LA BIBLIA: MISTERIO Y GUIA-2

Parte 2 

La palabra Biblia viene de la palabra griega para libro. La Biblia, sin embargo, es una colección de libros. Es más como una biblioteca. Estos libros fueron escritos en muchos diferentes estilos de lenguaje: historia, novelas históricas, poesía, parábolas, mitos y alegorías por nombrar algunas de las varias expresiones de literatura que encontramos en la Biblia.

No hay como escapar de la realidad de que la Biblia es verdaderamente una reunión compleja de numerosos estilos y expresiones. Tiene muchísimo menos respuestas de las que mucha gente proclama. Se presta en sí misma para una fácil manipulación para el egoísmo distorsionado de muchos individuos y grupos. Aun así, la Biblia permanece como la fuente más profunda y como una guía para la emproblemada realidad que es el viaje humano a través de la vida. ¿Cómo encuentra uno el camino a través de la difícil pero maravillosa acción de la palabra de Dios?

Probablemente la mayoría de gente que ha buscado leer la Biblia con sinceridad profunda se ha perdido, se ha molestado o se ha rendido a una respuesta superficial de la falsa interpretación que fluye del propio egoísmo. Un paso importante para desarrollar la voluntad para verdaderamente entender la Biblia es comprender que es una historia de salvación.

Esta historia de la Biblia, la historia de la salvación, fue reunida por la gente reflexionando, compartiendo y orando sobre su experiencia de Dios. La mayoría de las diferentes clases de escrituras en la Biblia son la conclusión del discernimiento profundo de la comunidad, de su encuentro con Dios en sus vidas. Este fue un proceso incesante de discernimiento y madurez. La gentil guía del Espíritu Santo dirigió el viaje comunal que llevaba a Jesús, la completa y final Palabra de Dios en la carne. En Hebreos leemos:

“En diversas ocasiones y bajo diferentes formas Dios habló a nuestros padres por medio de los profetas, hasta que en estos días, que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de del Hijo, a quien hizo destinatario de todo, ya que por él dispuso las edades del mundo.”
Una pieza central de este viaje para el pueblo de Dios fue el Éxodo: la liberación de la esclavitud, el paso por el desierto y la entrada a la tierra prometida. El poder de ésta experiencia guió al pueblo a través de una historia que con frecuencia fue tortuosa. Una y otra vez, en sus tiempos de problemas, los hijos de Abraham reflexionaron sobre la fidelidad de Dios al hacerlos libres. Ellos encontraron fuerza y mucha fortaleza al encontrar la revelación de este Dios del Éxodo en su difícil situación con el paso de los siglos.

Esto mismo es verdad en la muerte y resurrección de Jesús. Esta última expresión del amor salvador de Dios se ha convertido en la puerta hacia un nuevo día, el nuevo éxodo, en la historia cristina. La Cruz y la Resurrección son nuestra esperanza constante no importa hacia donde nos lleve la vida en este valle de lágrimas.

El punto central de la historia de salvación en la Biblia es que los libros en toda su variedad y profundidad son el resultado de la experiencia de Dios que tiene el pueblo. El poder y el significado de la Biblia es que el mismísimo Dios del pueblo elegido es el Dios en nuestra propia vida. La palabra en la Biblia es la luz que nos prepara para encontrar la realidad de la continua presencia de Dios en nuestro tiempo. Estamos invitados a participar en la llamada y en la promesa, la peregrinación a través de la historia hacia el Reino de Dios. El regalo de la palabra de Dios en la revelación de la Biblia es siempre un llamado a una nueva vida y nuevos horizontes.

La Unión con Dios

“La Palabra de Dios es viva y eficaz, más agudo que cualquier espada de doble filo, penetrando entre el alma y el espíritu, articulaciones y tuétanos, y haciendo un discernimiento de los deseos y pensamientos más íntimos. Ninguna criatura está oculta de él pero todo queda desnudo y expuesto ante los ojos de Él a quien debemos rendirle cuentas.” (Hebreos 4: 12-13)

En el centro de la historia de salvación de la Biblia está la llamada. De Abraham a Jesús, la llamada es siempre una parte central del mensaje. Conforme evoluciona la claridad del mensaje, la llamada se abre hacia el destino final, la peregrinación a Dios. Estamos llamados a ser uno con Dios. Esta unión con Dios es la vocación final compartida de todos los hijos de Dios.

Conforme constantemente nos volvemos conscientes de cuán claramente y convincentemente Dios está en nuestras vidas, hay consecuencias para nosotros. Dios siempre quiere más y está trabajando para transformarnos en la imagen de su Hijo. Esta llamada al cambio nunca es fácil.

La Palabra de Dios es en verdad una espada de doble filo que abre la parte de nuestra vida que nosotros luchamos por mantener oculta. Estamos llamados por la palabra, expresada en la Biblia y también en nuestra experiencia de vida, para ser la semilla que cae en suelo y muere, solamente para brotar a una nueva vida y dar el fruto del Reino de Dios por nuestra entrega al llamado de Dios.
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