La Festividad de Cristo Rey

MATEO 25: 31-46

Queridos amigos. Esta festividad de Cristo Rey es un puente entre el año que está terminando y el que viene. Está más relacionado a nuestra vida en un mundo pasajero donde la tiranía del reloj le da paso a la esperanza de un futuro que trascenderá nuestra mortalidad. Estos domingos del final y el inicio son todos sobre la transición de la mortalidad a la vida eterna que es la última realidad humana.

Tenemos la mejestuosa escena de Cristo ante nosotros en juicio. Somos confrontados con una declaración muy sorpresiva. Tiene muy poco que decir con el comportamiento ético. De igual manera, no seremos juzgados ya sea que fuimos creyentes o no creyentes, Cristianos o no cristianos o aun católicos fieles. Los criterios son solamente si nosotros respondimos a las necesidades urgentes y básicas de nuestros hermanos y hermanas en su desesperación. La misericordia es la medida del veredicto ante los ojos del juez crucificado y resucitado.

El mensaje principal del Rey que se sienta en el juicio es el sufrimiento de los menores de nuestros hermanos y hermanas que están en necesidad en nuestra presencia.

Jesús es el Rey que se sienta en la gloria, pero Él está entre nosotros entre los pobres y necesitados. “Lo que hiciste por el más pequeño, lo has hecho por mi.” (Mateo 25: 40). Esta verdad enriquece aún más el tema constante de Mateo de Enmanuel, Dios está con nosotros. En el amor y el servicio hacia los pobres, estamo amando y sirviendo a Cristo. Al estar sirviendo y amando a Cristo, estamos sirviendo y amando a Dios. Esto nos lleva hacia el gran mandamiento en el Tora, amar a Dios y a nuestro prójimo.

El profeta Miqueas capturó el sentido más profundo de esta escena del Evangelio siglos atrás. Él lo expresó sucintamente como la creciente visión del movimiento profético. Él proclamó, “Él les ha mostrado oh mortales lo que es bueno. ¿Y qué es eso que Dios requiere de ustedes? Actuar justamente y amar la misericordia y caminar humildemente con su Dios.” Lentamente (Miqueas 6: 8)

Para actuar justamente y amar la misericordia necesitamos conocer nuestra realidad. Esto nos ayudará a ver la injusticia en nuestro mundo. Conforme esta situación amenazadora se desenvuelve ante nosotros, la pobreza escondida en medio de nosotros nos desafiará a actuar. Veremos la necesidad de abrir nuestro corazón y nuestras mentes para movernos más allá de la ceguera y el entumecimiento del poder de nuestra sociedad consumista. Si hacemos esto, sobrellevaremos el sentimiento de impotencia en el rostro del mal. Es tan natural decir, ¿Qué puede hacer una persona? ¡Simplemente muchísimo! La tentación es grande para regresar a la televisión o al celular.

Nuestra llamada es para empezar en el lugar donde estamos. Debemos alcanzar lo que es posible y concreto y que sin embargo es pequeño ante nuestra vista. Hay una frase que puede ser de gran ayuda para nosotros: “Necesitamos pensar globalmente y actural localmente.”

“Para actuar justamente y amar la misericordia y caminar humildemente ante nuestro Dios” esto involucra un largo proceso de información. Empieza con un acto aunque sea pequeño. Es bueno escribir una verificación y luego hacer algo que nos cueste nuestra comodidad y conveniencia. Esto nos llevará lentamente a un análisis profundo y reflexión y oración. Gradualmente, descubriremos nuestro verdadero potencial “Para actuar justamente y amar la misericordia y caminar humildemente ante nuestro Dios.”

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