LA VIDA CRISTIANA, LA ORACIÓN Y EL AUTOCONOCIMIENTO-I

La siguiente sección consiste en una serie de blogs sobre el tema de la vida cristiana, la oración y el autoconocimiento.

El Camino de la Oración: Una Guía para los Pasos de Jesús

I

La Vigilia Pascual es la más sagrada de todas las celebraciones litúrgicas. La Liturgia de la Luz es la primera de cuatro partes. Se centra en la proclamación del Exsultet, el himno pascual de singular belleza y soberanía. Esta canción celebra la victoria pascual de la vida sobre la muerte, la gracia sobre el pecado, el amor sobre el odio. Hay un anuncio creciente expresado diez veces en una descripción que comienza "Esta es la noche ..." En esta historia de salvación hay dos declaraciones sorprendentes entre la cuarta y quinta declaración de "Esta es la Noche...". Nos desafían a abordar la maravillosa gloria de la realidad de la Pascua.

Oh pecado verdaderamente necesario de Adán,
¡Completamente destruido por la muerte de Cristo!
¡Oh feliz falta que ganó tan glorioso Redentor!

Algunos versos más tarde, la canción continúa:

Ese poder santificador de esta noche
Disipa el quebrantamiento, lava las faltas,
Restaura la inocencia a los caídos, y la alegría a los dolientes,
Expulsa el odio, fomenta la concordia y derriba a los poderosos.


Parte del gran misterio de Cristo crucificado y Cristo resucitado que celebramos en los tres días santos del Triduo es este. Vemos a Cristo como el Nuevo Adán. Él nos está ofreciendo una manera de salir del estado pecaminoso en el que nacimos. Debido al pecado de Adán y Eva, cada ser humano viene al mundo con un profundo quebrantamiento, un corazón desorientado y una mente cegada. Nuestro estado natural nos hace víctimas de la ignorancia y arrastrados hacia la división, el aislamiento y el odio. Este estado de alienación se aleja de Dios de todas las maneras posibles.

El mensaje claro del Exsultet es que Dios nos está llamando de vuelta a la inocencia original. La vocación de cada persona es abandonar la Alienación, la herencia de nuestros primeros padres, y dirigir todo nuestro ser a la búsqueda de Dios. Nuestro verdadero destino es restaurarnos a nosotros mismos y a todas las personas y a toda la creación como uno en Dios. Esta es la meta de la verdadera y auténtica vida cristiana.

Jesús nos ha dado una invitación y una oportunidad para la transformación personal. Así es como el mensaje del Exsultet se hace realidad en nuestra vida. Jesús llama: "Ven y mira". (Juan 1:39) Jesús revela: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida". (Juan 14:6) Jesús nos da el camino hacia la libertad y la vida: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame". (Marcos 8,34)

Junto con los sacramentos, la oración se convierte en un tema central para reenfocar nuestra vida en armonía con el hermoso mensaje del Exsultet. Este es el mensaje y el llamado del evangelio. Esto es caminar en los pasos de Jesús. Un nombre común para esta búsqueda de transformación personal es la vida espiritual.

II

Aquí hay una descripción de la vida espiritual que he encontrado muy útil. Es la búsqueda de la autotrascendencia. Este es un proceso largo y doloroso. Implica pasar de nosotros mismos como el centro a hacer de Dios el centro de nuestra realidad. Este es el camino cristiano tras las huellas de Jesús. Cada parte de nuestra vida está involucrada en la transformación personal del egoísmo al servicio y al amor. La oración profunda y personal es fundamental junto con nuestras relaciones, responsabilidades y compromisos. Esta oración madura integra y autentica toda nuestra vida en la búsqueda de Dios.

III

Aquí hay una descripción simple del viaje espiritual. Ahí está el comienzo. En este estado inicial, las consecuencias de nuestra condición pecaminosa prevalecen junto con la superficialidad resultante de una cultura de consumo. Damos ese primer paso lejos de nuestra pecaminosidad y egoísmo originales. Luego está el viaje real que implica un proceso de conversión. Comenzamos el largo camino hacia la libertad de nuestros caminos egocéntricos. El autoconocimiento es un elemento tedioso pero sanador y redentor de este proceso. Eventualmente tenemos una sensación de llegada. Obtenemos una conciencia de movimiento lejos del dominio del ego. Estos tres pasos de comienzo, viaje y llegada son el avance de la vida espiritual. Hay una verdadera experiencia de progreso. Hemos comenzado a transformar las profundas distorsiones de nuestro corazón con valores del evangelio. Aunque no nos damos cuenta en este momento, este es solo el primer paso de un largo y agotador viaje. El proceso se repetirá una y otra y otra vez. Es un pasaje en espiral hacia nuestro centro donde reside Dios.

En cada etapa vemos las cosas con una perspectiva más aguda pero nunca con total claridad. Las conversiones repetidas crean una profundidad de purificación y transformación. Estas nuevas ideas están mucho más allá de nuestro poder de imaginar al comienzo del viaje. Cada etapa ofrece nuevos horizontes, nueva inclusión, nueva apertura a la reconciliación. Una vez pensamos que era un progreso ver dos lados de cada historia. Eventualmente comenzamos a ver que a menudo puede haber varios lados de la historia. Lo mismo es cierto con nuestro racismo y nuestras actitudes hacia diferentes estados de la sexualidad. Muchos otros prejuicios han dominado sin ningún desafío. Cada nuevo nivel de conciencia nos invita a enfrentar la agitación y las nuevas elecciones. Poco a poco comenzamos a ver el gran abismo entre lo que queremos y lo que necesitamos.

Mientras avanzamos por fidelidad a la lucha, cada etapa a lo largo del camino nos ilumina para ver la bondad de Dios y nuestra pecaminosidad más claramente. La humildad se vuelve más importante con cada paso de crecimiento. La ironía es que reconocemos nuestros límites personales, debilidades y pecaminosidad mucho más claramente a medida que progresamos en nuestra búsqueda de Dios. ¡Vemos nuestro estado pecaminoso con cada paso adelante cada vez más!

Otra paradoja del viaje espiritual es esta. En cada etapa, hacemos progresos significativos con respecto a la etapa anterior. Sin embargo, estamos más o menos ciegos ante el progreso que se avecina. Eso solo sucede cuando hacemos los pasos necesarios para la próxima conversión en el camino. Regularmente nos sentimos tentados con la distorsión de que finalmente hemos llegado.

Las muchas fases del viaje espiritual siempre implican un grado más profundo de oración, más desapego y, especialmente, confrontar nuestras adicciones, que a menudo nos paralizan de cualquier progreso posterior. En el camino, el autoconocimiento y la humildad hacen brillar la luz en la oscuridad.

IV


La vida espiritual busca transformarnos en esa persona descrita en el Exsultet:

Ese poder santificador de esta noche
Disipa el quebrantamiento, lava las faltas,
Restaura la inocencia a los caídos, y la alegría a los dolientes,
Expulsa el odio, fomenta la concordia y derriba a los poderosos.

Para lograr este objetivo, para ser una nueva persona a imagen de Cristo, continuaremos con algún material útil en las próximas semanas. Ofreceremos reflexiones sobre el Viaje del autoconocimiento, el Viaje de la Oración, el Viaje de la Lectio Divina, el Viaje de la Meditación Cristiana y, finalmente, algunas consideraciones sobre el Programa de Humildad, Desapego y Caridad de Teresa de Ávila. Todas estas reflexiones tienen como objetivo ayudarnos a seguir las huellas de Jesús.
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