LA FIESTA DE CRISTO REY


El último domingo del ciclo-A

Queridos amigos,
Este famoso texto evangélico no es tan simple y directo como parece en la superficie.

No conozco a nadie que haya rechazado a más mujeres necesitadas, sin hogar y adictas y a sus hijos que mi hermana, que es monja. Si tomamos una interpretación literal del texto, ella está en mal estado.

En realidad, ella es una sirvienta de los pobres las 24 horas del día, los 7 días de la semana, como líder de un centro de rehabilitación para mujeres pobres adictas. Sus recursos siempre se agotan al límite. Debido a que el programa es tan bueno, tiene muchos más solicitantes de los que el espacio y el programa permiten. La calidad del tratamiento a menudo hace que las mujeres en recuperación permanezcan hasta dos años. La tasa de recuperación es superior al 90%. Esto es fenomenal.

La profunda lección del Evangelio de hoy es trivializada por aquellos que entran en un viaje de culpa cuando pasan junto a un mendigo en la esquina o en la gasolinera.

He aquí un ejemplo para contextualizar la superficialidad de reducir el texto de hoy al individuo de la esquina. Cuando voy a un hospital, a un asilo de ancianos o a una prisión para visitar a una persona, a menudo muchos otros me piden oración y consejo. Sin embargo, no importa a cuántos ministre, hay innumerables otros frente a mí a los que no llevo.

Después de muchos años de experiencia pastoral, entiendo las palabras poderosas y desafiantes de Jesús de esta manera. Necesitamos comenzar con las responsabilidades de nuestra propia situación de vida. Necesitamos tomar decisiones razonables, responsables y amorosas sobre quién tiene prioridad sobre nuestro tiempo, talento y tesoro. Necesitamos orar y meditar en la invitación del Evangelio a abrir nuestro corazón a las exigencias del amor. Con fidelidad a nuestro compromiso de caminar con Jesús, nuestros ojos se abrirán a horizontes cada vez más amplios donde podremos encontrar con amor la presencia especial de Jesús en "el otro" de nuestra vida.

El amor verdadero nos alejará de la gracia barata de sentirnos bien con una limosna que nos cuesta muy poco y es un inconveniente mínimo. El auténtico llamado de Jesús siempre estará asaltando nuestra conveniencia, comodidad y tiempo. Siempre empezará en casa. Este es el verdadero significado de la frase, a menudo distorsionada, "la caridad comienza en casa". Al mismo tiempo, nunca terminamos con el amor. El amor siempre nos llamará a nuevos y exigentes horizontes.

Mi buena amiga Santa Teresa de Ávila tiene algo bueno que decir sobre este tema. En la séptima Mansión de su Castillo Interior, que es el punto más alto de conexión y entrega a Dios, este es su mensaje. Si estás en las profundidades de la oración y las necesidades urgentes de una hermana llegan a tu conciencia, olvídate de la oración y ayúdala. Teresa dice al final del viaje místico que es: "Buenas obras, hermanas mías, buenas obras".

El mensaje principal del Evangelio de hoy es no poner límites a las exigencias del amor. Siempre debemos estar dispuestos a expandir nuestros horizontes y usar nuestra inteligencia para ver que el verdadero amor siempre nos abre no solo a la misericordia y la compasión, sino también a las exigencias, a menudo más costosas, de la justicia y la paz.

Este famoso texto evangélico, tan apropiado para la fiesta de hoy de Cristóbal Rey, nos dice que seremos juzgados por una cosa: el amor. Se nos da una imagen clara del amor que es concreto, presente y activo. Este amor se realiza en obras que muestran un servicio compasivo. Estas obras nos llevan a Cristo presente en las personas de nuestros hermanos y hermanas.

Hay otra verdad oculta en la lectura del Evangelio de hoy. No nos dice que seremos juzgados como cristianos o no cristianos. Del mismo modo, ser miembro de la iglesia o no miembro no es el tema en cuestión. Jesús nos dice hoy que seremos juzgados por cómo hemos respondido a las necesidades de las personas en nuestra vida, especialmente a los pobres y marginados.
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