La fe demanda riesgos

“Nuestras elecciones de libertad siempre son puras, y en esta pureza la fe siempre es un acto de voluntad. Pero Dios no está ausente; la gracia de Dios es más radiante que nunca en dichos momentos. Su preservación de nuestra libertad se vuelve más clara cuando todos nuestros otros accesorios son quitados. Podemos aun decir que alguna inspiración de gracia nos habilita para hacer la elección correcta en tales situaciones, ya que podemos orar como el padre del muchacho epiléptico lo oró a Jeús: “creo, pero ayuda a mi poca fe” (Marcos 9: 24) pero debemos entender que nuestra habilidad es invitación pura y empoderamiento. La Gracia nos empodera para elegir correctamente en lo que parece ser la más inelegible de las situaciones, pero no determina ni determinará esa elección.

Por esta razón, los actos más puros de fe siempre se sienten como riesgos, en lugar de llevar a la quietud absoluta y a la serenidad, el verdadero crecimiento espiritual es caracterizado por un profundo incremento en la toma de riesgos. El crecimiento en la fe significa tener una voluntad de confiar en Dios más y más, no solamente en esas áreas de nuestras vidas donde somos más exitosos, sino también, y más significativamente, en aquellos niveles en donde estamos más vulnerables, heridos y débiles. Es donde nuestro poder personal parece más derrotado y que a nosotros se nos han dado las más profundas oportunidades para actuar en verdadera fe. La fe más pura es promulgada cuando todo lo que podemos elegir es relajar nuestras manos o apretarlas, para volver hacia Dios sin palabras o para alejarnos de Él. Esta diminuta opción, la fe que Jesús midió como el tamaño de una semilla de mostaza, es donde la gracia y el espíritu humano se abrazan en absoluta perfección y explota en poder que cambia el mundo.”

MI REFLEXIÓN:

Uno de los mensajes más claros y consistentes de Gerald May es que la vida es compleja en extremo. Sus enseñanzas son muy contrarias a la religión popular donde nosotros encontramos a Jesús y todo está bien donde no solamente tenemos paz personal sino que la prosperidad está en el camino.

Adicción y Gracia señala que nosotros estamos en la lucha hasta el final. El conflicto de la gracia y la adicción en nuestra búsqueda es siempre más demandante aun en medio del hambre por claridad. La presencia salvadora de Dios, de acuerdo con May, está siempre presente pero raramente es dada con transparencia y paz.

Este pasaje particular de May es un buen ejemplo. La fe demanda riesgos. Aun cuando tomamos los riesgos, la mayoría de nosotros esperamos luz y comodidad. El movimiento es confiar más en Dios y menos en nosotros. Consecuentemente, el crecimiento espiritual expone nuestras debilidades antes que permitirnos celebrar nuestra fortaleza.

Esto es lo que vemos en la historia de los discípulos y la llamada de Jesús para unirse a Él en el camino a Jerusalén. Cada dia fue más bien aplastando los sueños de poder, privilegio y prestigio. Cada dia se abrió más bien a la confusión y al aumento del temor.

Cada dia su idea de la misión de Jesús se deslizaba hacia una amenaza oscura y caos. La creciente penumbra, en realidad, fue una purificación de sus falsos valores y de haber malentendido quien era Jesús como el Mesías que sufre. Muy lentamente, eventualmente entenderían que hay vida en la muerte, poder en la debilidad, privilegio en el servicio junto con muchas otras enseñanzas con aplastante sentido común de Jesús. No fue un viaje facil para ellos y tampoco lo es para nosotros. May nos ayuda a entender esto.

Jesús fue paciente con los discípulos y Él es paciente con nosotros cuando enfrentamos los riesgos y los sueños aplastados.
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