TERCER DOMINGO DE CUARESMA

Lucas 13:1-9


Queridos amigos, Comenzamos la Cuaresma cada año con un mensaje claro: "¡Arrepiéntete y cree en el evangelio!" Después de haber medido las tentaciones de Jesús y su Transfiguración a la luz de nuestra experiencia de vida y lucha, ahora recorremos tres semanas en el Evangelio de Lucas sobre el tema del arrepentimiento.

La selección evangélica de hoy tiene una historia de dos tragedias y una parábola de la higuera. Los dos desastres, uno producto de la crueldad humana y el otro un accidente, son explicados por Jesús como un llamado al arrepentimiento. Jesús es claro. Cualquier interpretación de estos eventos como un castigo de Dios para las víctimas está totalmente fuera de lugar. Todas las personas están sujetas a la muerte. Puede provenir de la injusticia o de las debilidades de la naturaleza y de los errores humanos o incluso de la malicia humana. De hecho, parece que los buenos son más propensos a este destino de sufrimiento inmerecido. Sin embargo, la muerte es inevitable para todos.

Tenemos ante nosotros en el Evangelio de hoy una opción clara. Tenemos que darnos cuenta de que la muerte y el juicio de Dios están siempre cerca. Ya sea en el culto en una iglesia o de pie junto a una pared o cualesquiera que sean las circunstancias, no sabemos ni el día ni la hora. Nuestra elección es aceptar abiertamente la realidad de la muerte o vivir en un estado de negación.

El pasaje del Evangelio de hoy plantea la pregunta: ¿qué es lo que está en el Evangelio? ¿Estoy con Jesús o en contra de Él? Nos enfrentamos a la realidad de que no controlamos la línea de tiempo. El momento de la muerte está totalmente fuera de nuestra dirección. Jesús se refiere a las dos tragedias para enfatizar los duros límites de nuestra mortalidad. En la parábola de la higuera, también tenemos un mensaje de la misericordia de Dios. Estamos llamados a tomar esa decisión por Jesús sin demora. Esta es nuestra tarea cuaresmal.

Jesús está usando estos dos eventos, junto con la parábola de la higuera, para invitar a las personas a hacer un balance de sus vidas. La cuestión es la siguiente: ¿estamos listos para encontrarnos con Dios? Es un llamado inequívoco al arrepentimiento, un tiempo para examinar el estado de nuestra vida a la luz del llamado de Dios.

Como siempre, mantener nuestros ojos fijos en Jesús es muy útil para entender el mensaje del evangelio de hoy. Su vida es un mensaje claro de que a las personas buenas les pasan cosas malas. La vida de Jesús es una clara manifestación de que podemos vivir en comunión con Dios pase lo que pase. Jesús nos muestra que la vida continúa y que el amor prevalece sobre todo al final.

Del mismo modo, ayuda ver a Jesús como el jardinero de la parábola. Es a la vez una persona de compasión y la promesa del Dios de "la segunda oportunidad".

El tiempo de Cuaresma es un tiempo para que hagamos un balance de nuestra vida. El mensaje de la Cuaresma nos invita a entrar en el misterio de nuestro Dios misericordioso. Es un momento para aceptar nuestra condición pecaminosa y sumergirnos en el mar de la misericordia purificadora de Dios que nos espera. Estamos llamados a producir el fruto de una buena vida. A través de Jesús, Dios nos ofrece la máxima apertura del amor. Esta oferta de amor está envuelta en una misericordia que lava nuestros pecados si solo abrimos nuestro corazón para recibir la llamada de gracia a la vida, al perdón y al amor. El mejor lugar para comenzar es reconocer tanto nuestra pecaminosidad como la misericordia de Dios.

El evangelio de hoy es muy claro. Ahora es el momento de actuar. ¡No tenemos garantía para mañana! La higuera es una señal para nosotros de que bien podemos estar en nuestro último año para dar fruto. ¡Los límites de la condición humana son muy reales!
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