Conjeturas de un Observador Culpable-II

 P. 37-38.

“Gandhi preguntó una vez: ¿Cómo puede ser fraternal ese que piensa que posee la verdad absoluta?

Seamos francos sobre eso: la historia de la cristianidad eleva esta pregunta una y otra vez.
El problema: Dios se ha revelado a sí mismo en Cristo, pero Él se ha revelado antes que todo como amor. La verdad absoluta entonces es entendida como amor: sin embargo, no es en la manera que excluye al amor en ciertas situaciones limitadas. Sólo aquel que ama puede estar seguro que aun está en contacto con la verdad, que es de hecho para ser entendido absolutamente por la mente. Por tanto, aquel que abraza la verdad del Evangelio está temeroso de que podría perder la verdad por una falla en el amor, no por una falla de conocimiento. En ese caso, él es humilde, y sin embargo, es sabio. Pero el conocimiento expande un globo en la vida del hombre y le da una integridad precaria en la cual él piensa que abraza en sí mismo todas las dimensiones de una verdad la totalidad que es denegada a otros.  Entonces se vuelve su deber, piensa él,  en virtud de su conocimiento superior, para castigar a aquellos que no comparten su verdad. Cómo puede él “amar” a los demás, él piensa, excepto al imponer en ellos la verdad, la cual ellos insultarían y negarían de otro modo. Esta es la tentación.


En el refectorio (comedor en el monasterio) se está leyendo un libro tendencioso sobre Comunismo.  El comunismo es insidioso.  Deberiamos odiar todo lo que es insidioso, especialmente esta última diabólica insidia que es el Comunismo. Si nosotros realmente lo odiamos odiamos con todo el poder de nuestro ser entonces podemos estar seguros que nosotros mismos somos, y permaneceremos, correctos, libres, sinceros, honestos, abiertos.  Hoy, entonces (se nos dijo) el odio del comunismo es la prueba de un buen cristiano. El compromiso de toda verdad es nuestro odio político. Odio a Castro. Odio a Khrushchev. Odio a Mao. Todo esto está en el mismo suspiro como “el amor misericordioso de Dios” y “los latidos del Sagrado Corazón.” Parece haber otra dimensión que no hemos descubierto…

Crisóstomo tiene algunas cosas buenas que decir sobre ovejas y lobos… “mientras que permanezcamos como ovejas podemos triunfar. Aun cuando podríamos ser merodeados por mil lobos, triunfamos y somos victoriosos. Pero tan pronto como somos lobos, estamos vencidos: porque entonces perdemos el apoyo del Pastor que no alimenta lobos, sino solamente ovejas. (Homilía 34 sobre San Mateo).

Mis comentarios:

Uno de los documentos más importantes en toda la historia de la iglesia es Evangelización en el Mundo Moderno. Fue publicado por Pablo VI en 1976

Esta es su declaración sobre evangelización, la misión básica de la iglesia:
“Para la iglesia evangelizar significa traer la Buena Nueva a todos los estratos de la humanidad y a través de su influencia transformar la humanidad y hacerla nueva…la iglesia evangeliza cuando busca convertir, solamente a través del poder divino del mensaje que proclama, la conciencia colectiva y personal de la gente, las actividades , las actividades en las que se comprometen y sus vidas y ambientes en concreto.” (# 18)

El trabajo de la iglesia es confiar en el poder del mensaje que proclamamos. La gente necesita ser llamada pero son libres de aceptar o no aceptar la llamada. La iglesia necesita ser la oveja permitiendo que el poder de Dios la alimente. No somos los lobos de poder y control,  instrumentos de odio y división.

En nuestra historia, con frecuencia nos hemos apartado del Evangelio si se está odiando a los comunistas, a los musulmanes, a los evangélicos o a los miembros de pandillas. Nuestra tarea es amar. Solamente necesitamos proclamar humildemente con una fe confiable y profunda al Cristo del Evangelio. La Buena Nueva es el Señor. Necesitamos celebrarlo en alegría y apertura. Necesitamos proclamar en paz y en maravilla. Necesitamos vivir en armonía y reconciliación. Necesitamos dejar el ganar y perder en las manos de Dios que con frecuencia nos invita a la victoria por medio de la derrota, a la vida a través de la muerte.

Otro Comentario:

Cuando yo era un sacerdote recién ordenado mi primera asignación fue en una comunidad afro-americana a sólo una milla de distancia de donde yo crecí. Recién se había vuelto una comunidad 100% afro-americana y una de las comunidades más sobrepobladas en la historia de Chicago.

Pronto me sumergí en la experiencia de injusticias que impregnaba la situación: rentas muy elevadas, comerciantes especuladores, escuelas con horarios dobles que siempre estaban sobrepobladas, brutalidad policial, un sistema de salud listo para desintegrarse y el inicio de las pandillas.

La intensidad de esta exposición me permitió ver la defectuosa cultura blanca que me había nutrido toda mi vida. Me volví un joven enojado.

Yo era un ejemplo perfecto de eso de lo que hablaba Merton: usar la verdad como un arma, usando la visión dentro de la injusticia como un instrumento que promovía la división y que estaba muy lejos de un Evangelio de amor e inclusión.

Me tomó muchos años discernir una verdadera respuesta del Evangelio para la realidad. Entonces, como siempre, estaba lejos de una expresión completa del Evangelio que usualmente elude a la mayoría de nosotros.

Una percepción interesante fue que solamente después de varias décadas fui capaz de poner un ojo crítico a la cultura de la comunidad de los afro-americanos y su falla para ser una expresión completa del Evangelio.

Todas las culturas traen regalos y desafíos. Ellas son una manifestación de la cizaña y el trigo también. Ellas, también, necesitan el poder transformador de la evangelización.
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