Sexto domingo del tiempo ordinario

Mateo 5:17-37

Queridos amigos, El Evangelio de hoy es parte del Sermón en el Monte, Jesús está representado como aquel que complementa y trae profundidad y claridad más grande para enseñar el Antiguo Testamento. Mateo es enfático en que no hay desconexión sino complemento con las escrituras judías. Jesús está enfocando “las cosas de más peso de la justicia, misericordia y fe.” (Mateo 23:23).

          En esta sección de Mateo hay seis declaraciones que empiezan: “ustedes han oido que se dijo…pero yo digo…” todas tienen que ver con Jesús llevándonos a un entendimiento más desafiante de las enseñanzas del Antiguo Testamento.  Todas tienen que ver con las relaciones humanas. Jesús dirige estos puntos con su enseñanza universal. El problema es del corazón y la actitud más que meramente de una observación externa.

          El Evangelio de hoy tiene cuatro de estas declaraciones: asesinato, adulterio, divorcio y blasfemias. La próxima semana tendremos los otros dos: venganza y amor de enemigos.

          Cuando yo era sacerdote joven fui instigador por justicia racial. Fui bendecido abundantemente con el entusiamo juvenil y maldito con una abundancia de auto-rectitud juvenil.

          Uno de mis hermanos Carmelitas más viejo y más sabio me dijo que sería más efectivo si yo trabajara llamando hacia el avance y no inscribiendo cuando tratara con la gente. Ya que la viga en mi ojo era de la talla xxxl me tomó un buen rato agarrar la sabiduría del consejo de mi hermano. Lentamente, empecé a enfocar. Llamar hacia el avance y no simplemente inscribir significa dar el debido reconocimiento a la dignidad humana del prójimo.

          Jesús tiene una maniobra clara en el proceso. Las seis declaraciones suyas son una bella expresión de celebración de la belleza y maravilla de la dignidad humana de la gente.

          Aquí está sólo un pensamiento de las enseñanzas de Jesús en la selección de hoy del Evangelio. Hablando sobre “No matarás” Jesús dice, “cualquiera diga, el necio será responsable de ir al infierno ardiente.” (Mateo 5:22)

          Solo piense cuan importante son los nombres y la clasificación en cualquier movimiento  de un grupo por la libertad y la dignidad. Pasamos de “gente de color” a “negros” y a “afro americanos”. Fuimos de “frutas” a “maricas”, de “maricones” a “gays”, de “uno con diferente orientación sexual” a LGBT: lesbianas, gays, bisexuales y transgénero). Cada unos de estos cambios fue un paso más cerca para reconocer la dignidad humana básica de los “demás”.

          El Evangelio tienie un ejemplo perfecto de esto en su historia del Hijo Prodigo. En nuestro sentido común de visión de la realidad, el padre debió haber sido totalmente justificado si le dijera a su hijo, “Tú estúpido”.

          La historia del Evangelio que el padre no solamente no dio tal respuesta sino que mandó a su sirviente que alistara todo para una fiesta para celebrar porque “Este hijo mio estaba muerto y vuelto a la vida; él estaba perdido y ha sido encontrado.” (Lucas 15:23)

          Jesús nos está invitando a ponderar la profundidad del poder de los nombres que usamos para los demás. Estos necesitan expresar y celebrar la dignidad humana de los demás. Necesitan llevarnos a la llamada hacia adelante y no hacia abajo si nosotros estamos llamados “sean perfectos como el Padre del cielo es perfecto.” (Mateo 5:48).

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