Segundo domingo de adviento

MARCOS 1: 1-8


 Queridos amigos, El Tiempo de Adviento es un tiempo de esperanza. Anhelamos la venida del Señor. En las primeras tres semanas, nos enfocamos en la venida de Jesús hacia nosotros personalmente y en la venida que traerá la victoria final en la batalla entre el bien y el mal, para librarnos de las consecuencias de un mundo verdaderamente quebrantado.

Isaías es el heraldo para la proclamación de la iglesia de este anhelo por el Señor. Un evento central en el mensaje de Isaías es la liberación del pueblo del cautiverio en Babilonia. Muchas de sus enseñanzas fluyen de la liberación del exilio y del regreso a casa. Esta bella descripción muestra a Dios despejando el camino. “una voz clama: Abran el camino a Yavéh en el desierto; en la estepa tracen una senda para Dios; todas las quebradas serán rellenadas y todos los cerros y lomas rebajados; que se aplanen las cuestas y queden las colinas como un llano.” (Isaías 40: 3-4)

Esta es la descripción poética de cómo Dios va a remover todos los obstáculos para que el pueblo regrese a Israel. A un nivel más profundo, es una descripción de cómo Dios traerá una liberación total y final de todos los pueblos y de toda la creación del dominio del demonio y del mal: robo de carros, cambio climático, niños rebeldes y hostilidad hacia los extranjeros, amenazas nucleares, violencia doméstica y todo lo demás. Ultimadamente la cuestión de la buena nueva de la tarde necesita guiar a la transformación del corazón humano en el viaje hacia la libertad en las huellas de Jesús.

La proclamación de Isaías del nuevo día de esperanza, el fin del exilio, fue la buena nueva. Este Evangelio de Isaías fue el predecesor del Evangelio de Jesucristo, una liberación de un exilio mucho más grande.

A través de estos versículos iniciales, Marcos está construyendo un puente. Conecta la esperanza del Evangelio de Isaías y Juan el Bautista que nos prepara para la buena nueva de Jesús.

Las lecturas de hoy son todas sobre liberación y esperanza. Se nos ha dado el camino de salida de nuestro desierto de confusión y desesperación. Juan deja claro que el verdadero desierto y cautiverio están en el corazón humano. En Marcos, la enseñanza principal de Juan es señalar a Jesús como el Camino. El mensaje de hoy es claro: Jesús nos mostrará el Camino hacia la libertad y la salvación.

El mal que es muy evidente en nuestro mundo está enraizado en el egoísmo humano. Jesús nos invita a participar con él en la transformación del mundo. Esta es la llamada a la conversión, una petición para una imparcialidad radical. Esta nueva visión nos ayuda a ver el grado de nuestro ensimismamiento y la necesidad de la amorosa misericordia de Dios. Jesús, como el Camino, es más atrayente que nunca. La liberación y la salvación son regalos que demandan nuestra participación. Necesitamos alejarnos del camino destructivo de nuestro auto-centrismo e ídolos falsos y fijar nuestros ojos en Jesús.

Nuestra Oración en este Tiempo de Adviento es para que Jesús venga con la buena nueva de liberación y sanación, la buena nueva de justicia y reconciliación, la buena nueva de esperanza y paz. La vida es una gracia de la venida de Dios en nuestras fallas diarias y los grandes tropiezos, en nuestros sencillos gestos de amabilidad y las cargas espantosas que con mucha frecuencia son nuestro destino. Podemos estar seguros que Dios está en toda la vida, en las alegrías y en las tristezas. Dios viene continuamente con un amor suave pero apasionado. Nosotros enfatizamos esta venida en el Adviento, pero en realidad es cada dia del año.

Ven Señor Jesús es un anhelo que lo dice todo. Sabemos que la vida puede ser mucho mejor que lo que nos espera cada mañana. Necesitamos salvación. Nuestro corazón está hambriento de las palabras de Isaías, “Consuelen, dice Yavé, tu Dios, consuelen a mi pueblo. Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón, y díganle que su jornada ha terminado, que ha sido pagada su culpa.” (Isaías 40: 1-2)
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