Cuando la Diversion Inocente no es tan Inocente


I
¿El celular nos acerca a Dios o no? ¿qué hay de los deportes, o las películas o la música o la televisión? Todos estos entretenimientos recreativos son actividades inocentes. Cómo nosotros los usamos es otra cosa totalmente diferente. El telófono inteligente y todo lo que está relacionado con ello es el que va a la delantera. Cualquier momento inactivo está lleno con los pulgares moviendose en el aparato y llevandolo al oído. Cuando vamos en el carro, el radio o la música va encendido. En la casa, es la televisión o la canción de nuestra elección la que inmediatamente ataca al silencio.

Thomas Merton describió esta situación décadas antes de que apareciera el primer celular. Él lo llamó “la tiranía de la diversión.” La diversión es cualquier distracción sistemática y planificada que facilita la permanencia en el nivel superficial veinticuatro horas al dia. Las diversiones son actividades sin trascendencia que bloquean los compromisos humanos serios con la realidad. La diversión involucra actividades frívolas que nos alejan de nuestra humanidad. La ilusión, la ficción, el estupor y la apatía son algunas palabras que describen acertadamente las consecuencias de la diversión.

La cultura consumista nos empuja muy fuerte a todos a vivir en el nivel superficial. Cualquier esfuerzo por profundizar en la reflexión es un desafío que siempre está presente y urge estar ocupado. Esto es lo que quiere decir Merton con “la tiranía de la diversión.”

II
Para Teresa de Ávila la verdadera espiritualidad está enraizada en nuestra completa respuesta a la realidad. Es una llamada a ser realista. Esto significa enfrentar la vida en todas sus dimensiones: lo bueno y lo malo, lo arbitrario y lo racional, organizado y caótico. La verdadera espiritualidad tiene que ver con la vida como una experiencia que es organizada y racional pero que con frecuencia fluye a la confusión o irracionalidad y la futilidad aleatoria. Este desorden y caos es una parte esencial de la experiencia de cada uno. Jesús describe esto como la cizaña y el trigo. Él vivió esta existencia mixta en el viaje a Jerusalén. Él lo resolvió en la muerte en la cruz y en la resurrección

El viaje en la oración expone la superficialidad del acercamiento consumidor a la realidad que resalta la diversión. Proyecta una realidad que salvaguarda más el consumo. La diversión es la que le da soporte a este enfoque a la realidad que siempre busca llevarnos más al consumo no importa que tan superficial pueda ser. La diversión es un medio para evitar la desarmonía y la vida aislada de los problemas y los elementos de las cargas de la existencia humana. 

Teresa, por otra parte, presenta la oración como un desafío para enfrentar la vida en todo lo absurdo y en las contradicciones. Eventualmente, la fidelidad a la oración llevará a la resolución de estas paradojas junto con la habilidad de hacer que nuestra realidad tenga sentido. Es la aceptación de la cizaña y del trigo guiando a una resolución final en Dios. Este es el camino a Jerusalén donde la Cruz reune todas las decepciones e ilusiones y la siempre presente dimensión del mal en la vida para movernos a través de la muerte hacia la vida en su plenitud.

En este viaje, el silencio y la soledad son parte no-negociable de la oración verdadera. “La tiranía de la diversión” no es un obstáculo casual. El retiro en silencio y la soledad son esenciales para nuestro encuentro con Dios en oración. Merton lo pone de esta manera. Aquellos que no pueden estar cerca de sí mismos en forma periodica y con un silencio creciente y en soledad no pueden encontrar su verdadero ser. Ellos están atrapados en la superficialidad de la diversión constante.

Necesitamos ser cuidadosos y vigilantes y menos nos entregamos a la vida que está dividida y fragmentada. Este enfoque disipado nos hala en este camino y ese camino está lleno de conflictos, planes y proyectos. Cuando esto sucede, con frecuencia nos encontramos haciendo cosas que realmente no queremos hacer, diciendo cosas que no queremos decir y yendo a lugares a los que no pretendiamos ir. Merton está en lo correcto al describir la diversión como “Tiranía.” La búsqueda exagerada y singular de la diversión nos priva de la libertad de ser realistas.


III 
Las ocasiones en las que hay diversión no son un evento neutral en la vida de un Cristiano serio. Las múltiples actividades como un todo y como evento individual de diversión puede acercarnos a Dios o puede no hacerlo. Esto es por lo que con frecuencia tenemos una fuerte tendencia para evitar el silencio y la soledad. Dios tiene una forma de llenar el vacío aparente del silencio y la soledad con la llamada para más. Dios sobrepasa las barreras de nuestra vida que nos apartan de Él. Eventualmente tendremos que medir todas nuestras actividades por una regla unica. Las acciones de nuestra vida nos acercan a Dios o no. Esto siempre demanda un cambio porque en el viaje hacia Dios nuestras diversiones inocentes con frecuencia pierden su inocencia. Con frecuencia se vuelven deseos vehementes de nuestro corazón fragmentado. Ellos nos roban nuestra libertad. Las cosas individuales, ya sean cosas, actividades o relaciones no son malas en sí. El problema está dentro de nuestro corazón que las distorsiona y las vuelve ídolos estorbando nuestra búsqueda de Dios.

Los pensamientos de Merton sobre el silencio son de mucha ayuda en este punto.


“El silencio no solamente nos da una oportunidad para entendernos mejor a nosotros mismos, para obtener una perspectiva más verdadera y balanceada de nuestras propias vidas en relación a las vidas de los demás: el silencio nos hace más completos si nosotros lo permitimos. El silencio nos ayuda a dirigir juntos las energías dispersas y disipadas de una existencia fragmentada. Nos ayuda a concentrarnos en un propósito que realmente corresponde no solamente a las necesidades más profundas de nuestro propio ser sino también a las intenciones de Dios para nosotros.”

Dios siempre nos está poniendo señales. Con frecuencia, el silencio y la soledad, no importa que tan aparentemente ilógico sea, pero facilita la llamada. El silencio es el lenguaje de Dios. Todas nuestras posesiones, actividades y relaciones tarde o temprano necesitan ser cuestionadas. ¿Nos apartan de nuestra búsqueda de Dios o nos bloquean el camino? ¿las diversiones son inocentes y alegres o son una carga y drenan nuestra libertad deteniendo nuestro viaje?

El camino hacia la libertad es un pasaje largo y arduo. Solamente podemos movernos hacia adelante un paso a la vez. Dios es paciente con nosotros pero gentil en la insistencia de que dejemos ir y dejemos que Dios sea. El silencio y la soledad son una parte crítica de este proceso. La diversión tambien lo es. Es el balance de las dos cosas que encontraremos en la oración personal profunda.
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