El bautismo del Señor

Mateo 3: 13-17


Estimados amigos,

Una vez más estamos invitados a entrar en la historia de Jesús. San Mateo empieza la vida pública de Jesús con el bautismo del Hijo de Dios.

No obstante de la renuencia de Juan para bautizarlo, Jesús le dice a Juan que siga con este ritual público. Dios tiene un plan y el bautismo está incluido en ese esquema divino. Dios quiere que Jesús comparta la experiencia humana incluyendo el ritual de arrepentimiento que Juan estaba celebrando. Ultimadamente, la profundidad de este compartir llevaría a su muerte en la cruz.

Mientras tanto, San Mateo nos llama a caminar con Jesús una vez más en nuestro año litúrgico. Aunque conocemos la historia, nunca la conoceremos suficientemente bien. De igual manera, necesitamos traer la historia de Jesús dentro de nuestra experiencia. Nosotros siempre estamos entrando en un nuevo y extraño territorio y necesitamos dirección. San Mateo presenta a Jesús como nuestra guía.

San Juan de la Cruz, el gran místico Carmelita, recomendaba que estemos siempre en contacto con la historia del Evangelio. Él decía, “Hay mucho que abrazar en Cristo, ya que Él es como una mina abundante con muchas vetas de tesoros, de manera que por muy profundo que vayan algunos, nunca encuentran el final o el fondo, sino que en cada veta encuentran nuevas venas con nuevas riquezas por todas partes…” (Cántico Espiritual 37, 4)

Jesús es el Hijo Bien amado del Padre. Necesitamos permitir que Él toque nuestro corazón y que ilumine nuestra mente. Lentamente, este encuentro continuo nos dirigirá hacia la libertad de la verdad y la nueva energía del amor que solamente Jesús puede dar.

Cada semana en la versión de San Mateo de la historia de Jesús seremos llamados a darnos cuenta gradualmente que somos amados más allá de nuestros sueños más salvajes. Este amor, si es abrazado libremente, nos liberará para viajar por nosotros mismos el camino de Jerusalén donde podemos morir y de esta manera podemos vivir y dar vida a todo.

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