Tenemos 3 Opciones

“Las elecciones que están abiertas a nosotros en respuesta a nuestras experiencias de la amenazante amorosa llamada de Dios, algunas veces puede puede ser terriblemente dificil de ejecutar, pero son muy fáciles de entender. Solamente hay tres opciones; ya las hemos tocado todas en nuestra discusión, y la mayoría de nosotros ya las hemos usado extensamente en nuestras vidas. Primero, podemos tratar de negar o de evadir la llamada de Dios, reprimiendo nuestro deseo y desplazando su energía. Muchas de las veces tenemos éxito en esto, pero la llamada está obligada a brincar nuestras defensas y rondarnos con gentiles empujoncitos o ayudarnos con incesantes anhelos. Segundo, podemos hacer imágenes de la realidad espiritual, representaciones celulares que nos disponen a sentir una medida de poder sobre eso en lugar de permanecer dependiente de eso. Tercero, podemos tratar de estar presentes para el misterio en forma gentil, con las manos abiertas y en forma cooperativa. Esta es la opción contemplativa – no cualquier sistema de ejercicios complicados, sino un intento sencillo y valiente para resistir esa realidad tanto como se pueda. Ser contemplativo, entonces, no es ser una clase de persona especial. La contemplación es simplemente tratar de enfrentar la vida en una forma verdaderamente indefensa y con los ojos abiertos.

 Estoy convencido que todas las personas están involucradas continuamente en elegir entre estas tres opciones. Como la mayoría de otras decisiones que hacemos en nuestra vida diaria, nuestras respuestas a la llamada de Dios con frecuencia tienen lugar automáticamente, sin cualquier reflexión real. Simplemente suceden como resultado de un escaso proceso consciente del que con frecuencia se toma responsabilidad. Cuando empezamos a clamar nuestras elecciones en respuesta a nuestra hambre por Dios, hemos empezado una vida espiritual intencional. Luego, por supuesto, somos responsables de ir por la borda en la dirección opuesta, poniendo demasiado sobre nosotros mismos, pensando que las elecciones que hacemos absolutamente determinarán nuestro destino espiritual.

Pero no es tan sencillo. Cada una de las tres opciones tiene sus bienes y sus responsabilidades, su gracia y su lado oscuro. Mientras que la negación y la evasión son usualmente solo unos intentos por escapar mas lejos dentro del sueño de salvación de los apegos, ellos pueden, sobre bases temporales y convenientes, proveernos con tiempo y energía para asegurarnos en otras areas de la vida y de este modo crear suficiente valor para regresar y enfrentar la realidad. La hechura de representaciones de Dios pueden ser usadas para crear un títere artificial Dios al que podemos manipular supersticiosamente, pero que tambien puede ser una forma de comunicarnos simbolicamente con la realidad de Dios. Y a pesar de cuan reverentemente he descrito la forma contemplativa, también puede distorsionarse en negación de la vida o escapismo al devaluar las representaciones celulares que nuestros cerebros requieren para funcionar naturalmente.

En consecuencia, aquí otra vez vemos la gentil incertidumbre que siempre cuida nuestra capacidad para elegir. Desde la parte externa de las cosas, no hay manera de estar seguro de cual de las elecciones es la “correcta” en un momento determinado, ya que la gracia puede estar presente en una elección “equivocada” también. Desde la parte interna, donde podemos estar más en contacto con nuestro verdadero anhelo por Dios, la elección “correcta” es simplemente aquella que brota más directamente de ese anhelo y lo refleja más auténticamente. Oración, Escrituras, sacramentos, comunidad espiritual, y auto examen todos pueden ser fuente de guía cuando estamos buscando hacer dichas elecciones. Pero finalmente, aún aquí en el centro de nuestra libertad humana, nosotros estamos dependiendo de la misericordia de Dios.

En adición a la lucha por hacer la mejor elección, también tenemos el problema de tratar de seguir sobre las elecciones que hacemos. Porque somos adictos, nuestras motivaciones siempre están mezcladas y nuestros corazones nunca están completamente puros. Sin embargo, puede ser solamente una parte del ser que hace una buena elección y coopera con ella; mucho del resto del ser está dispuesto a combatirla. Un conjunto de sistemas en el cerebro puede elegir la forma de libertad y de amor, pero otros incontables sistemas inmediatamente reaccionarán con estrés y traición mental y todas las otras formas que hemos visto para tratar de preservar nuestras viejas normalidades. Luego, por supuesto, todo es demasiado probable y empezaremos a confiar en nuestra fuerza de voluntad, resoluciones y nuestro “yo puedo manejarlo.”

Mi reflexión:

May da una profunda explicación del quebranto básico de nuestra situación humana. Al mismo tiempo, él señala cómo Dios usa todas nuestras experiencias, buenas y malas, generosas y egoístas; para llamarnos continuamente a una nueva vida. Una vez más, me gustaría usar una de mis referencias favoritas: Julian de Norwich, una mística de la edad media. Esta piadosa mujer nos dice: primero viene la caída, luego la recuperación. Ambas son una expresión de la misericordia de Dios.
Teresa de Ávila lo puso mas sencillo, “la historia de mi vida es la historia de la misericordia de Dios.”
Al final, la mística Carmelita enseñó que la bondad de Dios simplemente vence nuestra debilidad y pecaminosidad si nos aceptamos como somos y abrimos nuestro corazón a la amorosa misericordia de Dios. Este es su mensaje insistente de humildad.

Gerald May, en su clásico, Adicción y Gracia, nos ofrece grandes y valiosas visiones sobre los obstáculos dentro de nosotros en nuestra Peregrinación a Dios. Él muestra que todos nosotros sufrimos adicciones que roban nuestra libertad y bloquean nuestra búsqueda de Dios. La anterior “Pizca de Sabiduría” es una selección de su texto con algunas reflexiones.


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