies que locura.” (1 Corintios 1: 22) en el Cristo resucitado, estamos cara a cara con el poder y la sabiduría de Dios.
Compartir: