Yo quiero ser Misionero

Queridos amigos. La selección del Evangelio de hoy es parte de un pasaje más grande de las enseñanzas de Jesús sobre la misión. Jesús nos está diciendo hoy no tener miedo de proclamar las Buenas Nuevas del amor de Dios.

De hecho, en cinco versos cortos, Jesús nos dice “No tengan miedo” en tres ocasiones. Este es uno de los estribillos más comunes de la Biblia. Aparece más de trescientas veces. Siempre está en un contexto de decirnos que estamos en la presencia de un Dios providencial y amoroso.

Hay una buena razón por la que se repite tantas veces. El temor es una parte integral de nuestra condición humana. Parte del sabio viaje con Jesús es discernir las condiciones para el temor real del temor basado en la ignorancia y en la ilusión.

 La verdad fundamental del Evangelio de hoy es que nosotros tenemos un gran valor en la presencia del Padre. Somos amados sin condiciones y sin límites. Ya sea por el cabello en nuestra cabeza o por los gorriones en el campo, nada se compara a la compasión del Padre por nosotros. Esta es la respuesta realista al temor.

Cuando somos llamados a caminar en este sendero tierno y misericordioso del Padre, no tenemos garantizado una paz superficial de compromiso cómodo con el mundo. Un compromiso honesto con la llamada de Jesús traerá conflicto y rechazo. El verdadero temor debería conducirnos lejos de una vida y un mensaje que está demasiado cercano a las formas y valores de una sociedad consumista. Estamos desafiados a mantenernos contra la negligencia de los pobres y el apoyo para una forma de vida que distorsiona los valores del Evangelio. Cuando somos fieles a Jesús tenemos razón de temer. Seremos rechazados. Seremos lanzados de nuestro compromiso confortable que descuida el medio ambiente y celebra lo más nuevo y lo mejor en todo.

En su bella Exhortación, La Alegría del Evangelio, el Papa Francisco dijo que el quiere una iglesia pobre para los pobres. Las implicaciones para tal mandato para nosotros son radicales. Necesitamos volvernos hacia la belleza y la bondad del mensaje de las Buenas Nuevas como la base de nuestra seguridad. Estamos llamados a alejarnos de una mentalidad consumista, una mentalidad llena con falsos valores e ilusiones. De hecho, esta aperturá nos conducirá a un ataque despiadado en nustras posesiones como una fuente de nuestra seguridad. Lenta pero constantemente tendremos que depositar nuestra confianza en un Dios que no puede amarnos más aun hasta el punto de llevar la cuenta de los cabellos de nuestra cabeza. La elección es clara. Podemos confiar en este Dios de amor o podemos poner nuestra confianza en la persecución de más y mejores cosas. Necesitamos mantener nuestro ojos fijos en Jesús para guiarnos del temor a la verdad, libertad y amor.

Proclamando las buenas nuevas del Reino de Dios






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