¿Que se entiende por oración?


El Catecismo de la Iglesia Católica dedica casi un ciento de páginas al tema de la oración. Ofrece una gran cantidad de definiciones de oración. Delimita muy bien la diferencia entre las muchas clases de oración, tal como oración de petición, oración litúrgica, de meditación, de alabanza, oración carismática, y contemplación, como ejemplos de la generosa cobertura del tema de la oración. 


Este blog va a usar la oración como la define Thomas Merton y que es profundizada por Teresa de Ávila. Estamos hablando sobre la oración personal comprometida. Para Merton, un monje Trapista que fue uno de los grandes maestros espirituales en el siglo XX en América, “oración entonces significa un anhelo por la simple presencia de Dios, por un entendimiento personal de la palabra de Dios, por el conocimiento de la voluntad de Dios, y por la capacidad de oir y obedecer a Dios.” Teresa dice que la oración no es otra cosa que “compartir de forma intima entre amigos; esto significa tomar tiempo frecuentemente para estar a solas con quien nosotros sabemos que nos ama”.

Toda oración debe alzar nuestra conciencia de la presencia amorosa de Dios. La humildad es el fundamento de toda oración.

Necesitamos comprometernos con la palabra de Dios. La forma más privilegiada de este encuentro está en la Biblia pero tambien está en las experiencias de nuestra vida.

El encuentro con la palabra de Dios nos lleva a la voluntad de Dios, una llamada de nuestro egoísmo a la generosidad hacia Dios y hacia los demás.

En esta oración, escuchar es la clave. La nueva visión en la realidad de la voluntad de Dios nos lleva a nuestra forma de vida con una nueva apertura hacia la humildad, servicio y amor. Teresa señala que este dialogo involucra a ese que nosotros sabemos que nos ama.

Cuando yo uso la descripción de oración personal comprometida, puede incluir muchos tipos de oración: vocal, mental, meditación, lectio divina, y oración contemplativa. Lo que todas ellas tienen en común es un esfuerzo personal específico para orar a un dado tiempo. Este hecho distingue esta oración de una oración espontánea la cual puede suceder en cualquier momento incluso mientras pasea al perro, lee o mira una película. La oración personal comprometida es un esfuerzo para traer la oración a su vida como una disciplina para orar regularmente, no importa cómo nos sintamos. Puede empezar con solo quince minutos al día pero con compromiso, disciplina y generosidad que crecerá y lentamente transformará nuestras vidas. Nos lleva en un viaje de amor cuya meta final es estar totalmente enamorados de Dios. 


Hay cinco puntos importantes en la definición de oración de Merton. Lo primero es que nosotros ponemos atención a la presencia de Dios. Esto demanda un esfuerzo consciente para enfocar nuestra atención, pero atención plena en lo sagrado. Segundo, traemos la palabra de Dios a nuestra mente y buscamos entendimiento. Tercero, esta reflexión debe llevarnos a la comprensión de lo que Dios quiere de nosotros. Cuarto, traemos esta experiencia a nuestra vida de manera que la palabra nos habla y nos lleva al quinto paso que es vivir en obediencia al llamado de Dios. De manera que la oración es sobre la vida y la forma en que la vivimos.

El enfoque de Teresa agrega la dimensión amorosa a todo lo que estamos tratando de lograr.

Otro punto en la oración en este blog es que he elegido usar la estructura de Lectio Divina para hablar sobre la oración personal profunda. Lectio Divina es una lectura con devoción de la Biblia, o bien de nuestra experiencia. Involucra cuatro pasos: leer, reflexionar, responder y descansar. Hay muchos otros metodos de oración mental o meditación. Si usted se siente familiarizado y más cómodo con estos otros enfoques, no hay problema. Siempre deberíamos orar como podamos, no cuando debemos. Necesitamos usar lo que funciona para nosotros. De igual manera, la oración vocal que es practicada con un profundo sentido de oración puede ser de ayuda a la transformación personal. 


Conforme empezamos a comprometernos con la oración personal, el primer punto es reunirnos y así podemos poner atención al hecho de que estamos en la presencia amorosa de Dios. Junto con este centro o foco necesitamos darnos cuenta de que Dios está muy cerca. De hecho Dios nunca nos quita el ojo de encima.

El corazón es la verdad más profunda sobre nosotros. Hablando sobre la oración, la Biblia habla del corazón casi mil veces. Es el corazón lo que es la fuente de la oración. El corazón es donde encontramos lo más real de nuestro ser. Es nuestro centro aún más allá del poder de la razón. Con la oración queremos traer al corazón a una conciencia de Dios. Todo esto es sobre un sentido de presencia buscando una comunión más profunda con Dios.

En suma, es reunir todas nuestras facultades para poner atención a la presencia intima de Dios y buscar la comunión. Tenemos un sentido de una presencia sagrada que nos llama a la vida en amor. “escucha, estoy parado a la puerta y llamo; si oyes mi voz y abres la puerta, entraré y comeré contigo y tú conmigo.” (Rev. 3:20)

Estos primeros pasos de Lectio Divina, la lectura y la reflexión, pueden tomar la mayoría de tiempo cuando empezamos la búsqueda de una oración personal comprometida. Sin embargo, su trabajo es traernos a un sentido más profundo de presencia de manera que podemos buscar la comunión. Estos son los últimos pasos para responder en oración con un corazón abierto y descansar en silencio en la presencia amorosa que quien sabemos que nos ama.

El único gran obstáculo para orar, es no empezar. El segundo es el implacable ataque de distracciones. La resolución de las distracciones es un problema en marcha que necesita mucha atención pero que ultimadamente es un retorno a nuestro foco.

Finalmente, esta experiencia de oración personal comprometida busca esclarecer la voluntad de Dios en la realidad concreta de nuestra experiencia diaria para empoderarnos en amor para encarnar la presencia del amor de Dios en la forma que vivimos en servicio al Reino.
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