Vigésimo séptimo domingo del tiempo ordinario


Mateo 21: 33-43 

Estimados amigos. Rápidamente nos acercamos al final del año litúrgico y a nuestro viaje por el Evangelio según San Mateo. Los próximos domingos tendremos las selecciones que realzan dos cosas: el conflicto de Jesús con los líderes judíos y su llamada a tomar decisiones sobre su mensaje. 

A través de la historia de la iglesia estos capítulos finales de Mateo han sido distorsionados para producir un anti-semitismo que ha sido la gran distorsión del Evangelio y de las actividades que han sido abominablemente inhumanas e injustas en las relaciones entre judíos y cristianos.

El mensaje básico de la parábola de los inquilinos asesinos del viñedo no pide enfrentarnos a la necesidad de tomar decisiones. ¿Seremos administradores de los dones que Dios nos ha dado?, ¿Estamos viviendo el mensaje del Evangelio en nuestra familia?, ¿Estamos haciendo una contribución a nuestra comunidad para hacerla más dadora de vida para todos?, ¿Estamos siendo responsables y no estamos despilfarrando las bendiciones de nuestro medio ambiente?, ¿Estamos respondiendo al llamado para actuar justamente y ser instrumentos de paz?

Jesús pide una decisión. ¿Aceptamos nosotros Su llamado y el regalo de amor incondicional?, ¿Estamos listos para reconocer que toda vida es un regalo para ser querida y desarrollada? El llamado para administrar nos pide reconocer el dominio de Dios y nuestra realidad como criaturas finitas que son obsequiadas y amadas.

Es el mundo de Dios. Nuestra tarea es ser trabajadores fieles en el viñedo de la vida. Estamos llamados a aceptar al Hijo que nos guiará y nos dirigirá hacia la verdad y la libertad que es el hambre verdadera en nuestros corazones.

La administración en el viñedo de la vida se hace mucho más fácil y mucho más clara cuando aceptamos el regalo del Padre, Jesucristo.

Con mucha frecuencia escucho decir a la gente que no necesitan ir a la iglesia y atender la misa para conocer a Dios. Hay un poco de verdad en este decir. Pero el hecho es que Dios ha trazado un mapa muy obvio para nosotros en Jesús. Dios nos ha dado una iglesia para celebrar la presencia del misterio de salvación. Dios nos ha dado la Liturgia que es la fuente privilegiada y la cima de nuestra fe. Todos estos regalos están contenidos en el llamado a ser administradores del viñedo. ¿Por qué no aceptar estos regalos antes que ignorar estas riquezas de nuestra fe? Es como los trabajadores en la parábola diciendo que podemos hacerlo a nuestra manera sin el Hijo.

“No necesito la iglesia.” “No necesito la misa.” “No necesito la liturgia.” Todos estos decires se vuelven poco convincentes cuando Dios expone nuestra mortalidad y nuestra fragilidad en la experiencia de sufrimiento y pérdida.

El Evangelio de hoy es una invitación para abrazar el dominio de Dios. El viñedo de nuestra vida es un regalo para que nosotros lo usemos y celebremos en la presencia de un Dios amoroso. Este Dios nos ha enviado a su Hijo para enseñarnos el camino. Seamos todos los sabios administradores y aceptemos los regalos de la Palabra y los Sacramentos que Dios nos ha dado para guiarnos en nuestro camino.
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