Quinto Domingo del Tiempo Ordinario

Mateo 5: 13-16 


Estimados amigos,

Uno de los hechos de más shock en Estados Unidos sobre la escena religiosa es la siguiente realidad: el grupo religioso más grande es el de los Católicos Romanos. El segundo grupo más grande son todos aquellos que han abandonado la iglesia Católica Romana.

En algún punto a lo largo de la línea del tiempo un gran número de nosotros en ambos grupos hemos fallado al recibir el memorando de Jesús, aquel que dice que necesitamos ser La sal de la tierra y la luz del mundo.

Cuando uno ahonda en las razones que mucha gente tiene para dejar la iglesia, resulta que las razones son muchas y que la culpa está en todos lados.

Sin embargo, la respuesta tiene que ser ir de regreso al mensaje del Evangelio. Necesitamos evangelizarnos a nosotros mismos y a los demás. Pablo Vinos enseñó que la evangelización es el proceso de “llevar la Buena Nueva a cada estrato de la humanidad y a través de su influencia transformar a la humanidad desde adentro y hacerla nueva.” (Evangelii Nuntiandi # 19) Él decía que necesitamos más testigos que maestros. Para él, un testigo era uno cuya vida hablaba tan fuerte y claro que no se podía escuchar lo que decía. Es decir, una vida de testimonio.

En estos tres versículos en el Evangelio de hoy, Jesús nos está llamando a abrazar la totalidad del Sermón en el Monte. Él está diciéndonos que vivamos el mensaje y que proclamemos el mensaje. Que todo es sobre el amor.

Nosotros, como iglesia, y nosotros como individuos seguidores de Cristo, necesitamos encontrar el poder y la belleza del llamado para permitir que brille nuestra luz y hacer la diferencia al abrazar la vida en las huellas de Jesús.

La reconciliación y el servicio, el perdón y la generosidad son los poderes sanadores que destruyen la división y nos llaman a la unidad. El Sermón está cargado con estrategias para que nosotros seamos la sal de la tierra y la luz del mundo. Necesitamos traer a enfoque de nuevo a Jesús tal como Él se presenta y su mensaje en el Sermón en el Monte.
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