Fiesta de la sagrada familia

Mateo 2: 13-15, 19-23 


Estimados amigos,

Ahora que ha pasado el ataque del mandato comercial de “compremos hasta que caigamos”, estamos más dispuestos a recibir el verdadero mensaje del misterio de la Navidad.

El mensaje fundamental es que “El Verbo se hace carne” (Juan 1: 14). El énfasis no es la historia de bebé de Jesús. Es sobre la humanidad develando la divinidad. La paradoja del Evangelio penetra en las narrativas de la infancia de Lucas y Mateo. Lo divino volviéndose humano expone el incesante empuje de un nacimiento y una muerte, inocencia y sufrimiento y el llamado continuo a un viaje para conseguir estabilidad en nuestra búsqueda de Dios.

Las cosas de cada familia, independientemente de las vastas diferencias culturales de las relaciones de esposos y de los padres hacia los hijos, se encuentran en la Sagrada Familia. Fue por medio de la institución de la familia que Dios eligió relacionar a la humanidad. Jesús aprendió a vivir y a amar en su relación con José y María. A pesar del arraigo de ser refugiados e inmigrantes y el contexto de violencia inimaginable en los Santos Inocentes, el amor prevalecía.

Mateo tiene un mensaje adicional más allá de la relación de familia de estos tres. Él destinó un prólogo del Evangelio. Jesús iba a resumir en su experiencia la historia de salvación de Israel. De esta manera Jesús fue modelando las expectativas Mesiánicas de Israel.

Las tres historias en Mateo son el escape hacia Egipto, la masacre de los Santos Inocentes y el regreso de Egipto a Nazaret. Todas ellas relacionan a la experiencia del Pueblo elegido y de Moisés.

En su papel como Salvador, Jesús aprendió como responder a la vida y a sus muchos misterios del bien y el mal en el calor y aceptación de sus amorosos padres, María y José. Fue en el contexto de estas relaciones familiares que Jesús aprendió lo que Dios pretendía que fuera.

El mensaje para nosotros hoy es muy claro. No importan las variaciones culturales y los límites, la familia es la escuela del amor. Todas nuestras relaciones fundamentales y responsabilidades son filtradas por medio de los fundamentos básicos de la experiencia familiar. Nuestra tarea es eliminar los elementos de egoísmo y derechos para permitir que el amor fluya abiertamente a pesar de todos los conflictos inherentes. El privilegio y el poder en la vida familiar tienen que dar paso a la aceptación, al servicio y a la humildad si esperamos continuar creando una vida feliz y significativa para todos.
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