El Mensaje de Teresa es Ser Realista

Orando a Nuestra Manera en la Vida

Mi familia era muy seria sobre el hecho de ser católicos. Yo era parte del programa. Uno de los primeros problemas que tuve en este compromiso fue en nuestra parroquia.

Había un arco sobre el santuario. En este arco había una pintura muy grande de una barbacoa. Nuestro santo patrón, el mártir, San Lorenzo, era la barbacoa. Esto verdaderamente me asustó ya que yo aprendí que San Lorenzo fue verdaderamente un buen católico.

A la edad de dieciocho años ingresé a los Carmelitas. Un año más tarde empecé el noviciado donde la capilla guardaba otro desafío. En las paredes había unas pequeñas frases que decían cuan maravilloso era sufrir. Uno en particular me sacudió: ¡es mejor sufrir que morir! Y había una pintura de Santa Teresa con una flecha ardiente perforándole el corazón. Esto me llevó a querer estar mejor en el juego de baseball después de almuerzo.

Estas dos imágenes fueron características de la espiritualidad de mi educación antes del Concilio Vaticano II. Estabamos siendo llamados a salir de la vida y entrar en lo espiritual. Separamos a Dios de la vida. Esta fue una división desastroza. La vida era una cosa. La necesidad de ser espiritual y fiel era verdaderamente una invitación  para entrar a otro mundo. Parecía como si la meta de nuestra oración era retirarse de la vida.

Con el tiempo y con las ideas del Vaticano II aprendí este enfoque de que las cosas del mundo eran totalmente contradictorias al mensaje de Teresa. El mensaje de Teresa es: ¡sea realista! Lo somos, de hecho, somos llamados a orar a nuestra manera en la vida. Nuestro problema es descubrir lo que es verdadero en la vida.

Con mucha frecuencia esta llamada a la realidad es expresada  en el tema recurrente de Teresa en la pronunciada importancia de la humildad y el autoconocimiento.

En la tradición Carmelita la transformación personal y la unión con Dios son centrales. Ellas expresan el destino de cada ser humano. Una mayor parte de esta transformación es la eliminación de la falsa conciencia que nubla y engaña toda la experiencia humana. La Gracia de Dios, particularmente en Jesús, está llamándonos a salir de esta oscuridad hacia una nueva luz. Para Teresa este es el viaje de lo irreal hacia lo real.

Tome por ejemplo un pez y el agua. Es imposible para el pez ver cuanta agua domina su realidad. En la situación humana  es la misma verdad de los falsos valores creados por el mundo, nuestra cultura y el ego. La oración nos da una plataforma para retirarnos del mundo encerrado de nuestros conceptos erróneos. La oración nos llama a la humildad y al autoconocimiento que nos pone fuera del pasaje de la esclavitud de la falsa conciencia, como la del agua envolvente para el pez, para el mundo real que sitúa a Dios en el centro. La oración nos llama a la libertad y a la luz en nuestra transformación en la imagen de Jesús. La oración es el pasaje a la liberación.

Las historias del Evangelio y las parábolas son una invitación para ver nuestra realidad en una nueva luz, eso es una ventaja. Es todo lo demás y así es nuestro encuentro con la persona de Jesús. Esta es una oportunidad para desechar nuestra visión distorsionada del mundo y entrar en el mundo real. Esto es lo que Teresa quiere decir con “orando a nuestra manera en la vida”. Asi es como somos realistas.

He completado veintidos presentaciones para este blog. Aquí hay una lista seleccionada de enunciados que tienen que ver con el tema: ¡Ser Realista! Para mí significa que no nos estamos moviendo de la vida en nuestra espiritualidad  sino que estamos moviéndonos dentro de la vida. Estamos liberando nuestra mente y nuestro corazón de ilusiones y decepciones que mueven la realidad para ponernos a nosotros en el centro. Ser realista es simplemente enfrentar la verdad: Dios es el creador y nosotros necesitamos ver las consecuencias  de eso en lo que es nuestra verdadera realidad.

Esta es la meta de la oración: lento pero seguro, crear un nuevo corazón en la imagen de Cristo Jesús. Es un pasaje gradual de la autoabsorción a darse uno mismo.


¿Qué sucede dentro de nosotros cuando oramos regularmente?
La simple aceptación del hecho que uno no puede cambiar a otra persona viene lentamente y con sacrificio personal. El cambio de actitud, sin embargo, es dador de vida. Esta es la clase de cosas que Dios está resaltando en nuestra oración: el movimiento de la muerte a la vida, de la ilusión a la realidad. Es una invitación para aceptar los valores del evangelio yendo más allá de la palabra hacia la autenticidad.

¿Qué sucede cuando oramos regularmente?
 Para Teresa la “práctica de la oración” era la búsqueda seria de Dios. Esto involucra toda nuestra vida. La liberación de Teresa de la mediocridad era la simple aceptación de la realidad. Esta aceptación la envolvía completamente, su mundo y Dios. Esto la llevó a realzar la importancia de la humildad, del desapego y de la caridad. Estas tres virtudes eran fundamentales para su programa.

El camino desde el entendimiento de la palabra de Dios y del conocimiento de la voluntad de Dios a la capacidad para escuchar y obedecer está lleno con un obstáculo llamado autoconocimiento. El propósito de la oración es dirigirnos fuera de un mundo de autodecepción, ilusiones y un sentido de auto-grandiosidad  que nos coloca en el centro de nuestra conciencia. El proceso lento de la vida de crecimiento en autoconocimiento es una secuencia gradual de pasajes personales en la transformación llamada conversión. Es repetida en muchos niveles. El viaje para reenfocar y reconocer que Dios esta en el centro solamente es posible cuando reconocemos nuestra pecaminosidad y pequeñez. Generalmente no es una parte divertida de nuestro pasaje. Otro nombre para eso es ser realista.

¿Qué necesito hacer para orar más profundamente?
 “El corazón es la verdad más profunda sobre nosotros. Es donde nosotros vivimos cuando somos más auténticos…el corazón es nuestra forma de descubrir lo que verdaderamente es real.”

La oración y la Serenidad del Corazón
En humildad nos aceptamos a nosotros mismos en nuestra finura y quebrantamiento. Ponemos todas las cosas en perspectiva. Somos realistas. Dios es Dios y nosotros somos las criaturas. Esta es la verdad.

Dificultades en la Oración
Mucha de nuestra espiritualidad está enraizada en una visión distorsionada de que Dios está más aquí y menos allá y no está para nada en otro lugar. El hecho es que la fundación de cualquier espiritualidad auténtica e integrada tiene que fluir de la visión de Merton de que Dios es el suelo de nuestro ser y todas las criaturas existen a causa de este regalo. La distorsión está cuando separamos a Dios de sus criaturas en nuestra espiritualidad dividida y aislada.

La Vida es la Gracia más Grande
 Los Carmelitas describen la contemplación en sus Constituciones #17: “La Contemplación es una experiencia transformadora del todopoderoso amor de Dios. Este amor nos vacía de nuestras humanas formas limitadas e imperfectas de pensar, amar, y de comportarnos, transformándolas en formas divinas.”

En su libro “Nuevas Semillas de Contemplación”, Tomas Merton dice:
“La contemplación es un regalo repentino de conciencia, un despertar a la Realidad dentro de todo lo que es real.”

La oración de Teresa es una invitación a ser realista, a estar abierto a la vida en todo su quebrantamiento y límites así como en su belleza y en su maravilla. Aquí es donde encontramos a Dios, no en las ilusiones y decepciones de nuestro auto-centrado corazón.

Contemplación
La visión de Merton de Dios como el suelo de nuestro ser fue incluída en muchos de sus libros incluyendo “La Tierra Escondida del Amor”. Toda la vida pasa en esta Tierra Escondida del Amor. Todo nuestro ser está incrustado en esta presencia de Dios para nosotros. Es por eso que toda vida es sagrada. El problema es que nosotros dividimos y aislamos nuestro entendimiento de cómo Dios está presente para nosotros.  Hay un Zen (escuela budista de meditación) que dice que puede ayudarnos aquí. Afirma que si nosotros entendemos, las cosas son como son. Si nosotros no entendemos, las cosas son como son.

La Vida es la Gracia más Grande
“En el contexto de esta espiritualidad integrada con frecuencia decimos que solo Dios importa. Esto resulta  irreal y negador de vida. No lo es. Necesitamos darnos cuenta que todo lo que es bueno, todo lo que es bello y dador de vida en nuestras relaciones, en nuestras responsabilidades, en el amor más profundo en nuestro corazón, son poderosos y significativos porque fluyen de Dios. Esta bondad y belleza que son tan significativas para nosotros en nuestra experiencia ordinaria son una reflexión de su enraizamiento en Dios. Ver como crecen los niños o ver la muerte pacífica de un familiar que ha sufrido por largo tiempo o abuelos simplemente expone la realidad de la presencia de Dios… el espectro total de nuestras experiencias emerge de la santidad de la vida que es “La Tierra Escondida del Amor.”

“El viaje al centro es el crecimiento en la conciencia que nos permite captar la dispiridad del falso y el verdadero yo. Este es el regalo del autoconocimiento. Es la llamada repetida del Evangelio para elegir el falso o el verdadero yo:  perder nuestra vida para salvarla, ser el sirviente y no el que es servido, ser el último y no el primero. Este viaje de transformación de conciencia es la meta de la oración contemplativa que simplemente nos aclara la forma de ver lo que ya es. En consecuencia, la meta de la oración es crecer en la conciencia de la presencia de Dios y estar constantemente profundizando y clarificando esa conciencia. Estamos invitados a abrazar a Dios dentro de nuestra mente y nuestro corazón. Estamos llamados a ser realistas. Los senderos del amor nos llaman a transformar nuestra vida.”

Estas percepciones del mensaje de Teresa exponen el hecho que: 

1)  Estamos atrapados en una falsa conciencia.

2)  Esta falsa conciencia crea una visión de un mundo que es una gran distorsión de la realidad pero una visión de un mundo que abrazamos como verdadera.

3)  Parte de la visión de este mundo esta basada en el poder de una sociedad que nos define como consumidores.

4)  Estamos atados por los prejuicios profundos y escondidos al proteger nuestros privilegios económicos, políticos, culturales, de genero, sociales y raciales para la exclusión y privación de otros.

5)  El poder del ego está en una lucha constante para evitar cualquier disminución en su control de nuestra falsa conciencia. La tercera morada de Teresa es especialmente fuerte en el poder engañoso del ego. Esto es lo que queremos decir con la auto-absorción.

    La tradición Carmelita siempre ha colocado la necesidad por la transformación personal del ser humano como el trampolín hacia el final, más real en la vida, a la unión con Dios. Ya sea que suceda en esta vida o en la próxima, el corazón humano fue creado para ser uno con Dios. Todo lo que es verdaderamente real en la vida lleva a este llamado. Dios es nuestro compañero en cualquier desarrollo humano auténtico.

    El mensaje de Teresa enfoca toda nuestra energía en este llamado para ser uno con Dios. Si encaja, manténgalo. Si no, desechelo. La oración es la medida para juzgar la autenticidad de la experiencia humana. La oración es nuestra respuesta a la auto-revelación de Dios. La oración nos dirige dentro de la vida de Dios, que a su vez mora en nuestro centro más profundo. Lo que nos impulsa hacia la vida de Dios, lo guardamos. Lo que no, lo descartamos.

    Este es el proceso de transformación. Este es el primero de todos los programas de Dios. Dios nos ama primero con un amor que siempre está buscándonos. Necesitamos estar receptivos para la atracción.

    En este viaje hacia Dios  viene un punto de cambio dramático. Juan de la Cruz lo describe de esta manera:

    La Contemplación no es mas que un secreto, es una pacífica y amorosa afluencia de Dios,que, si no es obstaculizado hace arder el alma en el espíritu del amor…(Noche Oscura 1.10.6)

    Teresa es enfática en que no podemos alcanzar nuestro verdadero yo con nuestros propios esfuerzos. Solamente esta nueva actividad de Dios en contemplación  hace posible la parte final del viaje.

    La contemplación lentamente abre la realidad del arrollador amor que nos llama a la realidad, al misterio que es Dios. Pronto aprendemos que la vida es de una sola pieza. La vida real y la vida espiritual son una sola. La vida terrena es simplemente una realidad que se abre a la vida eterna. Es por eso que Juan de la Cruz dijo tan profundamente, “en el crepúsculo de la vida solo el amor importa”.

    A lo que Teresa se refiere cuando nos dice que seamos realistas es al proceso de la transformación personal. El amor es lo que buscamos. Necesitamos ser purificados para experimentar el amor en su expresión más verdadera.  Cuando se trata de amor solamente Dios puede ofrecer un verdadero trato.

    Necesitamos cambiar muchas cosas para aceptar las consecuencias de este llamado a la transformación y a la unión. Jesús es la invitación de Dios en esta maravilla. Teresa insiste en que pongamos nuestros ojos en Jesús que es el símbolo del apasionado amor de Dios por cada uno de nosotros. Él es la continua invitación de Dios para el intimo amor. En este contexto aprendemos que toda la vida es una preocupación por nosotros. No hay separación de lo santo y de lo ordinario. Todas las cosas que suceden pueden ayudarnos o pueden dañarnos en esta búsqueda por lo real, que es la unión con Dios. La vida es la gracia más grande.
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