EL desierto y el paraíso

“Cualquier lucha con las adicciones es un desierto porque involucra privaciones. Si nuestras motivaciones son de primera utilidad, esta privación puede consistir solamente en la negación de un objeto específico de apego: dejar de comer en exceso, tratar de dejar el tabaco, y así sucesivamente. Con una adicción mayor o con una motivación esperitual más consciente, el desierto puede crecer para abarcar toda la vida: cada hábito puede ser expuesto a los agudos y purificadores rayos del sol; cada apoyo falso es vulnerable al abandono; y uno puede ser dejado verdaderamente a depender solo de la gracia de Dios para su sostenimiento.

La mayoría de nuestros desiertos se posan sobre estos extremos y la mayoría de veces hacemos poco más que bailar alrededor de sus límites. Todo es lo mismo, los desiertos enriquecen nuestras vidas inmensamente. Cada desierto guarda semillas de arrepentimiento, posibilidades de reconocer que tan mezclados están nuestros motivos realmente. Y con la lluvia de Gracia, cada desierto guarda la posibilidad de nuestra regeneración, el verdadero deseo de nuestro corazón. Aun si solamente tocamos las orillas nuestros desiertos nos enseñan sobre los límites del poder personal y nos dirigen constantemente hacia el centro de nuestro ser donde nuestra dignidad se encuentra en nuestra dependencia de Dios.”


Mi Reflexión:

Un día en 1983, revisé el buzón y una de las cosas que contenía era una revista de Alumni de Notre Dame. Generalmente lo habría puesto en la basura pero algo llamó mi atención. Era una prueba para determinar si una persona estaba sufriendo de alcoholismo. Tomé la prueba. Los resultados fueron muy claros. Yo era un alcohólico.

Por muchos años, había estado en una negación. Un gran problema que yo no veía, tan obvio para las personas cercanas a mí, estaba presionandome tan fuerte contra la pared que dificilmente podía respirar. Este fue un dia fatídico en mi vida. Empecé el viaje hacia la libertad. Empecé a aceptar mi impotencia contra esta adicción mayor. En unos pocos años, había dejado de beber pero necesité mucha más sanación. En un retiro en 1988, diseñé un programa para mi nueva vida libre de alcohol. Era claro y positivo. Finalmente me tomó veinte años ponerlo completamente en práctica.

A lo largo del camino, tuve una experiencia especial. Una vez más en un retiro en 2005, tuve una visión muy poderosa de mi vida desde que había dejado de beber. En Éxodo 19: 4 dice “Ustedes han visto lo que hice a los egipcios y cómo a ustedes los llevé en alas de águila para traerlos hacia mi.” Yo vi la llamada para salir de la esclavitud de beber y hacia la libertad de estar sobrio como Dios trató a los Judíos en el Éxodo. No era cuestión de solo dejar de beber sino que la experiencia total de Dios en el proceso.

La visión en el retiro fue muchos años después de la realidad vivida. Como los Judíos en el Éxodo, solamente la reflexión profunda sobre la realidad les permitía a ellos entender su experiencia del Dios salvador mucho tiempo después de que tuvieron lugar los acontecimientos. Es lo mismo con nosotros. Solamente el tiempo nos permite algunos elementos de claridad para ver las acciones de Dios en nuestras vidas.

La descripción de May del desierto se ajusta perfectamente en mi experiencia de libertad y sanación.
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