El desafío constante del amor

Unos de los temas del Evangelio que es facil de pasar por alto es el mensaje de la inclusividad. La historia
del Evangelio es un círculo que está siempre en expansión para abrazar en la comunidad a los que están afuera. Primero y principal, Jesús tenía un ataque consistente y penetrante sobre el prejuicio contra las mujeres. Las muchas historias de Magdalena, la mujer Samaritana, la mujer atrapada en adulterio, María y Marta, la mujer con el mal de 12 años, las mujeres en el camino de la cruz y las muy especiales mujeres al pie de la cruz. Y luego está María, su madre.

En estos incidentes, la dignidad de la mujer es proclamada y celebrada en contraste al desenfrenado prejuicio de los tiempos que tenía a las mujeres levemente mejor que a los perros.

 En su ministerio, Jesús incluyó a muchos otros grupos que eran considerados marginados en ese tiempo. Los enfermos, los poseídos y los leprosos tenían barreras psicológicas y físicas de separación. Los Samaritanos y los gentiles eran las víctimas de la hostilidad extrema. Los recolectores de impuestos eran bienvenidos a la mesa en contraste a su rechazo diario por parte del pueblo.

La mentalidad del muro de Trum ha estado presente a través de la historia de la humanidad. En contraste, Jesús constantemente estaba construyendo puentes con su mensaje de inclusión. Jesús estaba revelando la universalidad del amor del Padre. Por parte de Dios, nadie está excluído del reino.

Todo esto es claro y facil de entender hasta que encontramos la ambivalencia y la fragilidad de nuestras propias distorsiones y prejuicios. Una gran parte de la jornada cristiana es expandir nuestros horizontes para incluir a todos aquellos a quienes la cultura, los intereses económicos, costumbres sociales o personalidad nos han llevado a excluirlos. Para la mayoría de nosotros, es un largo y doloroso viaje para expandir nuestro corazón. Muchos muros han caído y muchos puentes aun necesitan ser construídos.

II
Yo crecí en una parroquia predominantemente Irlandesa en el lado sur de Chicago. Mis años de formación fueron la década de los 40’s. En muchas maneras, fue una bella experiencia. Fue, sin embargo, como todas las experiencias humanas, una expresión de la cizaña y el trigo. Una gran parte de mi vida ha sido un viaje para incluir a la gente a la que me enseñaron que debía excluir como parte de mi educación. Mientras había grados de exclusión, crecí en un mundo donde era “nosotros” y “ellos”. Los más inmediatos y obvios que debían estar afuera eran los protestantes. Ellos eran una minoría pero ellos iban a ir al infierno. Nosotros compartíamos los prejuicios estandar de la sociedad contra los Judíos. Luego estaba el creciente número de los divorciados católicos seguidos por los católicos caídos. La más grande amenaza, y víctimas de los más grandes estereotipos, eran los Afroamericanos. Para todos los propósitos prácticos, los Hispanos eran un estereotipo inconsecuente en las peliculas. Los que eran verdaderamente invisibles eran los homosexuales y mucho más aun las lesbianas.

El viaje de mi vida ha sido, en buena parte, un proceso de expandir mis horizontes para incluir a aquellos y muchos otros para hacer a “ellos”, parte del “nosotros”. Los musulmanes y los transexuales son los recien llegados en mi circulo de inclusión. Parecen ejemplos incontables, este es el patrón a seguir. Hay un desafío por un periodo de años. Luego un conflicto lleva a una elección, ya sea rechazo o aceptación. Finalmente, hay un reconocimiento de ceguera que llama a un cambio. Esto es el proceso de la conversión.

III
En la cruz, Jesús no tenía una lista de buenos y de malos, los aceptables y los inaceptables, los dignos y los indignos. Todos somos bañados en la sangre del Cordero. Jesús nos dice “Este es mi nuevo mandamiento: ámense unos a otros como yo los he amado.” (Juan 15: 12)

Thomas Merton señala el total absurdo que hacemos nosotros al etiquetar a ciertas personas como dignas de nuestro amor. No hay nadie en la lista de Jesús que sea indigno. Él nos pide destruir nuestras listas de exclusión e incluir a todos.

El llamado es sencillo. El llamado es claro. Necesitamos entrar en la lucha para continuar expandiendo el círculo de nuestro amor. Siempre hay nuevos horizontes para desfiarnos. Nuestro control, nuestra comodidad y nuestra conveniencia están bajo constante ataque por esta nueva ley del amor.
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