Caridad fraternal

Pensamientos Especiales Sobre La Caridad
Jesús hizo el mensaje más claro en aquel fatal pero glorioso fin de semana. Él les lavó sus pies (Juan 13: 1-11) y les dijo que hicieran lo mismo. Él les dio la nueva ley. “ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Juan 15:12) Él revela ese amor en la cruz. (Juan 19: 17-30). Entonces el domingo al atardecer, en medio de la escena dominada por sentimientos de culpa por su traición, temor por sus vidas y una total confusión, Él ofreció el trascendental saludo, “la paz sea con ustedes” (Juan 20:20)

Tenemos mucho que aprender sobre la caridad en estos eventos.

PAPA FRANCISCO
En La Alegría del Evangelio, Francisco describe lo lejos que estamos de la meta fundamental del cristiano que es amarnos unos a otros. “cuantas guerras tienen lugar entre el pueblo de Dios y en nuestras diferentes comunidades. En nuestros vecindarios y en los lugares de trabajo, cuantas guerras son causadas por envidia y celos, aun entre cristianos. La mundanería espiritual lleva a algunos cristianos a la guerra contra otros cristianos que están en el camino de sus búsquedas de poder, prestigio, placer y seguridad económica.” (# 98)


No hay límites para las formas en que el corazón humano puede separar, cortar y dividir en formas hostiles y destructivas, con frecuencia en nombre de la rectitud y aun en nombre del amor.

Con individuos, grupos y pueblos, la hostilidad de la división, separación y odio total son aceptados como necesarios en el nombre de la seguridad y supervivencia.

“Siempre me duele grandemente descubrir como algunas comunidades cristianas, y aun personas consagradas, pueden tolerar diferentes formas de enemistad, división, calumnia, difamación, venganza, celos y el deseo de imponer ciertas ideas a toda costa, y aun las persecuciones que verdaderamente parecen cacería de brujas. ¿Cuándo vamos a evangelizar si esta es la manera en que actuamos? (# 100)

Esto aun no incluye la mayor fuente universal de daño y dolor, la familia.

TERESA DE AVILA
Las enseñanzas de Teresa sobre la caridad personal son claras, sencillas y poderosas. La expresión fundamental de la vida cristiana es nuestro amor por el prójimo. Aun la oración queda como en un segundo plano ante esta importante verdad. Segundo, ella señala la necesidad de ser humildes – ver nuestra propia realidad como pecadores pero perdonados en la misericordia de Dios. Ella hace ver como Jesús nos enseñó a buscar el perdón no porque rezamos fielmente, no porque somos grandes servidores del Evangelio, no porque somos generosos con los necesitados. Nos enseñó a buscar el perdón porque nosotros perdonamos.

La misericordia fue la potencia que Teresa utilizó cuando hablaba de la caridad. Dios nos ama en nuestro quebrantamiento sin condición y sin límite. Necesitamos mostrar esa misma misericordia y amor con nuestros hermanos y hermanas.

Teresa también ofreció una grandiosa pizca de sabiduría cuando habló sobre el concepto volatil de “honor”. Esta noción tiene la gran habilidad para dividir y separar individuos, grupos y pueblos. Aun el más leve infringimiento del “honor” en sus diversas expresiones con frecuencia activa un torrente de animosidad. Teresa resume su enseñanza en forma sencilla. Lo que es conocido como “honor” y lo que es bueno para nuestro crecimiento espiritual, son incompatibles. El “honor” no contribuye en nada a nuestra búsqueda de Dios en las huellas de Jesús. El “honor” siembra las semillas de división y hostilidad. La humildad fomenta paz y sanación.

En El Castillo Interior, conforme el individuo llega a la tercera etapa del crecimiento espiritual, hay progreso real. El recién llegado está en un buen lugar. Sin embargo, hay un requisito primordial: crecer en autoconocimiento. Uno necesita volverse consciente de que el egoísmo, tan evidente en las luchas previas y en las victorias, se ha ido bajo tierra. Con frecuencia aparece con el aspecto de una virtud. Es particularmente propenso a ser enrollado en la auto-rectitud que va sobre muchas personas en persecución de un sentido distorsionado del bien. Cualquier parroquia o aun comunidades locales, facultades o varios grupos de empleados son virtuales campos minados en las agendas del ego esperando a explotar a causa de esta realidad. Otro ejemplo común es el de aquellos que usan “la verdad” para construir muros de privilegio y exclusión.

THOMAS MERTON
Thomas Merton tiene sus usuales comentarios profundos sobre este problema de la caridad para las hermanas y hermanos. El habla de nuestra manipulación de la situación con el concepto de “méritos” como una medida de nuestro amor. “Una tentación básica: la categoricamente negativa anticristiana de amar a aquellos que consideramos, por alguna razón u otra, indignos de amar.” (Conjeturas de un Espectador Culpable, p. 171-172)

Necesitamos una vida de oración que abrirá nuevas posibilidades donde el egoísmo a etiquetado a otros como no adecuados y no dignos de nuestro amor. Necesitamos mirar hacia la cruz. Nos deberiamos preguntar, ¿a quién excluye Jesús como no adecuado y no digno para su amor sacrificatorio?

FRANCISCO: II PARTE
Francisco, siempre el pastor, nos pide orar de manera que podamos entender el llamado del amor. Obviamente, es tan sencillo y claro. Aunque nuestra quebrantada naturaleza humana nos manipula para distorsionar y torturar el llamado para amar en toda clase de auto decepción y auto rectitud. Esto claramente viola el mandamiento del Evangelio de amarnos unos a otros. Francisco dice, “necesitamos amar a pesar de todo. Si, a pesar de todo” (#101). Todos podemos llenar los espacios en blanco con nuestras historias personales de injusticias y maldades de la vida. Francisco nos llama más allá de estos dolores para orar por aquellos que nos han ofendido, dañado o incluso violado. “Orar por la persona con quien estoy irritado es un bello paso para avanzar hacia el amor”. (# 101)

Todos tenemos la posibilidad de este amor y de la reconciliación dentro de nosotros. Todos tenemos las semillas de paz y las semillas de justicia en un corazón amoroso. Guardamos la posibilidad de una nueva cosecha del pan de vida. Esto sucede cuando abrimos nuestro corazón, limpio de toda la falsa decepción y distorsión, y simplemente caminamos con Jesús en el camino hacia el amor, el servicio y la reconciliación. Los pies de nuestras hermanas y hermanos están esperando por el toque limpiador de nuestro amor.
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