
Nunca entendí como es que sucedía tener experiencias espirituales en personas adictas quimicamente de manera que sus vidas fueran transformadas. No supe de muchas cosas que me pudieran ayudar a tratar las adicciones, o cualquier otra forma de enfermedad. Pero me volví levemente más humilde, por medio de una apreciación que aumentaba en cuanto a lo que podía y no podía hacer para ayudarme a mí mismo o a alguien más. Tambien aprendí que todas las personas son adictas, y que las adicciones al alcohol y otras drogas son simplemente más obvias y trágicas que cualquieras otras que se puedan tener. Estar vivo es ser adicto, y estar vivo y ser adicto es estar en necesidad de la gracia.”
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Gerald May, Adicción y Gracia
Mi reflexión:
En este corto pasaje del inicio de este libro, Adicción y Gracia, Gerald May toca muchos temas que han surgido en las presentaciones de mis blogs. El primero y principal es el autoconocimiento. May avanza hasta el punto en el que ve que él no puede controlar su vida. Lentamente entiende su dependencia de Dios y de la gracia de Dios. Más que todo, él ve su debilidad como un regalo de Dios. Él entiende la realidad central de todo el autoconocimiento: Dios es Dios. Nosotros somos las criaturas.
De este autoconocimiento May empieza a ver que Dios nos ama primero y nos ama tal como somos. Él tenía esperanzas y grandes progresos en su actividad profesional. En esta área, el se volvió vacío. Ya no era capaz de sanar a los pacientes adictos por medio de su recien-encontrada espiritualidad. Él era capaz, sin embargo, de darse cuenta de sus propias adicciones y de su poder como un obstáculo en la búsqueda de Dios.
Simplemente ser capaz de ver el poder y universalidad de las adicciones ya era un progreso. Esto se volvió un portal hacia una dirección completamente nueva en su vida. Ofreció una gran visión que lo llevaría hacia su habilidad de tocar incontables vidas por su servicio personal, de sus enseñanzas y la escritura. Al final, su pecaminosidad humana le abrió hacia una conciencia de gracia en toda la vida.
Gerald Mayk, en su clásico, Adicción y Gracia, nos ofrece grandes e invaluables visiones sobre los obstáculos dentro de nosotros en nuestra Peregrinación a Dios. Él muestra que todo el sufrimiento de las adicciones que roban nuestra libertad bloquean nuestra búsqueda de Dios.