EL PROGRAMA DE TERESA: UNA RESPUESTA A LAS ADICCIONES


Teresa no tenía el lenguaje ni muchas de las visiones sobre la adicción que tuvo Gerald May. Por medio del regalo de la ciencia moderna y la medicina, May nos ha regalado un mensaje verdaderamente liberador sobre el dominio de la adicción en la experiencia humana. Aunque Teresa por medio de la profundidad de su sabiduría mística, ofrece algunas guías penetrantes y efectivas para aquellos que luchan contra alguna adicción hoy en día.

Esta grandiosa Santa Carmelita nos dice que la oración es la clave para este viaje. Teresa ofrece un programa que nos ayuda a orar. Para ella, la oración es siempre un encuentro amoroso con Dios que nos transforma y nos purifica preparándonos y disponiéndonos para nuestro destino final, que es la unión con Dios. Para fortalecer esta oración, Teresa insiste en un programa basado en la humildad, el desapego y la caridad. Estas tres virtudes tienen una relación dinámica con la oración. Ellas traen orden a nuestra vida. Este orden nos ayuda a orar. Al mismo tiempo, la oración nos ayuda a crecer en estas virtudes dadoras de vida que, en recompensa, nos ayudan a combatir nuestras adicciones.

Las Tres Virtudes: Humildad, Desapego y Caridad


Humildad: Teresa repite regularmente que la humildad es la verdad. Nuestra realidad fundamental es que Dios es el Creador y nosotros somos sus criaturas. La humildad nos permite abrazar esta verdad.

Para Teresa, la humildad no se trata de la pérdida del auto estima. Este es un uso deshonesto y dañino de la humildad. Dicha declaración es perturbadora y conflictiva. Teresa, por el contrario, dice, “La humildad no perturba o inquieta aunque puede ser muy grande; viene con paz, delicia y calma… esta humildad expande el alma y la dispone para servir más a Dios.”

Para conocer y abrazar la humilde verdad sobre nosotros mismos esta es una fuente de nuestra libertad. Esta es la misma libertad que viene con el retiro de las adicciones. Lentamente empezamos a ver más claramente quien es Dios. Esta realización es la fuente esencial de nuestra humildad. También vemos la verdad sobre nosotros mismos con el regalo de esta virtud. La humildad nos abre a la conversión personal necesaria que lleva al constante crecimiento en auto comprensión. Nos permite entender la maravilla de Dios llamándonos a entrar en el misterio del amor aún en nuestro estado quebrantado con todas nuestras adicciones.

Desapego: por desapego Teresa quiere decir que debemos poner todas las cosas en su propia perspectiva. Necesitamos poner todas las cosas de manera que puedan acercarnos más a Dios. Esta relación particular, ese pasatiempo, nuestro celular, nuestros entretenimientos favoritos, y todas nuestras otras posesiones serán nos traerán más cerca de Dios o serán una barrera en esta búsqueda. Los efectos del pecado original, con frecuencia desplazados en nuestras adicciones, nos llevan a hacer a ciertas criaturas nuestros ídolos. En nuestra cultura, una de las grandes fuerzas que nos aleja de Dios es el hambre por la seguridad. Los tres falsos dioses en este engaño son las posesiones, el poder y las relaciones. El desapego ataca esta perversión de la realidad, destruyendo la oscuridad de nuestros engañosos corazones.

El verdadero desapego revela nuestro anhelo fundamental por Dios y deja libre nuestro corazón. Las enseñanzas del Evangelio de Jesús sobre el desapego se tratan todo sobre aprender a amar. Solamente cuando las cosas son vistas en la luz correcta, con un corazón sin apegos, abren el camino hacia Dios. De otra manera, las cosas son usadas solamente para apuntalar nuestra agenda egoísta, contraria a nuestra meta, de buscar a Dios.

Teresa no tenía problema con el mundo. Su verdadero significado de riqueza y belleza, sin embargo, brilla más claramente cuando la creación nos ayuda en nuestra búsqueda de Dios. Ella había llegado a esta visión de desapego como parte de su largo viaje espiritual, dominado por su lucha con sus adicciones. El desapego le ayudó a ella poseerse a sí misma de una manera que la hacía libre de todas las cosas para buscar a Dios.

Caridad: caridad es la mera aceptación del prójimo. El amor expresado en caridad para nuestras hermanas y hermanos es el índice de nuestro crecimiento espiritual. Para Teresa, la autenticidad de nuestro viaje espiritual es medida por la calidad de nuestras relaciones interpersonales. Este amor hacia los demás no hace avanzar hacia el centro donde nos espera Dios.

Este llamado al amor comunal es una barrera excepcionalmente difícil y desafiante en nuestro viaje espiritual. Con mucha frecuencia nuestro egoísmo es una expresión de nuestras adicciones. Nuestro egoísmo tiene un poder increíble para sacudirse las cosas que nos puedan dar ventajas. Fácilmente caemos en un patrón de auto justicia. Teresa entendió esto muy bien. Ella dijo, “Rueguen a nuestro Señor que les de este amor perfecto por el prójimo. Permitan a su Majestad tener una mano libre, ya que Él les dará más de lo que ustedes saben que pueden desear porque ustedes están esforzándose y haciendo cada intento por lograr lo que puedan sobre este amor.” (Castillo Interior 3.12)

Teresa tiene un ejemplo sencillo de cuán profunda es esta práctica en la vida diaria. Ella dice que si hay una persona que catalogamos como difícil, deberíamos salir de nuestro camino y ayudar a esa persona. Si un individuo recibe una recompensa, debemos regocijarnos como si la recompensa fuera nuestra.

El viaje hacia Dios es una interacción entre estas tres virtudes y la oración. Necesitamos orar para ser humildes, desapegados y amorosos. Esto es especialmente así cuando vamos a romper con nuestras adicciones. Este proceso es el trabajo de toda una vida. Es lento, constantemente en desarrollo con un poco de sobresaltos conforme avanza. Una necesaria e incesante determinación se encuentra en el centro de esta llamada fundamental para caminar con Jesús.
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