Primer Domingo de Adviento

Mateo 24: 37-44


Estimados amigos,

El adviento nos tenía viendo hacia atrás de manera que hoy podemos mirar hacia adelante cuando empezamos un nuevo año litúrgico. Ambas vistas nos llaman a vivir el presente. El adviento tiene un mensaje profundo e inspirador sobre la venida del Señor. De hecho, el adviento nos llama a celebrar tres dimensiones de la venida del Señor. Las lecturas de los primeros tres domingos se enfocan en la segunda venida de Jesús en los tiempos finales. Estas escrituras nos enseñan a estar listos y preparar el camino para el regreso del Señor en Gloria. Luego, el diecisiete de diciembre, el foco se vuelve la recolección salvadora de la entrada de Jesús en la realidad humana, revelada en la experiencia de Belén. Ambas venidas del Señor son una invitación para ver las constantes venidas de Jesús en nuestra experiencia diaria. Nosotros reunimos todas estas venidas en la grandiosa oración de Adviento que dirige el anhelo más profundo en el corazón humano: ¡Ven, Señor Jesús!

Isaías es el autor característico del tiempo de Adviento del Antiguo Testamento. La belleza de su poesía está llena de esperanza por la entrega y anhelo por la expresión final del poder Salvador de Dios. Él nos dirige a los verdaderos pasajes de la paz, la eliminación de todo conflicto y guerra y poder vivir en armonía con los designios de Dios.

Mientras tanto, el tema común de hoy en Isaías, Pablo y Mateo tiene un mensaje claro y sencillo para nosotros: vivan el presente en fidelidad al Señor. Entrar en nuestra realidad. Abrazar la vida en todas sus expresiones del bien y del mal. Nosotros no conocemos el futuro pero conocemos el presente. Estamos llamados a vivir el Evangelio con actos de misericordia y perdón, con conciencia por la justicia y la constante lucha “Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus lanzas” (Isaías 2: 4)

El mensaje de Adviento de Mateo está basado en la confianza fundamental que fluye del mensaje cristiano. Un nuevo día está por venir. Mateo es enfático: necesitamos estar preparados. El regreso de Cristo en Gloria revelará la plenitud de la redención.

Este anhelo por el regreso del Señor refleja el anhelo apasionado expresado en Isaías. Todo está increíblemente enriquecido y avalado por nuestro regalo que es la realidad del Evangelio. Pablo nos dice, “Más bien revístanse del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne para satisfacer sus deseos.” (Romanos 13: 14). Nosotros nos reunimos en las liturgias y en nuestras vidas para proclamar el anhelo de Adviento: “Ven, Señor Jesús”

El Adviento nos desafía a mirar las oportunidades perdidas, el tiempo desperdiciado y mal dirigido. Todos tenemos más que suficiente para contar. El Adviento nos llama a reunirnos y a vivir hoy, en la gracia del momento presente, porque el mañana está en las manos de Dios. Nosotros en verdad necesitamos gritar, Ven, Señor Jesús. Pero una vida que busca caminar con Jesús ahora hace nuestra plegaria más real y enfocada.

Dios es muy capaz de seguir un horario. Él hará su trabajo hasta finalizar el programa en el tiempo apropiado. Es muy normal para nosotros hacer esa pregunta tan familiar de nuestra juventud, ¿ya llegamos? Dios nos dejará saber. Mientras tanto, nuestra tarea es ser fiel al mensaje del Evangelio y expresar el hambre en nuestro corazón por un nuevo día con la bella oración de Adviento, ¡Ven, Señor Jesús!
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