Viaje hacia Teresa

(Vivencia Personal)

Fui pastor por veinte años en una parroquia llena de dasafíos en el centro sur de Los Angeles. El tono de la  parroquia era predominantemente de inmigrantes hispanos junto con una buena cantidad de afroamericanos envejecidos y un buen número de afroamericanos de Belice. Teníamos lo que parecía como actividades interminables pero la formación básica para adultos era un fuerte programa litúrgico y estudios Biblicos.

Conforme pasaban los años, los estudios Biblicos tenían un grupo estable de más de cien asistentes. Las sesiones siempre incluían discusiones extensas en grupos pequeños. Esto eventualmente llevó al grupo a lectio divina y eso evolucionó a lectio divina personal. Como individuos empezaron a crecer en una espiritualidad más profunda yo pasaba más tiempo enseñando sobre la oración y eventualmente espiritualidad Carmelita.

Yo tuve una experiencia particularmente perspicaz del viaje al autoconocimiento cuando incluí en las sesiones una lista de declaraciones usadas por Al Anon, el programa para los miembros de las familias de individuos adictos.

Estas declaraciones contienen percepciones que son poderosas para enfrentar las relaciones de complejo y la patología en la vida de la familia cuando un miembro está sufriendo de una adicción mayor. conforme los individuos profundizan en el proceso de compartir se volvió más claro que esto era todo un paquete. Teniamos familiar con jóvenes en la cárcel, en drogas, lejos de la iglesia, y en el camino del estilo de vida destructivo en muchas y diferentes maneras. Teniamos esposos abusivos, problemas con el alcoholismo y drogas, infidelidad y un gran cargamento de crisis menores pero igualmente dolorosas.

La mayoría de los individuos en atención eran inadvertidamente atrapados siendo victimas o habilitadores. Las declaraciones de AL ANON los instaron para cambiar a algunos de los pacientes más profundamente  enraizados en patrones de comportamiento. Las declaraciones le piden a la gente enfrentarse a ellos mismos. Esto significaba el desafío del autoconocimiento.

Estas son algunas declaraciones
  • "Dejar ir" no significa dejar de cuidar, significa que no puedo hacerlo todo por otra persona.
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  • "Dejar  ir" no es aislarme, es darme cuenta de que no puedo controlar al otro.
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  • "Dejar ir" es admitir la impotencia, que significa que el resultado no está en mis manos.
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  • "Dejar ir" no es permitir, sino reconocer el aprendizaje de las consecuencias naturales.

Estos pensamientos hacen resaltar a los elementos posesivos y destructivos de algunas de nuestras relaciones profundas particularmente en la familia y con nuestros seres queridos. En estas ideas somos llamados al “amor firme”, a dejar ir la ilusión de control y admitir que muchas situaciones están fuera de nuestras manos.

La conversación produjo una discusión franca y honesta entre amigos y un sincero compartimiento de las Sagradas Escrituras. Esto puso a prueba a las personas. El llamado al cambio fue de frente e inmediato.

Algunos no pudieron entender como aplicar las declaraciones a la situación de su vida. Para muchos otros el desafío fue claro pero resistieron el cambio. Pocos pudieron aceptar el desafío de “dejar ir”. Otros simplemente no hicieron la conexión a la situación de su vida.

Relacionado al conflicto de los participantes en “dejar ir” fue la necesidad de la oración profunda y personal. Fue una bendición encontrar una descripción detallada de los efectos de la oración fiel que encajó dentro de las experiencias del grupo.  Estas reflexiones hicieron del llamado a la oración una opción atractiva. Estas ideas vinieron de un libro hermoso, Invitando al Místico Apoyando al Profeta.   Los autores presentan los efectos de la oración que salen como destellos de la vida de la persona que se acerca a la oración con consistencia y generosidad.

Cuando nos mantenemos fieles a la oración gradualmente vemos cambios en nuestra vida. Primero que todo habrá una confianza creciente en Dios. Dios nos está llevando a “Dejar ir y dejarle a Dios.”  Nuestra compasión crece. Hay una infusión de gentileza hacia la mayoría de las personas y las situaciones. Aceptamos más nuestros errores y buscamos menos el modificar las cosas para vernos bien. Hay menos temor.  Traemos más a Dios al centro de las cosas y nos inclinamos más a perdonar. Tenemos el sentido de que nuestra vida tiene más orden con más claridad hacia donde vamos. La base de esta transformación es el autoconocimiento.

En las sesiones de las Sagradas Escrituras estábamos incorporando las ideas de AL ANON y la bella visión de una vida de oración comprometida juntas. Cuando estábamos buscando en las Escrituras, el resultado reveló lentamente nuevas posibilidades en lo que parecían circunstancias cerradas y dolorosas.

Todo esto en conjunto fue un movimiento hacia el interior. La conexión reveló como experimentamos a Dios, un viaje muy lento hacia el interior, algunas veces gozoso, otras veces doloroso, pero siempre un viaje que nos llama hacia la autenticidad. Todo sucede donde está la herida está la sanación, la búsqueda y el encuentro, el amor y el rechazo, develar la vida que es real, la vida en su más verdadera expresión. Nos encontramos a nosotros mismos extrayendo el oro del espíritu en los escombros de la vida.


La vida en todas sus pruebas y gozos es la gracia más grande. Esta gracia con frecuencia florece en los escombros de la vida. Fue aquí en esta búsqueda por una respuesta par los horribles problemas familiares que nuestro grupo fue empujado a la necesidad de una espiritualidad más profunda. Lo encontramos en Santa Teresa de Ávila.

Yo estaba familiarizado con mi famosa hermana Carmelita pero simplemente no me daba cuenta del poder pastoral de su mensaje. En El Castillo Interior encontramos el siguiente paso en nuestro viaje espiritual.

En el Castillo, Teresa habla sobre los seres humanos. El viaje es de la periferia en donde prevalece lo superficial y los errores de la vida se situan en el centro donde reside Dios y está constantemente llamandonos al interior. Para Teresa  entrar en el Castillo es orar.  El progreso se hace en un crecimiento continuo en autoconocimiento como se ejemplifica en nuestra sesiones de las sagradas escrituras y por las declaraciones de “dejar ir” de Al Anon. Entonces está la necesidad de poner todas las cosas en perspectiva. Esto requiere del desapego de nuestros idolos. Finalmente el viaje es energizado por el gran regalo de amor, particularmente por nuestros hermanos y hermanas.

Teresa explica el bello mundo del Castillo Interior como un viaje hacia el centro donde reside Dios. Llegamos ahí al movilizarnos a través de las moradas individuales. Ella señala que hay siete moradas o niveles. Nuestro movimiento no es linear sino un viaje que nos lleva a diferentes cuartos de varias clases a lo largo del camino.

Teresa se volvió nuestra guia en el camino a casa en nuestra pereguinación hacia Dios.
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