Primer domingo de Cuaresma

(MARCOS 1: 12-15)

Queridos amigos. Hay una palabra muy fuerte en el inicio del Evangelio de hoy. La palabra es “Empujó.” “En seguida el Espíritu lo empujó al desierto.” (Marcos 1: 12). La palabra que usa Marcos para describir lo que le sucede a Jesús en el desierto es que Él es probado más que tentado. Esta es la misma palabra usada para describir el desafío a Abraham con su hijo, la experiencia de los Judíos en el desierto, y la aventura completa de Job.

Es claro que el Espíritu está preparando a Jesús para enfrentar el mal que lo espera en este ministerio y ultimadamente en su más cruel y espantosa forma en la pasión y muerte.

Junto con la prueba del mal en la frase “entre los animales salvajes” (Marcos 1: 13) tenemos el mensaje consolador, “Y los ángeles le servían.” (Marcos 1: 13) esto nos dice que Dios nunca está lejos aun cuando nosotros sentimos muchas veces que estamos “entre las bestias salvajes” como es el caso muy frecuente en la vida de todos nosotros.

La historia de hoy fija la linea de la historia de la vida de Jesús en los términos más sencillos y fuertes. Es un concurso del bien y el mal. Necesitamos permitir que la luz de la historia del Evangelio se abra a la profundidad de nuestra propia experiencia. Nosotros, también, encontramos una lucha sin fin con las “bestias salvajes” y estamos en constante necesidad de los ángeles que nos sirvan.

Una de las grandes decepciones del diablo es que nosotros pensamos que podemos vencer el mal. Una vez que pensamos que hemos ganado la batalla somos atrapados en ilusiones muy destructivas.

Permitanme compartir una historia sobre el medioambiente como ejemplo. En la década de 1880 en Chicago hubo un problema serio con las aguas residuales.  Por décadas simplemente las dejaron ir al lago Michigan. Esta era la fuente de agua potable de la ciudad. Conforme la ciudad experimentó un aumento en su población, la ciudad sacaba mucha más agua residual y crecía la necesidad de agua potable. Miles estaban muriendo por fiebre tifoidea a causa de las aguas residuales en el lago. Solamente después de años de lucha los líderes de la ciudad finalmente enfrentaron la necesidad de pagar por un nuevo sistema de aguas residuales. Mientras tanto decenas de miles habían muerto.

Tenemos muchas situaciones similares en nuestro medioambiente hoy. Tenemos una elección entre la salud y el dinero, la vida o la muerte. La negación será mantenida hasta que veamos los cadáveres como prueba. Este es el mal que se mantiene escondido hasta el final. A pesar de todo, es el mal ya sea que lo aceptemos o no.

Esto es de lo que se trata el Evangelio de Jesús.  Se nos da una elección entre el bien y el mal. Tenemos un papel que jugar en la venida del Reino, el mundo y la realidad de acuerdo con el plan de Dios. “El tiempo se ha cumplido. El Reino de Dios está cerca.” (Marcos 1: 15)

Jesús nos invita a entrar en la lucha entre el bien y el mal. Jesús nos llama a cambiar y a aceptar abrazar la Buena Nueva. Jesús quiere que sepamos que los ángeles estarán cerca para ayudarnos conforme avanzamos nuestro viaje sobre sus huellas.

En este primer domingo de Cuaresma el breve pasaje del Evangelio lanza un desafío para que caminemos con Jesús en la interminable batalla entre el bien y el mal. Necesitamos usar el tiempo de Cuaresma en sacrificio, en servicio y en oración para abrir los ojos de nuestro corazón para ver la profundidad y el poder del mal en nuestra vida personal y en nuestro mundo. Como  Jesús, las bestias salvajes nunca están lejos de nosotros. El peligro más grande es no reconocerlas. La Cuaresma es un tiempo para abrir nuestros ojos y nuestro corazón al mandamiento de Jesús, “Arrepiéntanse y crean en el Evangelio.” (Marcos 1: 15)
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